—¿Estás segura hija?.
—Claro. Me va a doler dejar a estas pequeñas bolitas de carne.
—Hija no les digas así, se escucha raro.
—Así soy—me encojo de hombros.
Ya me han quitado el yeso y aunque es un poco incómodo ya puedo tener en mis brazos a los niños.
—Tu sí que eres una princesa—cargo a mi pequeña gruñona en mis brazos y me siento en el sofá de la casa—Ponme a Juancito aquí.
Ambos bebés en mis brazos me reconfortan como jamás imaginé.
—Estoy segura de que mamá regresará con buenas noticias pero no pienso llevarlos y dejarlos solos en esa casa así que se quedan aquí con abuela Ana, pórtense bien.
—Es increíble que tú seas tan buena madre a pesar de ser primeriza, siempre veía el sueño de ser abuela tan lejano.
—Yo veía el de ser madre como un imposible porque si a penas podía cuidar de mi propia vida mucho menos de una más y menos de dos. Pero no me imagino mis días sin ellos. No me he ido y ya los extraño—sonrío.
—Eres tan linda con tus gemelos mi niña.
—Tampoco exageremos. Ah una cosa más, para no buscar problemas le voy a decir a Teresa dónde estamos para que venga a pasar unos días más con nosotras, antes de decidir que hacer con mi vida. Lo que si sé es que mientras no sepa que hacer no los voy a exponer a un viaje en coche con el calor que está haciendo ahí fuera.
—Estoy muy de acuerdo.
Los devuelvo a su cochecito y lo mezo de un lado a otro pues mi gruñona favorita estuvo a punto de abrir su boca y comenzar la sinfonía.
—Mamá no olvides el biberón, ya me extraje suficiente leche para todo el día e incluso mañana. Ah y recuerda que Juan Andrés tiene sarpullido e Ágata no tiene pero ya sabes que cualquier ruido la molesta no pongas muy alto la tele con tus novelas.
—No cariño.
—Ah y no olvides que la hora del baño tiene que ser con todas las cositas que les compré, quiero que se acostumbren al agua pero ten cuidado por favor ahora eres tú solita para todo eso durante todo un día.
—Ámbar se te olvida que soy tu madre y te cuide. Y en aquel momento no había ni la mitad de las cosas de hoy.
—Lo se pero son dos mamá, es por precaución.
—Ya vete que se te va a hacer tarde.
—Ay—los miro—Es que me cuesta, contaré los minutos.
—Dale corre.
—Adiós mamá—le proporciono un beso en su mejilla—Adiós chiquitos—dejo un pequeño beso en cada cabecita y salgo rápidamente de la casa antes de que tenga que regresar por más.
***
Horas después...
—Hola Teresa—la saludo.
—Ámbar regresaste.
—Por supuesto.
—¿Y mis nietos?.
—Se quedaron allá con mi mamá, mira esta es la dirección para que vayas con ella y estés con los bebés mientras yo estoy en lo del juicio.
Ella solo se dispone a mirarme como si fuera una extraterrestre.
—Gracias por esto.
—No hay de que eres la abuela. Ahora dime—mi corazón late a mil por hora—¿Jax volvió?.
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Lo prohibido detrás de tus besos
Romance"Todo comenzó con un beso que los uniría para siempre en un amor prohibido" Ámbar es perfecta y Jax es imperfecto, tan distintos y tan destinados a encontrarse. El beso en aquel lugar marcó a Jax para siempre haciéndolo buscar desesperadamente a la...