Capitulo 22 - Prohibido.

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Los días han pasado y esto se ha vuelto una tortura, no he dejado de recibir comentarios negativos y otros asquerosos también, mi madre ha estado llorando desde ese día y en mi casa todos me ven con cara de lástima, esa que siempre he odiado.

¿Por qué todo tiene que ser así?.

¿Por qué?.

La verdad es que mientras más pasa el tiempo más ansiedad siento, mi vida es un desastre. Pase de ser la rara rica solitaria a ser la rara rica embarazada de su medio hermano que ha encendido las redes con unas fotografías pornográficas.

Mi vida es un horror.

Mi padre no ha vuelto, yo tampoco sé cuántos días han pasado desde que sigo aquí, pronto comenzaré la universidad y no sé cómo empezar la carrera de bióloga marina.

Siempre he amado el hecho de poder ayudar a los demás, mi sueño de que la raza humana que ha destruido y continua destruyendo nuestro planeta tome conciencia está latente en mí, siempre quise contribuir con mi granito de arena al mar, su fauna y flora son maravillosos ya que nosotros con nuestras acciones no ayudamos a preservarlo.

Pero ahora, con todo lo que está pasando, no sé si podré hacerlo realidad.

Cada día noto como mi vientre crece, es poco pero lo siento. No he podido llamar a este bebé cómo mi hijo ni una sola vez. Lo único que me mantiene en pie es saber que hay una mínima posibilidad de que esto sea una pesadilla.

No seguiré esperando a que Frank llegue, yo misma tomaré la muestra, tiene que haber un peine o algo por el estilo en su cuarto que sea de él donde pueda recolectar la muestra.

Abro lentamente la puerta de la habitación de mis padres.

Su habitación es enorme, después de la de mi abuela y mi difunto abuelo es la más grande la casa. Voy hacia el baño a buscar los cepillos de cabello.

Delante de mí está el cepillo de cabello de Frank y por primera vez le agradezco a la vida su manía de comprar cosas en el último momento para todos sus viajes, nunca viaja con más que la ropa que trae puesta, su portafolios y ropa para unos pocos días, todo lo que falte lo compra a donde vaya, cosas de ser rico y mal gastar el dinero.

Delicadamente con manos temblorosas tomo un mechón de cabello blanco como sus canas y lo guardo en una bolsa de plástico que preparé.

El corazón me late a mil porque de esto depende mi estabilidad mental y mi vida.

Al abrir la puerta choco con un pecho de un hombre.

—Frank.

—Ya no me dices papá.

—Papá.

—¿Qué hacías en mi cuarto?.

—Nada, solo buscaba a mi mamá.

—Sabes que a esta hora está en esa fundación con tu abuela.

—Lo se pero...

—Entra hija tenemos que hablar.

Hago lo que me pide y cierro la puerta detrás de mí.

—No me interesa lo que digan tu eres mi hija y nadie más.

Sus palabras me sorprenden grandemente, nunca en la vida pensé que me prefiriera como su hija.

—No me mires así Ámbar, nunca he sido un padre cariñoso pero te he criado para ser fuerte y mírate eso eres.

—Pero necesitaba amor. Necesitaba un padre que me dijera aunque sea una vez que me quería, necesitaba un papá que no maltratara a mi madre y a mí sino que nos diera amor. Necesitaba pensar que tú eras mi héroe y no el enemigo de mi madre. No sabes cuántas veces lloré en la noche porque cada día que pasaba me convertía en tí—lo señalo—Y estaba sola, con mi mamá, pero obligada a sonreír con un padre que no me quería.

Lo prohibido detrás de tus besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora