Una carta

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- Joe -

Pasaban demasiados minutos desde que Danielle había ido a buscar el hielo, así que seguí sus pasos a la cocina.

Ahí estaba frente a la nevera de espaldas a mí.

- ¿No encuentras el hielo? - pregunté, pero no tuve respuesta. Se encontraba inmóvil observando la nevera, entonces me di cuenta. Una vieja foto con Madison decoraba mi nevera.

Madison, os prometo que la había olvidado, que ya no significaba nada para mí, pero esa foto me recordaba lo jodido que había estado después de que se fuera, era una especie de recordatorio para no enamorarme.

- Danielle, esa foto no es lo que parece - dije tras ella

- ¿No es lo que parece? Mantienes la foto descolorida de alguien que solías amar, y yo no puedo dejar de desear que solo la olvidarás - susurro casi al final

- Ella no significa nada, la olvidé, te lo prometo. Es cierto que lo significó todo en un momento de mi vida, pero ya es pasado. Es lo único que mantengo de ella - admití

- ¿Por qué? ¿Por qué en la nevera? - me preguntó confundida

- Cuando se marchó de mi vida de la peor manera posible, de la noche a la mañana, quemé todo, cada foto, cada regalo, cada entrada, todo. Después de pasarme varios meses encerrado, llorándole, apareció esa foto, ese mismo día la coloqué en la nevera cómo un simbolismo para no volver a enamorarme, no quería volver a sufrir

- Lo entiendo

- No, no lo entiendes, no puedes entenderlo - alce la voz - No te puedes ni imaginar el infierno que fue aquello

- Créeme que lo entiendo, mi corazón también se rompió de la noche a la mañana - elevó su voz

- Lo siento - Sentí vergüenza, cómo había sido capaz de decir eso, ella había perdido a su padre para siempre, de un momento a otro

No podía ni imaginar el infierno que había vivido, y ahí estaba yo hablando de Madison. Por un momento pensé que ese sería nuestro final, que ya no habría más paseos por la playa, ni más cenas, ni más bailes a la luz de la luna, pensé que se iría para siempre, enfadada, triste o decepcionada conmigo, así que sin mediar palabra arranqué la imagen de la nevera y la hice añicos.

Me sentí liberado.

- ¿Por qué has hecho eso? - me preguntó ella aún más confundida

- Ella no es nadie para mí, no merece seguir ahí ni un segundo más

- Y, ¿qué hay de tu simbolismo para no enamorarte?

- Es tarde, muy tarde, no ha funcionado - sonreí triste

Su mirada se iluminó de nuevo, esa mirada azul de ojos penetrantes. Era como ver el océano a través de ellos, yo sonreí como un idiota, loco, enamorado.

Después de todo cenamos entre risas y caricias. Era incapaz de apartar mi mano de su mano.

- ¿Ya lo has descubierto todo sobre mí? - pregunté

- ¿Qué? No, claro que no

- Tienes toda la información al alcance de tu mano, podías haberme buscado y saberlo todo sobre mí

- Entonces jugaría con ventaja y eso no me gusta, aunque he de admitir que si he visto fotos tuyas en internet

- Seguro que salía en todas así - imite un extraño gesto de ojos medió cerrados y la boca abierta, ella comenzó a reír a carcajadas

- No salías así, salías más bien - imitó mi pose estrella, esa en la que me coloco la camisa o el reloj imaginario - Pero no es lo que crees, fue mi amiga quien busco fotos de ti

- ¿Con qué ya les has hablado a tus amigos de mí? - pregunte coqueto

- Sí - dijo avergonzada - Oye, pero tú también lo has hecho

- ¿Yo?

- Natalia y Charlie, supongo que saben alguna cosa sobre de mí

- Cierto, saben que me has vuelto loco - admití

- Sabes que eso no es bueno, ¿verdad? - dijo ella

- ¿Por qué? - pregunte confundido

- No quiero que acabes en un manicomio lejos de mí - río a carcajadas y yo con ella

- Ja Ja muy hábil. Ya sé qué haremos, para jugar en las mismas condiciones y para que nos conozcamos como el resto de ser humanos, haremos una lista, una especie de carta

- ¿Una carta? No creo que a día de hoy alguien se conozca por carta

- Nosotros sí. Escribe diez cosas que deba saber de ti, y yo escribiré 10 cosas sobre mí, después nos lo intercambiaremos y lo leeremos en voz alta, ¿sí?

- Estás loco Joe Keery, pretendes que me muera de la vergüenza en nuestra segunda cita

- ¿Así qué esto es una cita? - pregunte burlón, al ver que no obtenía respuesta proseguí -Confía en mí, será divertido.

Me quedé pensando en sus palabras nuestra segunda cita, esperaba tener millones, millones de momentos a su lado.

Comencé a escribir mi lista, en que momento se me había ocurrido aquella estupidez y encima con tantos números, era buena idea, me grite a mí mismo. Escribí y borre cosas demasiadas veces, a ella se le veía concentrada escribiendo punto por punto, pero, ¿Qué le cuentas a un casi extraño que haga que quiera quedarse a conocerte?

1. ̶M̶e̶ ̶g̶u̶s̶t̶a̶s̶

2. ̶N̶o̶s̶ ̶c̶a̶s̶a̶r̶e̶m̶o̶s̶ ̶e̶n̶ ̶l̶a̶ ̶p̶l̶a̶y̶a̶,̶ ̶c̶o̶m̶o̶ ̶c̶o̶m̶e̶n̶t̶a̶s̶t̶e̶

3. ̶Q̶u̶i̶e̶r̶o̶ ̶h̶a̶c̶e̶r̶t̶e̶ ̶f̶e̶l̶i̶z̶ ̶y̶ ̶q̶u̶e̶ ̶t̶ú ̶m̶e̶ ̶h̶a̶g̶a̶s̶ ̶f̶e̶l̶i̶z̶

- Y bien, ¿ya has terminado? - pregunto curiosa, intentando ver mi papel

- Casi - mentí, ni siquiera tenía una palabra

Después de un largo tiempo y de repasar punto por punto lo escrito, estaba listo.

"QUÉ PUEDE SALIR MAL"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora