Capítulo 9 - Millones de años para dejar de besarte

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Me encuentro en el auto de Gustavo de camino al club, como una novia normal debería sentirme culpable por serle infiel pero sólo siento tristeza ante como terminó todo.

—Verás que lo vas a disfrutar mucho. Será un día memorable.

—Seguro que sí.

—Jax y Linda van en el otro auto y se unirán a nosotros en equitación.

—Claro.

Me pongo el uniforme de equitación y voy al campo donde el profesor nos espera.

Mi amiga Victoria es súper buena con los caballos, Lucy odia el campo y yo una mezcla de todo.

Al llegar todos están sobre los caballos. Jax está dando vueltas alrededor, no puede estar tranquilo, eso me hace sonreír pero la borro al instante recordando nuestra situación actual.

Subo al caballo con dificultad y comenzamos a dar el paseo.

—¡Amor!. Vamos a cabalgar por allá.—grita Linda y su voz me irrita demasiado.

—Vamos.

—Hacen bonita pareja, ¿cierto?—comenta Gustavo llegando a mi lado.

—Sí—asiento de mala manera.

—Al igual que nosotros.

Yo lo miro.

Acerca su caballo al mío.

—Quiero besarte.

—No creo que sea lo mejor...

—Somos novios, claro que es lo mejor.

—Ohh—escucho decir a Jax al caballo—Nosotros nos vamos a la piscina.

—¡Qué gran idea amor!.

Se alejan hacia la entrada.

—¿Quieres ir?—pregunta Gustavo.

Asiento.

En el baño me cambio y observo el bikini frente a mí.

No pienso ponerme esto...

Es negro y blanco y tapa muy poco.

Me pongo el bikini con un vestido transparente y largo arriba. Es algo así como para playa o piscina. No me importa que me digan exagerada, no me gustan.

—¡Cuñada!. Deberías exhibir ese cuerpo que te cargas.

—No me gusta.

—Dime amor, ¿cómo me veo?—Linda se levanta de la silla con su bikini rosa palo y comienza a dar vueltas para llamar la atención de Jax.

—Muy linda, así como tú nombre.

—¡Siempre me haces ese chiste!—se sienta en sus piernas y mi corazón se sacude, exactamente así estuve hoy con él en la mañana.

Él le sonríe, me mira y su sonrisa se va.

—Voy a la piscina, ¿me acompañas bebé?.

—No, no me gusta el agua. Voy a comprar una piña colada.

Mientras camino hacia allá, alguien me empuja y caigo en el agua.

—¡Gustavo!.

—Ven bebé, disfruta.

—¡Te había dicho que no!.

Intento salir pero me hunde en la piscina.

—¡Gustavo!.

De repente me besa. Sus labios toman los míos y yo lo empujo.

—¿Qué haces?. ¡No quiero!.

Salgo de la piscina y él me sigue.

Lo prohibido detrás de tus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora