DJO

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- Danielle -

Los doce días siguientes pasaron a una velocidad vertiginosa, fueron días de papeleo, de sacar el pasaporte, el visado, la tarjeta sanitaria, preparar las maletas y buscar el vuelo.

Cada día Álvaro y yo nos llamábamos para recordarnos las cosas el uno al otro y ver como íbamos, estábamos cagados de miedo, pero había una ilusión enorme en nuestras voces, esto es lo que necesitamos, nos repetíamos una y otra vez.

Álvaro era el tío más guapo que había visto nunca, su defecto le gustaban los hombres, así que por desgracia nunca tendríamos nada. Eso si manteníamos una promesa, una especie de juramento, si a los treinta seguíamos solteros nos casaríamos y adoptaríamos un perrito juntos.

¿Os imagináis casándoos con vuestro mejor amigo? A nosotros siempre nos ha parecido una fantasía. Por suerte Álvaro y yo somos prácticamente iguales, siempre hemos tenido esa de broma de decir que somos hermanos de padres separados. Tenemos los mismos gustos, las mismas creencias y creo que convivir juntos por primera vez será nuestra prueba de fuego.

Así que ahí estábamos en ese aeropuerto de Madrid con lágrimas cayéndonos por el rostro, despidiéndonos de nuestros familiares. Llore en el hombro de mi madre por un buen rato, no quería despedirme de ella, estaba aterrada, pensando en todo lo que podía salir mal, pero lo hice, me despedí de ella.

- Te quiero mucho - dijo ella por última vez

- Yo te quiero muchísimo más - dije llorando en su hombro antes de separarme de ella

Una vez me despedí de los padres de Álvaro que se sentían como parte de mi familia, abrace una última vez más a mi madre. Sí, lo sé, soy una sensible.

Ya dentro pasamos los controles de seguridad y acceso y cuando por fin nos sentamos en el avión todo se tranquilizó, empezábamos nuestra vida juntos en la ciudad de nuestros sueños. El viaje se nos hizo eterno, creo que en parte por los nervios de llegar, en el viaje tuve la suerte de entretenerme viendo varias películas de las recién estrenadas "Last night in soho" fue mi favorita y eso que di varios botes mientras la veía, una cosa que debéis saber sobre mí es que odio las películas de miedo.

Después de ocho horas muy largas, por fin aterrizamos, el JFK era realmente enorme, prácticamente nos perdimos para salir, todo un cuadro, pero por fin llegamos a nuestro destino, posiblemente el hostal más cutre de toda la ciudad, pero estábamos demasiado bien ubicados literalmente nos encontrábamos frente a Central Park.

Como se nos hizo de noche y no conocíamos nada de la ciudad, antes de salir y perdernos de nuevo, nos decidimos a comprar algo de cena en un puesto callejero cercano al hostal para así subirnos directamente a descansar.

- No me creo que esto esté pasando - dijo Álvaro lanzándose sobre el colchón

- Yo tampoco me lo creo, se siente demasiado irreal - dije siguiendo sus mismos pasos

Después de gritarnos entre nosotros por varios minutos emocionados, escribimos a nuestros padres para decirles que todo estaba bien, que habíamos llegado bien.

Al día siguiente nos despertamos junto al amanecer, no os imagináis lo bonito que fue, ese mismo día decidimos visitar varios pisos por toda la ciudad, nos gustaron un par, no eran lo mejor, pero tampoco lo peor, no sé ni como, pero convencí a Álvaro de que nuestro futuro piso tendría que ser sin amueblar. Desde hacía años seguía una cuenta en Instagram donde publicaban muebles que la gente desechaba en perfecto estado y siempre supe que cuando llegaría a Nueva York mi piso sería amueblado con todos esos increíbles muebles y a mi gusto. Así que después de ver la página y poner alguna que otra cara rara, Álvaro acepto mi propuesta.

Para nuestro sexto día en la ciudad ya teníamos las llaves del piso y el contrato firmado por un año, el piso se encontraba situado entre Brooklyn y Williamsburg así que nada mal.

Esa misma tarde de octubre con las hojas cayendo fuimos en busca de trabajo, cualquier trabajo nos valía con tal de poder estar económicamente más tranquilos, entonces la vimos se trataba de una cafetería "The Brooklyn, heart repaired" en la que se buscaban varios empleados. Nunca habíamos trabajado en nada parecido a la hostelería, pero por suerte no nos pidieron experiencia, así que días después de hacer la entrevista comenzamos a trabajar. Era ideal, no estaba muy lejos del piso, los clientes eran bastante amables y teníamos el mismo turno, por lo que al salir teníamos toda la tarde para conocer la ciudad, buscar muebles y echar curriculums en nuestros respectivos sectores.

Álvaro era wedding planner y encargado de organizar eventos, había trabajado para una gran empresa en España hasta que lo dejo. Yo como bien sabéis soy maquilladora, así que nuestros caminos se juntan con frecuencia. Dejamos nuestros curriculums en varias empresas esperanzados de que nos llamaran, pero no hubo suerte o no todavía.

Para mediados de noviembre el frío se instaló en la ciudad, nunca habíamos experimentado tanto frío, pero para ese entonces ya teníamos parte de la casa amueblada, cada uno tenía su cama algo muy importante, un sofá enorme, una mesa en la que por fin podíamos comer y varias cosas más. No es por poneros los dientes largos, pero nos estaba quedando un pisazo.

Ese mismo mes una vez asentados llamé a Vega, por fin le conté que estaba viviendo en la ciudad junto con Álvaro, se alegró muchísimo y decidimos quedar ese mismo viernes para salir a cenar e ir a un concierto para el cual tenía varias entradas.

Así que ahí estábamos, viernes noche. Me puse mi mejor vestido negro junto con unos buenos tacones, me pinte los labios del rojo más potente que tenía y deje mi pelo suelto, Álvaro llevaba su chaqueta de cuero que tanto me gustaba, sé qué algún día sé la robaré, pero hoy no será el día.

Quedamos en la estación de tren y de ahí fuimos a uno de los bares de moda de la ciudad, comimos la mejor pizza junto a varios platos de pasta, en definitiva nos pusimos las botas.

- Y contarme cómo es que de pronto estáis aquí? - pregunto Vega con gran emoción

- Lo cierto es que venía yo solo y en el último momento esta señorita se apuntó - comentó Álvaro entre risas, no pude evitar reírme

- Es cierto, me dio tanta envidia que me dije y ¿por qué no? Así que aquí nos tienes - todos reímos

- Oye y a todo esto Sydney, ¿por qué no ha venido? - pregunto el castaño - Nos moríamos de ganas por conocerla oficialmente en persona y no a través de una pantalla

- Ay, eso, es que la pobre tenía guardia esta noche, es de ahí que tenga entradas de sobra para el concierto que le comente a Danielle

- Cierto, no lo recordaba - confesé - ¿a quién vamos a ir a ver?

- DJO. Es un grupo que le encanta a Syd así que tendré que grabarle muchísimos videos para que no se enfade más de lo que ya lo está por trabajar hoy.

"QUÉ PUEDE SALIR MAL"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora