Capítulo 6 - El agua te trajo hacia mí.

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Los días han ido transcurriendo más tranquilos de lo que esperaba. Yo me concentro en el evento, en la casa y en la escuela. Y en lo referente a Jax no está molestando mucho, llega de su universidad pública, esta un rato en la casa y luego se va. En algún momento en el que necesite algo de él para el evento simplemente asiente y lo hace. Parece un robot, pero lo prefiero así no quiero emociones fuertes.

—¿Y Jax no ha aparecido?—pregunto tomando mi tostada en el desayuno.

—No, anda bien perdido, desde ayer en la noche no más no aparece.

—Con él nunca se sabe que esperar. Seguro amaneció con una...

—O varias—se ríe por lo bajo.

Yo entrecierro los ojos.

Échale más sal a la herida....

—Bueno yo me retiro—le informo—Hoy tengo exámen y tengo varias cosas que hacer aún.

—¿No crees que deberías descansar, estás ocupada siempre e inapetente?

—No Lulú, cuanto antes salga de este estrés mejor.

Estoy a punto de salir cuando una cara muy conocida está frente a mí.

Jax.

—¿Te parecen horas de llegar?.

—Tú infinita perfección no alcanza a comprender que no soy tu marido y aunque lo fuese no sería de tú propiedad.

Me pasa por el lado y se lanza, literalmente, sobre el sofá.

—Yo tengo un exámen y regresaré más tarde, ¿qué tal sí te entretienes en algo como darle calor a la casa?.

—¿Le prendo fuego para que tu infinita frialdad y tú mal sentido del humor cobren vida?.

Pongo los ojos en blanco y cierto la puerta detrás de mi.

A veces me alegro de que no me recuerde... sólo a veces...

Después de salir del examen de matemáticas de la preparatoria, que por cierto, salí muy bien pero debí llamar a Victoria para que me ayudara para así poder salir perfecto. Es la chica más inteligente que conozco aunque ahora esté en otras cosas como rehabilitación y una relación con ese tal David que no soporto.

Estoy a punto de llegar a la casa cuando mis ojos visualizan a Jax en su moto, saliendo en ese preciso momento.

Yo debí seguir mi rumbo en la tranquilidad de mi hogar y juro que lo pensé, no, no pensé, ya que ahora lo estoy siguiendo con prudencia, no se ha dado cuenta. Sé de estas cosas.

Se detiene en una carretera desierta, en la cual a cada lado hay árboles y más árboles. Pareciera como si esperara a alguien.

Mi teléfono suena en mi bolsillo y al tomar la llamada, es él.

Mierda... ¿Para qué demonios me llama?

—Hola—digo, acostandome en los asientos del carro rezando para que mi voz no se escuche.

—¿Estás en la casa?.

—Sí, ¿necesitas algo?—trato de sonar amable y al instante me doy cuenta de algo muy importante.

¡Yo nunca soy amable!

—Necesito que te levantes.

—¿Qué...?—al levantar la vista, Jax está parado junto al cristal del auto, da dos toquecitos para que lo abra.

Yo cuelgo la llamada y respiro profundamente.

—¿Y bien?. ¿La chica perfección se dedica a seguir a mortales como yo?.

Lo prohibido detrás de tus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora