Mientras el juego estaba detenido Harry llamó a Jim Biederot. Esperó que el
quarterback no advirtiese el temblor en su voz.
—Vamos a hacer cambios para la siguiente jugada, Jim.
Cuando terminó de darle las instrucciones, los ojos de Biederot se habían
entrecerrado indignados por encima de las manchas negras antirreflectantes de
sus pómulos.
—¡Esas son una mierda de jugadas! Perderé cada balón que toque.
—¡Haz lo que he dicho o te mando al banquillo! —le aseguró Harry.
Biederot le echó una mirada que era pura furia y se echó encima de Charlie
Cray, uno de los asistentes. En unos segundos, había agarrado el auricular de
Charlie y gritaba algo en él.
Harry supo que Jim hablaba con Gary Hewitt, el desagradable entrenador de
los quarterbacks, que se sentaba con Tully en el palco de entrenadores en lo
alto del domo. Antes de que Hewitt comenzara a ponerlo a parir, también,
intentó tragarse su miedo para poder pensar fríamente.
Hardesty había dicho que vigilaba por televisión, lo cual quería decir que
podría ver cualquier movimiento inusual en el campo o en cualquier parte del
estadio que estuviera dentro del alcance de la cámara. Como consecuencia,
Harry no se podía arriesgar a avisar a la policía. Una vez que supieran que
Phoebe había sido secuestrada, acordonaría toda la zona, incluyendo el campo,
para hacer preguntas. Aún peor, podrían incluso suspender el partido, una
circunstancia que podría perfectamente hacer que Hardesty perdiera el control.
Él brevemente pensó si usar o no su auricular para contactar con Ron, pero
temía que Hardesty pudiera intuirlo si prestaba atención. Aunque Harry no
conocía todos los recovecos del sistema interno de comunicaciones, sabía que
Hardesty sólo podía haber contactado con él desde dentro del estadio. Lo que
quería decir que, incluso ahora, podía oír a escondidas las conversaciones entre
el campo y el palco de entrenadores. Eso también implicaba que Phoebe estaba
retenida en algún sitio cercano.
Se golpeó la frente con la manga intentando discurrir qué hacer para
comunicárselo a Ron. Sabía que no podría aclarar nada por el auricular así que
agarró su portapapeles y garabateó una nota rápida, escribiéndola lo
suficientemente en clave para que no tuviera sentido para ninguna otra persona
que la leyera.
«Hablé con el jugador que debatíamos en descanso. Tu valoración negativa
de la situación era correcta. Es urgente que no hagas nada más sobre el
asunto. Te lo explicaré después del partido.»
Le pasó la nota a uno de los hombres del equipo y se dijo a sí mismo que
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Tenias que ser TU |H.S|
FanfictionDOS CORAZONES QUE CHOCAN Windy City no está preparada para Phoebe Somerville -el bombón más moderno, escandaloso y curvilíneo de Nueva York que acaba de heredar el equipo de fútbol Chicago Stars-. Y Phoebe no está definitivamente preparada para el e...