- Danielle -
- Por fin tendrás que conocer a mis amigos y a mi familia - dijo Joe tras mi respuesta
- Conozco a Caroline. Y a Charlie y Natalia
- Solo ellos no cuentan, no puedo mantenerte más tiempo oculta del resto, mi madre se muere por conocerte. Caroline no para de hablar de ti - respondió casi al instante riendo
- Está bien conoceré a todos y tú conocerás a mis amigos y a mi madre, después nos mudaremos - dije vacilante
- Después? - pregunto con tono de preocupación - Pensé que sería en cosa de semanas
- Es broma tonto, me mudaría a vivir contigo mañana mismo si fuera posible - le respondí rodeando su cuerpo con mis brazos
El cuerpo de Joe se sentía un lugar tan seguro. Joe era la persona que más segura de mi misma me hacía sentir, nunca antes había experimentado esa sensación de llamar hogar a alguien.
Joe era mi hogar.
Bese sus labios con todo el amor que me hacía sentir, un amor que llevaba demasiado tiempo oculto, fue un beso cálido y algo húmedo. Joe rodeó mi cadera con sus manos y me devolvió el beso, un beso lento, lleno de amor.
En cuestión de segundos el amor se intensificó aún más, y mi piel ardía ante su tacto.
Me beso en línea recta hasta llegar a mi cuello con el que se perdió por varios minutos, a medida que fue bajando por mi cuerpo se deshizo de mis prendas, no se dejó ni un solo trozo de mi piel sin besar, aquello me hizo arder de placer. Cuando por fin llego a mis pantalones no lo dudo ni un solo segundo y también se deshizo de ellos.
Antes de seguir lo hice volver a mis labios, necesitaba sentirlos.
Me recorrí a besos cada uno de sus lunares. Él recorrió mis labios dibujando un corazón, fue entonces cuando me di cuenta de que esto era real, que el amor que sentíamos era real.
- Te quiero - no pude evitar decirle que lo quería, era la verdad, lo quería y lo querría en esta vida y en las siguientes, aún nos encontráramos en otros cuerpos
- Te quiero - me respondió besando mi frente
Y allí desnuda en sus brazos lloré
- Ey, qué pasa? - se apresuró a preguntarme asustado acariciando mis mejillas
- Soy tan feliz - me reí llorando, la expresión de Joe se relajó al instante.
Nada más decir aquello, un extraño escalofrío recorrió mi cuerpo, llevaba mucho, incluso demasiado tiempo sin sentirme plenamente feliz. En cuestión de poco más de dos meses, el chico que tenía en frente mirándome como si viera la mayor obra de arte, había conseguido hacerme feliz, feliz de verdad.
La angustia en mi pecho se había desvanecido por completo, los lloros repentinos habían cesado, no os voy a mentir, a veces estaba bien sentir dolor, pues el dolor nos hace humanos como dice mi madre, pero sentir la felicidad con alguien y contigo mismo, eso era otro rollo. Solo me quedaba rezar a todos los dioses por que este sentimiento se mantuviera por el resto de mi vida.
Pasamos del amor, al calor y después al lloro en cosa de poco tiempo, pero así era el amor, un mar de emociones cada día.
Y allí, entre lágrimas, risas y amor, dejé que entrara en mí.
Los días siguientes los pasamos juntos buscando nuestro futuro piso, recuerdo el momento en el que se lo conté a mi madre, creo que casi le dio un infarto al escucharme decir que me iría a vivir con casi un completo desconocido. Joe y mi madre habían hablado en varias y esporádicas ocasiones, y le caía bien, como no le iba a caer bien, pero no lo conocía. No conocía lo que me hacía sentir, ni conocía como era nuestro amor.
El recuerdo con mis mejores amigos era mejor y aunque tampoco conocían a Joe se alegraron por mí, hubo gritos y festejos por mi felicidad. Las vidas de todos ellos seguían prácticamente igual que cuando los deje, a excepción de Paul y Vanessa que oficialmente se habían convertido en novios, aquello me hizo pensar en que Joe y yo nunca nos habíamos dicho o preguntado si éramos novios, pero supongo que cuando el amor roza la locura, pierdes cosas por el camino.
