Extra: Demasiado drogada como para levantarme.

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Isabella.

Los labios de Billy se mueven con firmeza sobre los míos. Sé que debería sentir algo, calidez, emoción, hasta asco quizá, pero estoy en la nada.

Llevo años viviendo en la nada.

De todos modos, sexo es sexo, así que intento concentrarme en el movimiento de sus caderas contra las mías.

He tenido mejores, pero tampoco es malo. 

—Te amo.—susurra en un jadeo al terminar.

Suelto una risita boba que lo hace verme con el ceño fruncido.

—¿Por qué te ríes?—inquiere.

—Pues porque estás bromeando, obviamente.

Suelta de golpe mis tetas y se retira de mí.

—¿De qué hablas, Isa? Yo te amo... Creo que lo he hecho siempre.

Puedo sentir mi rostro y cuerpo congelarse por completo.

A ver, que en verdad le estaba dando una oportunidad seria e intentando corresponder los sentimientos que desde hace años sé que tiene por mí, pero apenas llevamos dos semanas como novios.

Y ni siquiera salimos en citas o algo.

Solo que cuando vi que Holden en verdad me había superado, que mira a Phoebe de una manera en que ni en nuestros mejores momentos me vio a mí, me sentí herida y le dije que quería ser su novia.

Además, a mí ya me gusta alguien más, solo que sé que jamás será correspondido.

—Billy, no juegues con esas cosas.—pido cubriéndome con la sábana.

—Es que no estoy jugando. Te conozco desde los seis años. Me gustas desde hace mucho y aunque apenas hace poco estamos juntos, sé que te quiero para toda mi vida.

No es un secreto para nadie que me gusta que me quieran. Puedo ser juzgada por ello, pero hay algo realmente gratificante en saber que hay personas que estarían dispuestos a darlo todo por mí.

Holden lo daba todo hasta que le fui infiel.

Billy dice amarme. No obstante, necesito saber si en verdad es incondicional o me abandonará ante mi primer error como lo hizo Holden.

Miro a Billy con los ojos entrecerrados... ¿Él sí podría estar conmigo a pesar de todo?

Supongo que tengo que descubrirlo.

—Pues yo a ti no.—encojo los hombros.

Me mira con incredulidad, haciendo que contenga una carcajada.

—¿Y por qué no?

Bien, si él quiere que lo ame, debe demostrarme que yo soy lo más importante en su vida, incluso más que él mismo.

Aunque sea en una persona, yo debo ser su prioridad.

—Porque no eres Holden.

La mirada que Billy me dirige es de total tristeza, haciendo que casi sienta lástima por él. 

Pero él tampoco es un santo.

—Así que, ¿se te va a volver a parar el pene o ya me dejas sola?

Billy se pone de pie con lentitud y comienza a tomar su ropa para ponérsela tras retirar el condon, noto como una lágrima le escurre por la mejilla cuando se inclina a darme un breve beso en los labios.

—Voy a ser mejor que él, te lo prometo.
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Termino de subirme el cierre de la falda para ver a mi mamá a través del espejo de mi habitación.

¿Y nuestro final feliz?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora