No tengo ni la menor idea de cuánto tiempo llevo mirando al techo de mi habitación, intentando idear una forma de escapar de todo esto, hoy es el día en el que se comprometerá con ella y no hay nada que yo pueda hacer más que observar desde la distancia como se besa la feliz pareja mientras todos les desean buenas deseos para su vida y por supuesto tener que escuchar todo el tiempo como será su luna de miel, cosa que he evitado oír.
No tengo la necesidad de estar aquí hoy.
La casa está llena de gente y podré escapar sin ser vista, ni siquiera han notado que no estoy aquí.
Bajo las escaleras lo más rápido que puedo, no quiero ni siquiera mirar la decoración, ni a las personas y mucho menos a ellos.
—Pensé que no volvería a verte nunca.
Me paralizo, todo se detiene para mí.
Lentamente me doy la vuelta deseando que la familiaridad de esa voz sea un mal juego de mi mente.
Pero no es así.
—Rodrigo.
—El mismo, aunque tú quieras pensar que desaparecí.
—Sabes bien lo que me hiciste.
—Acompáñame.
—No—niego frenéticamente con la cabeza.
—Sí, tenemos que aclararlo.
Me toma del brazo con más fuerza de la necesaria y me lleva al despacho de mi padre cerrando la puerta detrás de sí.
—Esta vez pienso defenderme hasta las últimas consecuencias—digo yo evitando el miedo.
Sé que ya no soy la misma de antes a la que nada podía afectarle, solo lo que el hizo, digamos que ahora mis sentimientos están a flor de piel todo el tiempo y detesto eso.
—No puedes probar que yo lo hice.
—¡Eres un maldito perro!. Sabes bien que me drogaste para luego desnudarme y ni siquiera sé que me hiciste.
Niega con la cabeza haciendo un sonido con la boca.
Sigue igual, sigue teniendo ese cuerpo tan musculoso y ese aspecto de mafioso. Lo peor es que hay muchas similitudes entre nosotros, desde su vestimenta hasta la forma de ser, incluso tenemos el mismo tipo de cabello.
Pero yo no soy como él, me niego a serlo.
Me observa con sus grandes ojos negros.
—¿Lo dejaste con Gustavo?.
—Lo dejé ese día y me fui a una discoteca a olvidar con otro.
Trato de provocarlo, es la única forma en la que lograría hacer que pierda el control de la situación. Aunque no es una mentira que esa fue la razón por la que fui a esa discoteca en la que conocí a Jax, era el peor día de mi vida.
—No soy celoso, mi amigo Gustavo estuvo en mi casa y me contó que estás enamorada de otro, ¿quién es?—me preparo para ofenderlo—No me lo digas que ya lo hago yo, su nombre es Jax y es quien va a casarse hoy con Linda.
Abro los ojos como platos ante sus palabras.
¿Cómo lo sabe?.
—¿Pero cómo es que...?.
—En serio Ámbar. ¿Tanta poca fe me tienes?. Ese día fue delicioso, pero tranquila yo no te toqué.
—Pero me desnudaste y me dorgaste. ¡Estás enfermo!.
—Pfff, míralo por tí misma—me muestra su celular.
Hay fotos mías desnuda, sus manos están tocando todo mi cuerpo. Hay tantas fotos desnuda que no puedo seguir mirando y en todas estoy despierta...
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Lo prohibido detrás de tus besos
Romance"Todo comenzó con un beso que los uniría para siempre en un amor prohibido" Ámbar es perfecta y Jax es imperfecto, tan distintos y tan destinados a encontrarse. El beso en aquel lugar marcó a Jax para siempre haciéndolo buscar desesperadamente a la...