- Y bien, cómo va la búsqueda del piso perfecto? - preguntó Caroline en cuánto nos sentamos en la mesa
Habíamos quedado a comer con ella en algún punto intermedio entre el centro y nuestro siguiente piso.
- Agotador - respondió Joe derrotado
- Eso es porque le pones quejas a todo, que si es muy pequeño, que si la orientación no es la adecuada, que si el estudio no es lo suficientemente grande - rodé los ojos
- Estáis completamente seguros de que queréis vivir juntos? - mire a Joe llena de dudas, pero entonces sonrió y dijo sí, con tal seguridad que me lleno de seguridad a mí
- Sí, claro que sí - respondí sin dudar
- Y si en vez de un piso buscáis una pequeña casa? Así Joe podría tocar sin molestar a los vecinos y tú, Danielle podrías hacerte que sé yo, un cuarto tocador con todo el maquillaje y ropa que tengas, incluso Sirio tendría jardín para correr o lo que haga
- Me gusta la idea, qué dices preciosa?
En mi mente se agolparon demasiados miedos, pero quería que esto funcionará, así que por qué no
- Me encanta - respondí asintiendo para terminar de creérmelo yo misma
Aquella misma tarde, después de recorrernos varios vecindarios y ver varias casas, dimos con nuestra casa.
Era perfecta, no era demasiado grande ni demasiado pequeña, se situaba entre una pequeña cala de mar y un enorme bosque. Los vecinos más cercanos se encontraban a varios kilómetros, por lo que Joe perfectamente podría tocar su música.
- Si están completamente seguros pueden firmar hoy mismo - dijo la mujer
Entonces un el miedo vertiginoso se apoderó de mí, quería hacerlo, claro que quería, pero y si salía mal?
La mujer extendió el contrato arrendatario sobre la mesa
- Estás seguro de esto? - pregunté a Joe con la voz temblorosa
- Que si estoy seguro de irme a vivir contigo a una preciosa casa? Sí, por supuesto que sí
- Pero
- Pero qué?
- Perdone, nos disculpa un segundo - dije dirigiéndome a aquella mujer que nos miraba sin perder detalle, al fin asintió y salió al jardín
- Y bien? - pregunto Joe de nuevo
- No sé si esto que estamos haciendo está bien, y si es demasiado pronto? y si te cansas de mí? y si todo sale mal y vuelvo a irme con el corazón hecho trizas? no sé si podría soportarlo - dije comenzando a llorar
- Ey! claro que está bien, no quiero prometerte que todo ira bien por qué no sé si será cierto, pero - dijo intentando calmarme, pero no lo consiguió
- Oh vamos, tú eres Joe Keery, tu vida es caótica e imprevisible y cambia constantemente, y yo solo soy yo. Y tengo miedo de dejar mi vida atrás por un espejismo
- Pero no es un espejismo, esto que sentimos ahora mismo es real. Llevaba mucho, demasiado tiempo sin sentir lo que siento ahora, contigo. Y tu, tu eres la chica más especial que he conocido en mi vida. Y te quiero tanto, y sé que te voy a querer toda mi vida porque me has hecho volver a creer en el amor, y te repito que no sé si estaremos juntos para siempre, pero sé que ahora mismo quiero esto y lo quiero contigo.
- ¿Conmigo? - dije sollozando
- Contigo - me volvió a repetir
Y en ese trance de segundo hasta llegar a besar sus labios, me imaginé nuestro presente, nuestro perfecto y caótico presente al que me aferraría con todas mis fuerzas hasta convertirlo en nuestro futuro.

ESTÁS LEYENDO
"QUÉ PUEDE SALIR MAL"
RomansElla era maquilladora, el era actor ¿Qué podría salir mal entre ellos?