Capítulo 27: ¿Cómo pude vivir antes?

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Holden.

En definitiva, sigo odiando tener que hacer el trabajo de granja...

De rancho.

Malcom me ha pedido mi ayuda para poder acomodar unas cosas ahora que he venido a ver a Sophie y no pude negarme.

No después de lo feliz que la hizo al ir al baile de primavera con ella.

Obviamente, yo no se lo pedí. Él me dijo la manera en que un imbécil de su escuela se lo propusó. Se apresuró a aclarar que no es que sienta algo por Sophie —cosa que no le creo—, pero que se han hecho buenos amigos y le gustaría verla feliz, solo no quería que yo malinterpretara las cosas. Evidentemente, acepte y robó una de las flores que yo le había comprado a Phoebe, Justin lo obligo a ponerse un traje y se lo propuso hace un mes.

El baile fue la semana pasada, mi madre tuvo que ir de chaperón porque no había pasado mucho tiempo de la última quimioterapia, así que temía que ella se sintiera realmente mal, pero afortunadamente no hubo problemas.

Sophie ya ha pasado a remisión, lo que supongo que es mejor, aunque prefiero no hacerme esperanzas en caso de que se agrave.

Me dejo caer rendido en una de las esquinas del granero. Estoy todo sudado y en definitiva necesito una ducha. 

Suspiro, me aseguro de que no hay nadie cerca antes de sacar el anillo y ponerlo entre mis dedos.

Hice lo posible porque fuera al gusto de Phoebe. Es delgado y el borde son como dos líneas sumamente delgadas que se entrelazan entre sí para similar unas ramas. En el centro tiene una pequeña, pero valiosa piedra de color azul —no había verde—, y tiene algunas más pequeñas distribuidas entre las ramas.

Me salió algo caro, no obstante, ya que he vendido mi terreno, puedo comprarle esto y más.

Ahora la cosa es que no sé como dárselo.

No quiero solo sacarlo y listo, me gustaría ponérselo mientras sus ojos miel brillan y justo después de que le diga te amo directamente por primera vez.

El audio que me envió hace un buen tiempo dice que ella también ve un futuro así conmigo, pero no quiero verme muy desesperado o que quiero meterle alguna presión. Llevamos apenas cuatro meses como novios oficiales, aunque bastante más conociéndonos.

Y, curiosamente, aunque hemos tenido nuestras discusiones regulares, ella también es todo lo que imagino en un futuro.

—¡¿Te vas a casar?!—grita Malcom a todo volumen.

Me sobresalto y por poco el anillo cae al suelo, afortunadamente logro atraparlo justo a tiempo.

—Cállate.—siseo porque Tayler está cerca y si él se entera se lo dirá a mi madre, ella a mi hermana y mi hermana a mis abuelos.

Les quiero, pero son unos chismosos.

—No, ni de joda me quedo callado. ¡Te vas a casar!

—Malcom no me voy a casar todavía.

—¡¿Todavía?! —se lleva la mano al pecho dramáticamente.

Luce tan mortificado que me hace reír.

—No es un anillo de compromiso.

—Ay, por favor Holden. Si luce más caro que el que usa tu mamá todos los días.

—¿Disculpe?

Malcom pierde color ante la pregunta de Tayler, quien se cruza de brazos detrás de él.

Las cosas se han calmado un poco entre nosotros. He vuelto a sentir el impulso de llamarlo papá. No me he animado a hacerlo.

El día del hospital lo dije sin pensar, fue como natural.

¿Y nuestro final feliz?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora