Capitulo 18

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Molly acababa de entrar por la puerta, al llegar de la escuela la tarde siguiente, cuando el teléfono sonó. Oyó a Peg moviéndose de un lado a otro en el cuarto de la lavadora, así que colocó la mochila con los libros en la encimera de la cocina y levantó el aparato.

—¿Hola?

—Hola, Molly. Soy Harry Styles.

Ella sonrió.

—Hola, Entrenador Styles.

—Mira, tengo un pequeño problema y pensé que te gustaría echarme una mano.

—Si puedo.

—Eso es exactamente lo que me gusta de ti, Molly. Tu naturaleza cooperativa, al contrario que otra mujer que podría nombrar, que parece que su única misión en la vida es hacer las cosas difíciles para un tío.

Molly supuso que hablaba de Phoebe.

—Pensaba pasarme por tu casa en una hora, más o menos cuando anochezca con un par de pizzas ge-nu-i-nas de Chicago. Pero ya sabes cómo es Phoebe. Probablemente se negará a dejarme entrar por la puerta si se lo pregunto, y aunque me dijera que vale, has visto cómo le gusta discutir conmigo. Así que creo que las cosas saldrían mejor si me invitas a ir. De esa manera Phoebe tendría que ser educada.

—Bueno, no sé. Phoebe y yo...

—¿Te sigue pegando? Porque si es así, voy a tener algunas palabras con ella.

Molly se mordió el labio inferior y murmuró—: ella ya no me golpea.

—No me digas.

Hubo una larga pausa. Molly dobló un poco la esquina de una libreta de espiral color lavanda que se había caído de su mochila.

—¿Sabes que no te decía la verdad, verdad?

—¿No lo hiciste?

—No lo haría... Phoebe nunca golpearía a nadie.

El entrenador murmuró algo que sonó como—: no te creas.

—¿Perdón?

—Nada. Continúa con lo que decías.

Molly no tenía intención de hacer más comentarios sobre su relación con Phoebe. Era demasiado confusa. Algunas veces parecía como si a Phoebe realmente ella le gustara, ¿pero como era posible cuando Molly no se gustaba ni a sí misma? Últimamente, cada vez más, había querido ser simpática, pero entonces se acordaba que su padre había amado sólo a Phoebe, y cualquier buen sentimiento que tuviera hacia su hermana mayor se evaporaba. Sin embargo, le gustaba el entrenador Styles. Era gracioso y agradable, y había

hecho que los chicos de la escuela se fijaran en ella. Jeff y ella hablaban cada día en sus taquillas.

—Me encantaría que vinieras de visita esta noche —dijo—, pero no quiero estorbar.

—¿Cómo podría una dulce jovencita como tú estorbar?

—Si estás seguro, de acuerdo.

—Ciertamente lo estoy. Cuando Phoebe vaya para casa, le dices que iré por ahí cuando pueda salir. ¿Vale?

—Vale.

—Y si te dice que no me va a dejar entrar, le dices que me invitaste tú y así no podrá escabullirse. Hasta esta noche, Molly.

—De acuerdo.

Harry colgó el teléfono de Phoebe. Le dirigió una amplia sonrisa desde una esquina del escritorio.

—Llevaré unas pizzas a tu casa esta noche. Tu hermana me invitó.

Phoebe ocultó su diversión.

—¿Es posible que hagas algo con franqueza? ¿Cuándo entraste aquí hace tres minutos, no se te ocurrió preguntarme directamente si podías venir, en lugar de llamar por teléfono a Molly?

Tenias que ser TU |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora