Phoebe.
El resto del camino lo pasamos platicando de todo un poco. Descubro que se mudó para poder seguir estudiando, que era el encargado de los animales, ahora trabaja a un par de calles de Peter y que aprendió a montar a caballo desde antes de los diez años, además me cuenta algunas de sus travesuras como cuando se escondió debajo de su cama por horas, dándole un susto de muerte a su madre quien creyó que se había caído en el río cerca de su casa.
Yo también le platico sobre mí, le cuento algunas cosas que hacía con Lily y otras chicas en mi antigua escuela y un poco de mi infancia, aunque sin dar muchos detalles.
Poco después se detiene y apaga la camioneta. Estamos a unos metros de una casa muy bonita, tiene dos pisos y es como tres veces el lugar en el que vivo con April. Es muy pequeño para ser una hacienda, aunque no le falta tanto.
Se estacionó lejos de la casa porque dice que así será más fácil salir mañana.
Al bajarme, de inmediato siento algo de frío y mis pies se hunden unos centímetros en la nieve.
—Buenas tardes, joven Gates.—saluda el chico que abrió la puerta principal, con un acento sureño como el de Holden, pero más marcado.
—Hola, Malcom. ¿Mi familia está en la casa o salieron?
—Están todos ahí. No sabía que hoy había fiesta, su mamá mandó a bañar a todos, hasta a su abuelo, aunque se quejó. Salió con Sophie a comprar muchas cosas e incluso a mi me dijo que fuera amable con las visitas —cuenta indignado—. ¡Cómo si no lo fuera siempre!
Holden se sonroja tiernamente y yo rio haciendo que Malcom me note.
No tarda mucho en darme su atención y dirigirme una coqueta sonrisa ladeada.
—¿Usted quien es?
—La festejada.—murmura Holden al tiempo que abre la puerta y baja nuestras cosas.
—Soy Phoebe Blanchard. Mucho gusto.—saludo extendiendo mi mano para estrecharla con la suya, pero él la voltea y se inclina para dejar un beso en ella.
—Malcom Stuart, granjero, 18 años, soltero y piscis.—se presenta guiñándome un ojo.
Me quedo boquiabierta por un segundo porque no sabía que debía presentarme de la misma manera.
—¿Qué haces?—espeta Holden, Malcom no voltea a verlo ni suelta mi mano.
No me incomoda, me parece gracioso.
—Empezar de manera formal mi cortejo para la bella dama.
No puedo evitar sonrojarme —aunque muy levemente por el frío— y reír porque todo esto es muy raro y nuevo.
—Un gusto, Malcom.
—Tus cosas, Phoebe.—menciona Holden mientras acerca mi mochila a la mano que aún sostenía Malcom, haciendo que me suelte.
La mirada de Malcom pasa de uno al otro por breves segundos antes de que la sonrisa ladeada se vuelva una de complicidad.
—Lo lamento, no pretendía molestarla —dice en mi dirección antes de ver a Holden quien tiene el ceño fruncido—. Tampoco sabía que usted ya la estaba cortejando, aunque debí suponerlo.
Se hace un breve y algo incómodo silencio en el que ninguno de los dos lo corrige, aunque Holden no me está pretendiendo. Se supone que solo somos amigos.
—¿No tienes cosas que hacer, Malcom?
—Nah.—desestima con una mano.
—¿Y si vas y limpias los establos?
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¿Y nuestro final feliz?
Novela JuvenilPhoebe es nueva en la ciudad y todos sabemos lo que eso significa, conocer personas nuevas, nueva escuela, amistades, amores, experiencias... Nueva vida básicamente. Holden es uno de los jugadores del equipo de hockey de su preparatoria. Tras vivir...