𝐓𝐫𝐚𝐛𝐚𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐨
Cuando Mycroft y Greg se conocieron la famosa chispa de simpatía y amor que se ve en las películas no ocurrió, no hubieron estrellas ni corazón en los ojos del otro, hubo molestia. Greg estaba más que enfadado con el otro hombre por aparecer en su vida a desmoronar sus planes, por otro lado Mycroft estaba enojado por haber encontrado a alguien con un lenguaje vulgar que no estaba dispuesto a moverse bajo sus hilos.
Greg era un hombre con una paciencia difícil de romper, una de las pocas personas que intenta comprender a los hermanos Holmes y a sus extrañas mentes, pero aún así Mycroft lo sacaba de quicio incluso más que Sherlock, el estaba más que convencido de que el Holmes mayor era solo un niño rico, arrogante que buscaba ocultarse detrás de tanta elegancia convirtiéndose así en un completo dolor de cabeza. Mycroft interfería en asuntos de la vida de Greg que, según el mismo Lestrade, lo hacía para que su vida fuera un poco más miserable, el otro hombre lo trataba como si fuera estúpido, aclarando su lenguaje a palabras simples, con ese tono que usa la gente para explicarle a los niños porque tener un trabajo es necesario, le enviaba autos para llevarlo a casa cuando la lluvia era un problema como si un poco de agua pudiera derribar a Greg, le quitaba casos importantes por supuesta confidencialidad gubernamental, le enviaba regalos caros tal vez para que reconsiderara la propuesta de informarle sobre Sherlock y sobre todo era terriblemente constante en la insistencia de verlo por cualquier tontería.
Con el paso del tiempo Greg entendió que aunque Mycroft fuera insoportable para el no quería decir que fuera mal hermano, al contrario, estaba genuinamente preocupado por el joven Sherlock, por su adicción y su estilo de vida, una pequeña luz de comprensión brillo en su corazón y accedió a contarle sobre los hábitos de su querido hermano a cambio de nada, solo para garantizar la seguridad del pequeño de los Holmes. Sin embargo eso solo avivó la actitud grosera de Mycroft quien ahora empezaba a tratar a Greg como un subordinado sin valor alguno, diferente, frío.
Mycroft lo pensó, que había enganchado a Lestrade y que este no haría mucho al respecto, que equivocado estaba. En una de sus reuniones en la oficina de Mycroft, Greg le preguntó por un caso que recién le retiró, Holmes solo se levantó de su asiento y caminó a un estante para tomar una botella de whisky y decir "Ese asunto ya no le compete inspector, no está calificado en ningún sentido para conocer los detalles"
- ¿Cuál es tu maldito problema? ¿Estás diciendo que soy idiota o algo así?
-No sería capaz de sugerir algo así
-¡No solo hablo de ahora, hablo de todo el tiempo que llevamos conociéndonos! -Diciendo eso Greg se levantó y se paró frente a Mycroft sin ningún sentimiento de vergüenza por las diferencias de altura y dio un empujón que hizo al pelirrojo retroceder y golpear su espalda contra la pared -Nunca te hice nada, no entiendo que es lo quieres de mi
-Inspector le pido amablemente que se detenga -Su cuerpo y su voz temblaron, estaba asustado y su escritorio estaba demasiado lejos para correr y presionar el botón de pánico
-Solo quiero que dejes de meterte en mi vida Mycroft. ¡No quiero que te lleves mis casos ni que mandes tus tontos autos o tus regalos, ni que me trates con indiferencia como si no fuera yo quien te cuenta todo lo que quieres saber sobre Sherlock!
Mycroft se relaja un poco aun sabiendo que está acorralado por la pared y Lestrade y con toda la voluntad del mundo pone una mano en hombro de Greg -Lo... Siento mucho detective yo... No sabía que le molestaba tanto mi intervención
-No es tanto tu intervención, es que tú me ves como algo inferior
-Inspector...
-Greg
-Gregory. Debo decir que nunca sería capaz de pensar algo así de ti. Creo que eres una persona excepcional, noble y amable
-Entonces porque...
-Tal vez a lo largo del tiempo desarrolle sentimientos de carácter romántico por tu persona. Mi nulo conocimiento en el área me ha hecho pensar que la atención que otorgan los regalos y consideraciones, que la protección de quitarte casos peligrosos y las miradas coquetas de cada una de nuestras reuniones eran suficientes para que comprendieras sutilmente mis deseos. Al menos eso dijo Anthea -Lo último lo dijo con la voz más fina y baja que Greg pudo haber escuchado jamás
-¿Quién es Anthea?
-...Te he contado algo que pensé jamás diría, arriesgando mi dignidad e integridad y lo único que tienes que decirme es "¿Quién es Anthea?"
Ahora ambos están casados y esperando a su primer hijo.
...
Mycroft está sentado en la cama de hospital con Greg a su lado acariciando su mano y diciendo palabras dulces mientras él solo puede quejarse del dolor y recargar su cabeza sobre el hombro de su esposo.
Le han hecho pruebas de diferentes tipos al pelirrojo y ha empezado a odiar un poco más las agujas. Tiene miedo, miedo porque sabe que no será un parto natural, será un cesárea porque su hijo no está en la posición correcta para nacer, miedo porque tendrán que anestesiarlo, miedo porque lo más seguro es que Greg no esté con el durante el proceso por ordenes del doctor, miedo por la enorme cicatriz que quedará en su abdomen, Mycroft solo puede llorar por eso y por todas las sensaciones físicas del momento. Uno segundos más y algunas enfermeras llegan para llevarse a Holmes a una sala quirúrgica. Greg observa como las manos de su esposo aún se extienden para un último abrazo y esa imagen lo hace llorar una poco también, así que se abrazan y Lestrade deja que los médicos hagan su trabajo mientras él se queda en un pasillo sin poder sentarse por los nervios, media hora más tarde Sherlock y John aparecen para hacerle compañía y llevarle algo de café.
Seis horas dura la operación y Greg no ha dormido ni un minuto de eso, cuando el médico aparece de nuevo frente suyo y lo felicita por el nacimiento de su hijo, no puede evitar taparse la boca con la mano y sollozar abiertamente.
Es 30 de junio y William David Lestrade-Holmes ha nacido.
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Agosto M-preg (Mystrade)
FanfictionUn reto de escritura de 31 días con la temática "M-preg"