El fin

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- Danielle -

El fin de semana en Chicago fue el reflejo de lo que éramos, pero no estábamos siendo.

Paseamos agarrados de la mano, nos besamos en cada esquina, tomamos chupitos de tequila en cada bar, nos acostamos cada noche uno al lado del otro y todo se sentía bien, tan bien que parecía imposible de destruirse.

Pasamos toda la mañana del sábado con Ben, Nathan y Zoë, y con las pequeñas, Olivia y Amy. Sí, perdón, me había olvidado de contaros qué hace poco más de un mes Amy llegó a sus vidas y también a las nuestras.

Nathan y Zoë tenían todo lo que yo siempre había llegado a soñar de niña. Eran un matrimonio perfecto que se había enamorado en el instituto, que se demostraban el amor que se sentían a cada instante y que ahora tenían dos pequeñas y preciosas muestras de ello.

- Alguna vez has soñado con ser padre? - dije recostada en el hombro de Joe

- Supongo que sí

- Y quieres serlo? - pregunté curiosa

- No lo sé, por una parte, creo que sería un padre guay, pero otra creo que sería un desastre. ¿Tú quieres ser madre?

- No lo sé, supongo que me asusta

- ¿Qué te asusta?

-No lo sé, últimamente todo me asusta, el mundo, la gente, todo - confesé

- Ey, tranquila - dijo aferrando sus brazos a mi cuerpo - Todo estará bien

- Nada está bien - dije apartándome de él y levantándome del sofá - No estoy bien, siento que no puedo más, que voy a caer y no me voy a levantar

- Dime que te pasa y lo solucionaremos juntos - me respondió levantándose a mi lado

- Ese es el problema, no sé qué me pasa, siento dolor, físico y mental, me siento cansada, me siento asustada, a veces siento que no respiro y que el mundo me va a tragar - dije comenzando a llorar - No puedo soportar más este dolor, no lo soporto - dije agarrándome el pecho

- Dame ese dolor, ¿sí? Lo soportaré por ti

- Nadie debería cargar con el dolor de otro

Pasados unos segundos en silencio, volví a hablar

- Te quiero, te quiero muchísimo

- No digas eso, por favor

- ¿No puedo decir que te quiero?

- No, no cuando ese te quiero suena a despedida

No supe que responderle, me quede en silencio hasta que él retomó la palabra de nuevo

- Sé que el mundo asusta, apesta y da miedo, pero tú eres mi persona favorita en todo el mundo y no voy a dejar que este sea nuestro final - dijo con los ojos cargados de lágrimas aun sin derramar

- Joe, yo no he hablado de nuestro final, no quiero que sea nuestro final. Quiero estar contigo, quiero quererte, lo quiero todo contigo - confesé

- ¿Entonces qué pasa?

- No lo sé, no quiero ser quien sale huyendo, pero...

- ¿Pero que Danielle?

- No lo sé, solo abrázame, abrázame tan fuerte que me duela, por favor, no me sueltes Joe

Joe no habló más, no dijo absolutamente nada más en toda la noche, pero me abrazo, fue el abrazo más fuerte que nunca me habían dado, el último abrazo del fin de semana antes de volverme a Los Ángeles.

"QUÉ PUEDE SALIR MAL"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora