Capítulo 19: El mundo está durmiendo y estoy despierto contigo.

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Holden.

Apenas termino de decirlo, ella ya está negando, lo que me confunde.

—No —dice con preocupación—. Holden, aún hay cosas sobre mí que no te he dicho, que no estoy preparada para contarte y no es porque no confie en ti, es por mí, porque yo no me siento lista. No sería correcto si me cuentas algo con la idea de que yo ya fui del todo honesta. Lo que acabas de escuchar, es la parte más... Sencilla de explicar en toda mi historia.

De acuerdo, me preocupa que esa sea la palabra que utiliza para describir todo eso.

Joder, hablamos de depresión, de un hogar violento, relación tóxica e intento de suicidio, ¿Y esta chica me dice que eso fue lo sencillo?

—Lo sé. Pero yo quiero contarte todo lo mío porque yo sí estoy listo ya. ¿Te molesta? Porque obviamente involucra directamente a Isabella y no quiero hacerte sentir incómoda.

—No, no me molesta. Adelante.

Suspiro y me acomodo mejor en mi lugar. Me duele el culo de estar tanto tiempo en el piso, por lo que me paso al sillón y Phoebe me imita aunque subiéndose al otro.

—Conocí a Isabella el día que inicie clases. En ese entonces, todos eran diferentes, más amables. No tarde mucho en hacer amistad con Connor y me invitó con sus amigos, evidentemente son los otros tres y las cosas se dieron de una manera muy natural entre los cinco. Pero a mí me gustaba Isabella y yo sabía que yo también a ella —hago una pausa, poniendo en orden recuerdos para ser lo más claro y honesto posible—. En ese tiempo mis manchas no eran tan grandes y no sentía tanta inseguridad al respecto... No quiero echar culpas porque eso me parece algo cobarde y desagradable, pero mis inseguridades al respecto iniciaron cuando comencé a salir con ella.

—¿Por qué? ¿Qué es lo que te decía?

—No era directa, sin embargo, hacía comentarios pasivo-agresivos al respecto. Ya sabes, como que si tan solo yo no las tuviera, todo sería más sencillo para ella.

—Qué tonta. A mí me encantan cada una de ellas.

La miro con sorpresa porque si bien ya sabía que no le desagrada mi imagen, encantar es una palabra muy diferente.

Tal parece que lo soltó sin pensarlo, porque se ha sonrojado.

Carajo, extrañaba hacerla sonrojar.

—¿Con qué te encantan, eh?—repito subiendo y bajando las cejas para que se ría.

—Ya, sigue hablando, mejor.—pide.

—Yo era estúpido y seguía ahí. Tampoco le rogaba, solo no me apartaba cuando ella volvía. Hasta que me anime a invitarla a una cita y aceptó. Para no hacer la historia más larga, comenzamos a ser novios poco después. Sin embargo, ella era muy grosera en ocasiones.

—Como yo la semana pasada.—mustia.

—No, Phoebe. No tiene nada que ver. Isabella me insultaba, se metía con mi físico y repetía como un millón de veces al día lo mucho que era para mí... Por eso jamás quise presentársela a mi familia. Tampoco voy a mentir, tenía sus buenos momentos en los que era divertida y dulce. Como en toda relación poco sana, era por esos momentos por los que me quedaba y por los que la empece a amar.

Tomo aire, porque ya se acerca lo que pasó ese día. Phoebe me observa atenta y con algo de precaución.

—Yo sabía que ella consume drogas.—espero ver una reacción de sorpresa en su rostro, porque francamente, Isabella no luce como la publicidad antidrogas que se ve en clase, pero Phoebe no demuestra ninguna reacción.

¿Y nuestro final feliz?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora