Capitulo 24

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Mientras el juego estaba detenido Harry llamó a Jim Biederot. Esperó que el

quarterback no advirtiese el temblor en su voz.

—Vamos a hacer cambios para la siguiente jugada, Jim.

Cuando terminó de darle las instrucciones, los ojos de Biederot se habían

entrecerrado indignados por encima de las manchas negras antirreflectantes de

sus pómulos.

—¡Esas son una mierda de jugadas! Perderé cada balón que toque.

—¡Haz lo que he dicho o te mando al banquillo! —le aseguró Harry.

Biederot le echó una mirada que era pura furia y se echó encima de Charlie

Cray, uno de los asistentes. En unos segundos, había agarrado el auricular de

Charlie y gritaba algo en él.

Harry supo que Jim hablaba con Gary Hewitt, el desagradable entrenador de

los quarterbacks, que se sentaba con Tully en el palco de entrenadores en lo

alto del domo. Antes de que Hewitt comenzara a ponerlo a parir, también,

intentó tragarse su miedo para poder pensar fríamente.

Hardesty había dicho que vigilaba por televisión, lo cual quería decir que

podría ver cualquier movimiento inusual en el campo o en cualquier parte del

estadio que estuviera dentro del alcance de la cámara. Como consecuencia,

Harry no se podía arriesgar a avisar a la policía. Una vez que supieran que

Phoebe había sido secuestrada, acordonaría toda la zona, incluyendo el campo,

para hacer preguntas. Aún peor, podrían incluso suspender el partido, una

circunstancia que podría perfectamente hacer que Hardesty perdiera el control.

Él brevemente pensó si usar o no su auricular para contactar con Ron, pero

temía que Hardesty pudiera intuirlo si prestaba atención. Aunque Harry no

conocía todos los recovecos del sistema interno de comunicaciones, sabía que

Hardesty sólo podía haber contactado con él desde dentro del estadio. Lo que

quería decir que, incluso ahora, podía oír a escondidas las conversaciones entre

el campo y el palco de entrenadores. Eso también implicaba que Phoebe estaba

retenida en algún sitio cercano.

Se golpeó la frente con la manga intentando discurrir qué hacer para

comunicárselo a Ron. Sabía que no podría aclarar nada por el auricular así que

agarró su portapapeles y garabateó una nota rápida, escribiéndola lo

suficientemente en clave para que no tuviera sentido para ninguna otra persona

que la leyera.

«Hablé con el jugador que debatíamos en descanso. Tu valoración negativa

de la situación era correcta. Es urgente que no hagas nada más sobre el

asunto. Te lo explicaré después del partido.»

Le pasó la nota a uno de los hombres del equipo y se dijo a sí mismo que

Tenias que ser TU |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora