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𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐞𝐜𝐡𝐞

Cuando William nace Mycroft agradece el saber que la sensación de presión y molestia en sus pechos va a desaparecer, al menos la mayor parte del tiempo, pero ¿Qué sucede con la otra parte en la que el niño no quiere comer? Entonces el malestar vuelve y se torna en ocasiones doloroso, así que sigue usando el extractor de leche que compró durante su embarazo, el usarlo siempre es un alivio. Hay veces en las que no lo necesita porque Greg hace el trabajo del extractor pero realmente no es muy común.

Cuando sale al trabajo por una emergencia y no puede llevarse a William consigo el extractor es una de las cosas que lleva entre sus papeles de trabajo y puede ser algo incómodo para el ocuparlo en su trabajo pero es sin duda necesario. Estando en casa el asunto es más sencillo, aún mejor si Greg está con él, mimándolo cómo cuando estaba embarazado.

...

Mycroft acuesta a William en su cuna externando toda la delicadeza que tiene, él Greg lo miran dormir con ternura mientras usa su mameluco de pollito y suspira suavemente entre sueños, luego de unos momentos ambos padres salen de la habitación para dirigirse a la suya en donde el pelirrojo entra a bañarse, ha sido un día terrible y agotador, está cubierto de saliva y leche, Greg lo sigue y los dos entran a la regadera, la cual tiene una presión de agua perfecta, el vapor comienza a llenar todo el lugar como neblina blanca y todo al rededor es abrazado por un calor relajante. Lestrade acaricia el cuerpo mojado de su esposo con toques dulces tratando de lavar su espalda con ese jabón olor a rosas que Mycroft nunca admitirá que le gusta, admira las pecas, son demasiadas, son hermosas, su mano desciende a la espalda baja derecha del otro hombre porque ahí hay un conjunto que se parece a la constelación de Orión y nunca ha dejado de pensar que es una de las cosas más maravillosas que alguna vez vio, el universo hizo a su marido más que hermoso, como una belleza fuera de lo común y que solo él quiere amar, solo él quiere tocar. Comparten algunos besos lentos que se fusionan en uno con el agua antes de salir del baño y con los músculos menos tensos que antes, teniendo un niño como el suyo los tiempos como estos son una bendición regalada en bandeja de plata.

Mientras Mycroft se pone sus pantalones de pijama si torso aún está desnudo, Greg se acerca, besa sus hombros y luego su cuello, cuando da un beso en la parte trasera de su oreja puede escuchar la risa de su esposo y como se estremece bajo su toque.

—Me haces cosquillas

—Adoro cuando te ríes

—Tu adoras todo de mi —Dice Mycroft con los ojos brillantes

—Oh ¿Cómo sabes?

—Lo repites más en tu cabeza más de lo que te atreves a decir

—Eres muy listo Myc, me gusta

—¿No te incómoda que a veces sea capaz de saber que es lo que piensas?

—Cuando nos casamos te regalé todo de mi, mi corazón, mi mente y mis pensamientos, no tengo nada que ocultarte amor

Mycroft sonríe con total amor plasmado en su rostro y abraza a Greg con fuerza deseando que nunca se vaya de su vida. Greg lo besa de nuevo en el cuello acariciando sus espalda con tal suavidad que provoca algunos escalofríos en la piel de su esposo, no saben cuánto tiempo han estado así, envueltos entre el calor del otro pero Lestrade ha empezado a sentir la erección de Mycroft contra él, no dice nada ni piensa decir nada porque no quiere avergonzar a su pareja por ningún motivo, unos segundo después Mycroft se separa con el cuerpo un poco tenso, por la posición y por la reacción de su cuerpo.

—Lo lamento Greg

—No hay nada de que sentir vergüenza cariño

—No pude evitarlo

—Esta bien Myc, es solo tu cuerpo

Greg es considerado besándolo de nuevo para calmar sus dudas e inseguridades, su manos de nuevo se mueven para rozar la entrepierna de su marido quien se mueve un poco con sorpresa y excitación. Sus bocas se sincronizan con facilidad perfecta, pueden sentir como hay pausas, risas y sus dientes chocan de vez en cuando, no es nada como los estéticos besos de las películas románticas, es un beso real en el que el aire falta y su narices estorban torpemente. Sus manos tocan al otro sin pena, saben dónde está cada cosa y aunque sus ojos estén cerrados también saben cómo es, la piel es lisa, la piel tiene cicatrices, estrías, suda y de siente tan bien bajo el tacto de sus dedos que no saben a dónde viajar porque están tan a gusto aquí y allá.

—Te amo tanto Greg, mi corazón late tan rápido cada vez que te miro porque eres tan hermoso

—Eso es adorable yo...

—No, es real, es un sentimiento que no sabría explicar. El gozo de que me toques me provoca tantas sensaciones que corren por mis venas tan rápido que es embriagador

Solo eso necesitan para tirarse sobre el colchón y sacar con rapidez la ropa que llevan puesta, sus cabellos aún están húmedos por la ducha así que gotean un poco sobre la sabana que se moja y se enfría rápido, el éxtasis de frotar mutuamente sus penes está llegando a su cabeza, fundiendo su sentido común mientras las olas de placer que descargan oxitocina los mantienen en un estado similar a cuando están en medio de un orgasmo. Greg se mueve y su lengua lame uno de los pechos de Mycroft, puede sentir el rastro dulce y fantasma de la leche que fue sacada con el extractor unas horas antes por otro lado la sensación tersa provoca que Holmes se derrita en un gemido vergonzosamente agudo que lo hace desprender una energía femenina muy sutil. Lestrade continua con su trabajo de endurecer los pezones del hombre, con sus dedos y su boca, mientras debajo sus miembros se juntan mojados por el pre-semen que se escurre transparente, es obsceno, tal vez demasiado porque Mycroft, que está abajo, puede sentir ese líquido cayendo en su vientre para luego resbalar entre sus muslos.

—Aun te sientes sensible por el extractor ¿No es así?

—Por... ¿Por qué siempre tienes q-que hablar?

—Te sonrojas cuando lo ha-go, eso me excita, pero n-o respondiste mi pregunta

—Si, si me siento más sen-sible

Greg pasa una dientes por el pezón de Mycroft y eso lo hacen ver todo blanco por el momento antes de que su rostro se torne completamente rojizo y su orgasmo estalle con fuerza entre largas y delgadas tiras de semen, la vista sobre estimula al otro hombre quien no puede procesar el valor en su vientre bajo antes de también correrse con un pequeño grito ronco.

—Tal vez... debas dejar que yo haga el trabajo del extractor más seguido

—No lo creo... No es mi intención tener sexo cada vez que quieras lamer mi pecho, pero agradezco la oferta —Explica Mycroft respirando hondo cada tres palabras por la reciente actividad

—Me gustas mucho Myc, te amo

—Yo también querido

Agosto M-preg (Mystrade)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora