Nacida en España, padre estadounidense y madre vasca
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Danielle vivió en San Sebastián toda su infancia y adolescencia, nunca supo que quería hacer una vez acabado bachiller, pero algo tenía claro, no iba a seguir el camino de todos sus conocidos.
Ellos irían a la universidad, seguirían estudiando mientras que ella, ella de verdad no tenía ni idea de que hacer...
En su mente siempre había tenido esa fantasía de ser actriz, incluso todavía recuerda esas tardes en su habitación en las que se montaba entrevistas ficticias en la cabeza o como posaba delante de los photocalls con su mejor vestido y sus más altos tacones. Pero todo aquello solo era una ilusión.
A la temprana edad de 17 años se mudó a Madrid, no sería actriz, pero si se involucraría de lleno en ese mundo lleno de glamour. Desde pequeña había visto el glamour en el Festival de Cine de San Sebastián, siempre impresionada con los looks y los maquillajes de las artistas de cine que tanto admiraba. Así que sin darse cuenta decidió convertirse en esa maquilladora que daría aún más glamour a los artistas.
En Madrid tomo clases con los mejores maquilladores de la capital, se sintió sola mucho tiempo, pero con el tiempo conoció a Álvaro y a Vega, sus mejores amigos desde entonces.
Aprendió a base de errores, trabajo duro y consigo llego su éxito, una vez acabo el último curso su profesor Ángel la invito a trabajar para él en una superproducción audiovisual para Netflix, allí trabajó durante dos años, tres temporadas. Pero quería algo más, con el dinero que había ahorrado trabajando duro se mudó a Londres, allí se interesó por el mundo de la alta costura y las pasarelas, la ciudad entera se volcaba con el evento, algo que le recordaba a cómo su propia ciudad se volcaba con su amado festival de cine.
Hizo varios castings, muchos castings, no nos vamos a engañar, este mundo no era nada sencillo. La contrataron como sustituta, es decir, si alguna compañera no podía llegar, se ponía mala o tuviera cualquier inconveniente, ella sería su reemplazó, el primer día todo salió bien, el segundo también no fue hasta el quito día que su compañera se rompió el brazo de camino a la pasarela que ella pudo trabajar.
Marion su jefa de pasarela, quedo encantada con su trabajo, y Danielle sintió esa adrenalina tan difícil de explicar. Solo sabia una cosa quería más, quería experimentar eso cada día de su vida.
Poco después, Marion la llamo para seguir trabajando en su equipo, hizo portadas para famosas revistas, trabajo en las mejores pasarelas de toda Europa, estuvo en varias producciones audiovisuales y sí, consiguió tener un nombre en aquel sector tan loco.
Pero su vida dio un giro inesperado aquel el 6 de febrero del 2021, cuando su madre la llamo llorando, a penas podía entenderla, "Papa ha muerto" y con ello todo su mundo se vino abajo.
Dejo el trabajo, cogió un vuelo de camino a casa, lloro junto a su madre hasta quedarse sin lágrimas, se encerró en su cuarto y no salió por meses.
Julio de 2021
Ángel, su primer jefe la llamo, insistió varios días seguidos, tal vez fueron semanas su forma de percibir el tiempo había cambiado. Un día, por fin, se decidió a cogerle el teléfono, ya no aguantaba más aquella insistencia por parte de él.
- Danielle, por fin me coges, sé que no estás bien y créeme que lo entiendo.
No hubo respuestas por su parte, solo silencio al otro lado de la línea.
- Tal vez no quieras hablar conmigo, pero tengo una gran propuesta para ti, este año la marca Chanel a contado con nuestra academia para ser los maquilladores oficiales del festival de cine de tu ciudad, ¡de tu ciudad! Sé desde qué te conocí lo importante que es ese festival para ti y me encantaría, ¡no! Me haría muy feliz que estuvieras ahí junto a mí.
El silencio seguía apoderándose de la llamada, pero algo en su cabeza despertó haciendo que sus lágrimas brotaran de nuevo.
- Tranquila, aún tienes tiempo para pensarlo, pero recuerda es tu sueño y puedes lograrlo.
"Es tu sueño y puedes lograrlo" es la frase que Ángel no paro de decirle desde que le conoció, aquel hombre se volvió todo un amigo y un gran mentor. No podía dejar pasar este momento, no, no lo haría. Hizo lo imposible por salir de la cama, le costó, le costó muchísimo, los días pasaban y ella seguía intentándolo. Cada día avanzaba un tramo más por el pasillo, mientras que su madre aguardaba cada día esperanzada de verla salir oficialmente de su cuarto. Nueve días después llego al salón, el décimo se duchó y el duodécimo llamo a Ángel.
- Ángel cuenta conmigo, el 16 de septiembre me tendrás ahí
Los días siguientes por fin salió de casa, el sol casi la cegó por completo, pero camino firme hasta el mar, su padre siempre decía que el mar era curativo y ahí estaba ella contemplando el atardecer de un agosto muy diferente.
Los días pasaron y Danielle puso en marcha su bolsa de maquillaje, practico maquillajes en el rostro de su madre y amigas y cada día fue soltando un poco más la brocha, practico cada día hasta que llego ese ansiado 16 de septiembre.
