Capitulo 20 - Buscaré ese 1%

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Mi mundo cayó encima de mi pero vestí mi armadura para poder evitar por todos los medios que todas aquellas palabras que serán mencionadas después de este silencio me hagan daño.

Todos nos miran.

Yo inevitablemente busco a Jax con la mirada quien cierra los ojos con fuerza y al abrirlos camina hacia mí.

Yo niego con la cabeza pero él se queda a mi lado.

—Yo me voy después hablamos—escucho decir a Rodrigo y al levantar la vista noto la rabia en sus ojos.

Todo explotó.

—¿Qué carajos...?

La voz de mi padre resuena por toda la casa, a su lado mi madre me observa con cara de preocupación.

—Ay no...—mi abuela se tambalea.

—¡Abuela!—voy a socorrerla pero se aparta.

Su rechazo me duele profundamente.

Teresa la ayuda a sentarse y al mirarnos sus ojos están cubiertos por las lágrimas.

—Tranquila—dice Jax a mi lado y me toma de la mano.

Observo nuestras manos entrelazadas y no puedo creer que esto esté sucediendo.

Yo suelto su mano por instinto, no quiero estar cerca de él.

—¡¿Cómo es que viniste a fijarte en el nieto de tu abuela?!. ¡Explícame!.

—Mamá—intento hablar—Yo...yo...me enamoré.

—Nos enamoramos—complementa Jax mi frase.

—¿Desde cuándo?. ¿Desde cuándo me engañas?—Linda va hacia Jax y golpea su pecho con rabia.

—Desde el principio.

Gustavo se abalanza sobre Jax y golpea su rostro, este no se queda atrás ya que le devuelve los golpes con la misma intensidad.

—¡Como pudiste hacerle eso a mi hermana!. Y estar con la mujer que yo amaba, ¡te voy a matar!.

—¡Suéltalo!. ¡Que lo sueltes!—grito yo.

Todos los presentes intentan separarlos hasta que su padre lo consigue.

—Yo te quiero Linda pero no te amo, pensé que podía llegar a hacerlo pero no fue así, aceptaba cualquier cosa con tal de hacerlo pero no lo logré, siempre la ame solo a ella—me señala—Perdoname.

—No verás a tu hijo nunca.

—Vamos a calmarnos—intenta mediar mi abuela quien no había podido decir ni una palabra más.

—Yo y él no vamos a tener nada más, por ti y tu bebé —intervengo yo pero solo empeoro las cosas.

—¿Quieres que te agradezca?. Nunca te soporté y ahora menos.

—Al fin te muestras como eres—no pude evitar decir.

—Nosotros nos vamos, pero nada a cambiado, tú tienes que reconocer tu paternidad y a mi hija.

—¿Sabes qué?. Mi padre tiene razón—limpia sus lágrimas con el dorso de su mano—Si piensas que ahora te dejaré el camino libre mientras yo y mi bebé sufrimos la consecuencias estás muy equivocada. Mi hijo tendrá una familia feliz o infeliz pero la tendrá. Vamos.

La puerta se cierra de un tirón y las palabras de Linda quedan en el aire, la chica aparentemente dulce se ha ido en su lugar una llena de rencor ha llegado.

—Ustedes no pueden estar juntos—niega Teresa frenéticamente con la cabeza.

—Ellos no son familia y si se aman no veo el problema—interviene mi madre tan comprensiva como siempre.

Lo prohibido detrás de tus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora