Capítulo 33 - Un amor que sobrepasa todo

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-Aaaah, no puedo, mierda-grito.

-Respira, profundo, uno, dos, tres. ¡Puja!-grita la doctora.

-¿Dónde está Jax?. ¡Aaaaahh!-grito con desesperación.

-Ahora no puedes pensar en eso, ¡puja Ámbar llevamos horas aquí!.

-No puedo....

No tengo fuerzas para resistir esto y esa frase nunca ha estado en vocabulario solo el día en el que quise lanzarme de ese puente.

Yo tengo que poder por mis bebés, yo no puedo ser débil nunca.

-¡Ámbar!-la doctora me súplica.

Comienzo a pujar con fuerza como no lo he hecho nunca.

-¡Aaaahhyyy!.

-¡Ya viene, ya viene, uno de ellos!.

Yo sonrío y pujo nuevamente.

No tengo fuerzas para poder y se que mi mamá y todos esperan afuera menos él...pero tengo que ser fuerte.

-¡Ya veo su cabeza!.

-¡Ahhh!.

Minutos después los llantos de un bebé llenan el lugar y yo enloquezco.

-¿Está bien?. ¿Es la niña o el niño?-pregunto desesperada.

-Es el niño-mi sonrisa se ensancha.

-Mírame ahora tienes que pujar con todas tus fuerzas, la niña está perdiendo líquido, no te asustes.

Yo asiento y comienzo a pujar con fuerza.

-¡Ya casi ya casi!

Luego el llanto de mi bebé se escucha entre el ruido de la sala y yo solo puedo reír.

-Déjenme verlos por favor-suplico.

-Pero tenga cuidado con el brazo.

-Si, pero ya muestremelos.

Me muestran mis bebés.

Yo solo los miro y no puedo creer la emoción que me llena, es algo tan puro, nunca había sentido algo así.

Sus cejitas, su boquita, sus ojitos cerrados, tengo un bebé a cada lado de mi cara mientras que las enfermeras los sostienen.

-Ágata y Juan Andrés, están tan lindos cierto-digo yo totalmente enamorada de lo que veo.

Al separarlos de mi comienzan a llorar y yo lloro con ellos, que momento tan mágico.

***

Mis ojos se abren y el lugar en el que estoy es una habitación de paredes blancas.

-¿Y mis bebés?.

-Hija, ¿estás bien?.

-Si mamá y...

-Están bien y hermosos-las lágrimas son visibles en sus ojos e inevitablemente yo me emociono.

-Eres abuela mami.

-La más feliz-me abraza. -Pronto te los traen.

Yo asiento con una sonrisa pero la duda que aflige mi corazón sale a relucir.

-¿Dónde está Jax?.

Ella desvía la mirada y al instante sé que algo no anda bien.

-Mamá te hice una pregunta, ¿por qué Jax no está aquí?-intento sonar calmada.

-Es que...

La puerta es abierta por una enfermera que trae a los bebés en una camita con ruedas o no se cómo se llame y la pone junto a mi cama.

Lo prohibido detrás de tus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora