Capitulo 12

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Phoebe se encontró con Bobby Tom Denton en el vestíbulo del hotel a las ocho y media de la tarde del sábado. Aunque ella acababa de llegar a Portland en un vuelo comercial desde O'Hare, los Stars llevaban allí desde el mediodía porque la NFL tenía como norma que los equipos visitantes estuvieran en la ciudad donde jugaban veinticuatro horas antes del principio del partido. Ella sabía que los jugadores habían estado en una reunión hasta las ocho de la tarde y que ahora estaban libres hasta el toque de queda a las once.

—Hey, Señorita Somerville. —El hombre de los ocho millones de dólares le dirigió una sonrisa casi tan grande como el sombrero vaquero que llevaba en la cabeza. Sus pantalones vaqueros deshilachados y descoloridos a la moda moldeaban sus piernas de corredor y sus botas vaqueras de piel de serpiente estaban justo en su punto, ni demasiado nuevas ni demasiado usadas. Viktor se habría quedado impresionado.

—Me preocupaba que no viniera —dijo Bobby Tom.

—Te dije que vendría.

Él empujó hacia atrás el ala de su sombrero con su pulgar.

—¿Va a estar en el campo mañana?

Ella se mordió la comisura del labio.

—Realmente, Bobby Tom, tengo algunas dudas.

—Vaya, venga. Creo que necesitamos tener una conversación seria. —Una de las grandes manos del receptor, cogió su brazo y suavemente la empujó hacia el bar. Podía haber protestado, pero no esperaba con ilusión pasar la tarde en una habitación de hotel, sin ni siquiera Pooh para acompañarla.

La cafetería del hotel estaba silenciosa y oscura, se acomodaron en la pequeña mesa de un rincón, Bobby Tom pidió una cerveza.

—Parece el tipo de mujer que pide vino blanco —dijo él— uno de esos chardonnays tan chic.

A Phoebe le habría gustado pedir un chardonnay pero no estaba segura de que le gustara ser clasificada como el "tipo de mujer que pide vino blanco", así pidió un margarita. La camarera, que se había estado comiendo con los ojos a Bobby Tom, se apresuró a preparar sus pedidos.

—¿Puedes beber la noche anterior a un partido?

—Tenemos permiso para hacer cualquier cosa mientras demos todo lo que podamos por el equipo al día siguiente. Lo de la bebida y el toque de queda, son dos de las cosas en las que el entrenador no es demasiado estricto. Se supone que debemos estar en nuestras habitaciones a las once, pero el entrenador fue bastante juerguista en sus días de jugador, y sabe que todos tenemos nuestras propias maneras de desahogarnos. —Bobby Tom se rió entre dientes—. Es una leyenda.

Phoebe se dijo a sí misma que no preguntara, pero cuándo se trataba de Harry Styles, su curiosidad parecía no tener límite.

—¿A qué te refieres? ¿Qué tipo de leyenda?

—Bueno, algunas de las historias sobre él no son adecuadas para oídos femeninos, pero supongo que es de dominio público cuánto odiaba los toques de queda. La verdad es que el entrenador sólo necesita dormir un par de horas y cuando era jugador, no podía soportar tener que recluirse en su habitación a las once. Decía que hacía que jugara mal. Lo que hacía la mayor parte de las veces era irse a la habitación a la hora y luego salir furtivamente a alguna fiesta. Los entrenadores se enteraron, por supuesto. Lo multaron y lo dejaron en el banquillo. Nada de eso funcionó, porque seguía sintiéndose encerrado.

Finalmente, les dijo que si no les agradaba, podían elegir entre tomarlo o dejarlo, pero que no iba a cambiar. Jugaba mal cuando se ponían de guardia delante de su puerta. Entonces los entrenadores dejaron de darle la vara con eso. Dicen que cambió algo cuando se hizo mayor.

Tenias que ser TU |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora