Harry caminaba por la tranquila senda, aspirando el fragante aire de la tarde
de finales de mayo. Sintió el aroma de la tierra rica y húmeda, con un débil
indicio de lilas de los arbustos que Phoebe y él habían plantado no mucho
después de casarse. La satisfacción recorría cada célula de su cuerpo, aunque
ahora mismo su esposa estaba bastante enfadada, y se lo iba a hacer saber en
cuanto estuvieran a solas.
Desde luego, le molestaban las cosas más extrañas. Sólo porque él había
preguntado algunas cosas perfectamente inocentes sobre el conjunto de
hormonas rugientes que iba a llevar a Molly a su baile de graduación del
instituto, no era para acusarle de ser excesivamente protector. Había sido
extraño comenzar su matrimonio ejerciendo de padre de una adolescente, pero
sabía que había hecho un trabajo mejor del que habría hecho Bert Somerville.
Phoebe y él se habían regocijado en secreto cuando Molly había decidido a ir a
Northwestern en lugar de a una a una de esas universidades privadas. No
querían que estuviera demasiado lejos de casa.
Habían ocurrido muchas cosas en esos tres años. Ray Hardesty había
sufrido un ataque al corazón mortal antes de que se celebrara el juicio. Reed
Chandler se había dado por aludido y había dejado la zona y lo último que
habían oído de él era que vendía condominios baratos cercanos a un campo de
golf de Florida. Había habido bodas: Ron y Sharon, Darnell y Charmaine. Se
sorprendería si Valerie y Jason Keane se casaran en algún momento, pero
ciertamente eran una pareja interesante. Había habido un entierro cuando su
amigo Tully Archer había muerto de neumonía. Los Stars habían perdido sus
dos primeras Superbowls, y no se habían clasificado el tercer año. Sin embargo
este año, finalmente habían ganado y el trofeo Lombardi decoraba el vestíbulo
del Stars Complex como prueba de que eran los mejores y él se había
convertido en un hombre casero.
Sonrió al recordar la mirada que Phoebe le había enviado sobre la mesa del
comedor esa noche, cuando había sometido a Molly a un tercer grado sobre su
vida amorosa. Aunque trataba de mantenerlo en secreto, tener a su esposa
enfadada era algo que siempre disfrutaba. Él era una persona competitiva por
naturaleza, y el puro desafío de ver cuánto tiempo le llevaba, desde que ella
comenzaba a quejarse, hasta que la tenía totalmente desnuda bajo su cuerpo,
era una satisfacción para su alma de deportista. Hasta ahora, su record eran
ocho minutos, y eso había sido tras un enfado serio, la misma noche que Ron y
él le habían tomado repetidamente el pelo por haber tenido que firmar el nuevo
contrato de Bobby Tom, por diez millones de dólares.
Phoebe adoraba a Bobby Tom, Viktor y él eran los padrinos de las gemelas
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Tenias que ser TU |H.S|
FanficDOS CORAZONES QUE CHOCAN Windy City no está preparada para Phoebe Somerville -el bombón más moderno, escandaloso y curvilíneo de Nueva York que acaba de heredar el equipo de fútbol Chicago Stars-. Y Phoebe no está definitivamente preparada para el e...