Capitulo 9

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Phoebe permaneció en las sombras, fuera de la iluminación de los focos que se habían colocados alrededor de la piscina de la Mansión Somerville y observó como cinco mujeres, que reían tontamente, rodeaban a Bobby Tom Denton. Ninguna de las gestiones de los Stars, ni el consejo administrativo que gestionaba el patrimonio tras la muerte de Bert, ni el hecho de que Phoebe pronto se mudaría de la casa habían servido como excusa para cancelar la fiesta que se celebraba allí cada año para celebrar el comienzo de temporada.

Mientras Phoebe había acudido al partido, su secretaria había supervisado el catering de todo el acontecimiento. Phoebe había reemplazado el vestido "fregona" por otro ligeramente menos provocativo, color melocotón, con la parte superior de encaje.

La pérdida del partido ante los Broncos había empañado la reunión al principio, pero como el alcohol había comenzado a fluir libremente, el humor había mejorado. Era casi medianoche y las bandejas de carne, jamón y colas de langosta se habían agotado. Phoebe había sido presentada a todos los jugadores, sus esposas y sus novias según fueron llegando. Los jugadores fueron escrupulosamente educados con su nueva dueña, pero tener alrededor a tantos deportistas le había traído malos recuerdos, así que se había alejado a un banco de madera oculto por unos arbustos de rosales japoneses adecuadamente alejados de la piscina.

Oyó una voz familiar y sintió un extraño estremecimiento cuando miró hacia el patio y vio a Harry. Ron le había contado que la noche de los domingos era una de las más ocupadas para los entrenadores, ya que calificaban a los jugadores según su trayectoria durante el partido y preparaban el plan de juego para la semana entrante. Pero aun así, se había encontrado buscándole toda la tarde.

Ella observó desde las sombras como él se movía de un grupo a otro.

Gradualmente, se dio cuenta de que estaba cada vez más cerca. Vio que él llevaba puestas un par de gafas de montura metálica y el contraste entre esas gafas de estudioso y su ruda y buena presencia hicieron cosas extrañas en sus entrañas.

Ella cruzó las piernas cuando se acercó a ella.

—Nunca te había visto con gafas.

—Las lentillas me molestan después de catorce horas. —Bebió un sorbo de la lata de cerveza que llevaba en la mano y puso el pie en el banco al lado de

ella.

Este hombre era realmente como un involuntario orgasmo nocturno a lo Tennessee Williams, pensó ella, mientras lentamente imaginaba la película en su cabeza. Lo podía ver en la envejecida biblioteca de una decadente casa de plantación, con la camisa blanca humedecida por el sudor provocado por un lujurioso encuentro con una joven Elizabeth en una cama de latón. Sujetaba un puro entre sus dientes al tiempo que examinaba impaciente y rápidamente un viejo diario para intentar descubrir dónde había enterrado su bisabuela la plata de la familia.

Sentía su cuerpo caliente y lánguido y tuvo que reprimir el deseo de rozarse contra él como un gato.

Una carcajada procedente de la piscina la trajo de regreso a la realidad.

Miró hacia allí a tiempo de ver como una de las cinco mujeres que rodeaban a Bobby Tom lo empujaba al agua completamente vestido. Cuando él no subió inmediatamente para tomar aire, ella rechinó los dientes.

—Estoy esforzándome para no tirarme y rescatarle.

Harry se rió entre dientes y bajó su pie del banco.

—Relájate. Tienes aún más dinero invertido en Jim Biederot que en Bobby Tom y Jim acaba de echar un cabo a una de las chimeneas de la casa para ponerse a escalarla.

—Definitivamente no valgo para este trabajo.

Bobby Tom salió de la piscina, resopló y empujó a dos de las mujeres que estaban con él. Se alegró de que el dormitorio de Molly diera al otro lado de la casa.

Tenias que ser TU |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora