Ilusiones fallidas

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- Joe -

Pase los días siguientes mandándole flores, cafés y bombones al trabajo, nada servía.

Seguía sin cogerme el teléfono, sin responder a los miles de mensajes que le dejaba cada día, ni siquiera me miraba cuando aparecía para pedirle perdón. Estaba desesperado por que al menos me escuchara, pero no había manera.

Sabía lo muy dolida que estaba y lo entendía, de verdad que lo entendía, pero necesitaba que ella entendiera mi punto de vista y no pararía hasta lograrlo.

- Danielle -

Joe me llamaba cada día y me dejaba mensajes que no llegaba a oír o tan siquiera leer.

Sabía perfectamente que estaba siendo egoísta, mala e incluso cobarde por no querer escucharle, pero no quería cargar con nadie que tuviera miedo a querer, no quería a alguien que siguiera anclado en su pasado más que en su presente.

- Danielle, puedes venir? - mi nueva superior interrumpió mis pensamientos, asentí y seguí sus pasos - Bien, siéntate. Tenemos que hablar - esas palabras nunca podían ser buenas

- Claro, dime - fingí con mi mejor sonrisa no estar preocupada

- Lo primero la persona que te manda flores, comida tiene que parar - asentí - Y lo segundo tienes un nuevo cliente para el día ocho

- Pero eso es pasado mañana y las pruebas?

- Exacto, las pruebas las realizaréis hoy, pues acaba de llegar. Adelante, por favor - rodé los ojos y respire hondo, me tocaría fingir de nuevo con una novia nerviosa por el gran día de su boda

- Buenos tardes - no podía ser, me giré para ver el rostro de cuya voz ya conocía y lo vi, ahí estaba apoyado en el marco de la puerta con su pelo perfectamente despeinado y su perfecta sonrisa amplia

- No puedo hacerlo - respondí al instante

- Qué? Claro que puedes, no tienes nada más - se apresuró a decir mi jefa, Lily. - Si nos permites un solo momento Sarah te acompañará al salón y enseguida Danielle estará allí - Joe asintió feliz y yo rodé mis ojos sentándome de nuevo en su despacho

- No pienso hacerlo - dije nada más quedarnos solas

- Qué te pasa? Es una maravillosa oportunidad

- No la quiero - me apresuré a decir

- Me da igual lo que quieras, tendrás que hacerlo. Ha pagado de más por contratarte - volví a rodar mis ojos cansada

- Lo haré, pero no esperes amabilidad por mi parte - le avisé claramente

- Piensa en cuantos trabajos puedes lograr si lo haces bien, ahora que empiezas tu propio sello te vendrá muy bien, él te informará sobre el día ocho

Puse rumbo al salón, mi compañera Sarah hablaba con Joe entre risas.

Una vez llegue a su altura, Joe se despidió de ella y puso sus ojos en mí. Me susurro un "esta era la única forma" que yo fingí no oír mientras preparaba la mesa de maquillaje

- Está bien, tengo que ponerte una bata o te mancharé la ropa - dije asqueada por la situación, él asintió. Cogí una de las batas del estante, rodee su cuerpo atándole la bata al cuello, creo que lo hubiera ahogado allí mismo

Comencé preparando su piel con crema, para seguidamente empezar a maquillarla. Ninguno de los dos decíamos nada, él me observaba y yo simplemente trabajaba

- Ya habéis hablado sobre el día ocho? - nos interrumpió Lily

- Estaba a punto de decírselo - se apresuró a decir Joe, yo lo miré expectante - Verás, hemos pensado que vengas a mi casa y me maquilles allí - mis ojos se abrieron como platos ante tal sugerencia - Y luego podrías venir a la premiere para hacer contactos - estaba preparando mi respuesta mentalmente cuando Lily hablo

- Estará encantada - respondió mi maravillosa jefa por mí. Al instante de eso desapareció hasta su despacho

- Entonces vendrás? - insistió de nuevo Joe, yo rodé mis ojos y asentí

Pasaban veinte minutos desde que Joe se había ido y desde que yo había puesto rumbo a mi casa. De camino hablé con Vega, mi leal mejor amiga que creía en el amor y aún más en el nuestro.

- Estoy tan segura de que tiene una sorpresa increíble preparada para ti - yo sonreí ante su entusiasmo

- Ojalá, la verdad es que lo echo de menos - Vega grito a la otra línea del teléfono emocionada ante mi comentario, eso hizo que nos riéramos a carcajadas

Dos días después de aquello me encontraba frente a su puerta esperando a que esta se abriera.

Un Joe en chándal apareció entonces. Entrar de nuevo en esa casa después de lo sucedido en ella me tenso al momento, pero debía demostrarme a mi misma que era una gran profesional y que todo aquello no me afectaba lo más mínimo.

Después de un largo rato lleno de tensión en silencio, acabe. Joe se adentró en su habitación mientras que yo termine de recoger todo.

- Puedo beber agua? - pregunté a gritos desde el salón

- Sí, en la cocina - me respondió gritando

Aquella fue nuestra primera conversación, si se le podía llamar conversación. Había llegado a su casa con la esperanza de arreglar las cosas después de hablar con Vega sobre ello, pero ni siquiera nos habíamos dirigido una sola palabra hasta ahora.

Me adentré en la cocina y entonces lo vi, había colocado nuestras fotos y las listas que creamos en la nevera. Una lágrima llena de emoción inundo mis ojos.

- Estás bien? - pregunto tras de mi

Me moría de ganas por gritarle que lo echaba de menos y que lo quería, pero el orgullo pudo conmigo

- Sí - respondí girándome para verle - Al menos mejor que tú - reí - Tienes la americana fatal - él se rio conmigo y todo se sintió tan bien por un momento

Me acerqué hasta él para ponérsela bien. Sentirlo de nuevo tan cerca me erizó la piel.

Joe me observaba sonriente mientras yo ardía en calor ante su mirada.

Estaba a punto de caer rendida a sus pies, de rogarle por quedarnos allí y arreglar las cosas, cuando una chica castaña espectacular abrió la puerta, me separe al instante.

- Hola, soy Caroline. Debes de ser Danielle - me dijo acercándose hacia mi

- Sí. Si me disculpáis tengo que terminar de recogerlo todo. - Sin esperar respuesta, salí huyendo hacia el salón.

¿De verdad había sido tan estúpida como para creer en las falsas ilusiones que Vega me había estado creando?

Lo cierto es que si, de verdad, me creí aquello, de verdad, pensé que las cosas me saldrían bien por primera vez en mi vida, y aquí estaba de nuevo con las lágrimas al borde de derramárseme, maldiciendo su nombre y el de aquella preciosa chica.

"QUÉ PUEDE SALIR MAL"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora