Un año y medio después del final.
Sophie.
Le doy el mejor intento de una sonrisa a mi mamá y a Malcom antes de entrar a la clínica.
Si todo sale bien, será la última cita de este estilo, al menos por un tiempo porque tal parece que siempre seré una paciente de cáncer, ya que incluso si los estudios que vengo a hacerme dicen que estoy limpia y sana, toda la vida voy a tener que estarme revisando y verificando que esto no ha cambiado.
Siento mi cuerpo tensarse un poco al notar que han cambiado a la recepcionista, porque la posibilidad de que eso vuelva a pasar es demasiado alta.
—Mamá, ¿me traerías un jugo de la cafetería?
La última vez que pasó frente a ella, casi se agarra a golpes con la enfermera y eso solo confirmaría su punto de vista.
—Te registramos y voy, ¿te parece?
—Tengo dieciocho, puedo hacerlo por mi cuenta.—protesto.
Le doy una mirada a Malcom que afortunadamente no tarda en entender.
—Yo la acompaño, Ava, no te preocupes.
—O tú ve por el jugo.
—Quedamos que ya no ibas a vigilar tanto, mamá.
Rueda los ojos y deja un sonoro beso en mi frente antes de ir a la cafetería del hospital.
Con frecuencia me sorprende la fortaleza de mi mamá. No fue fácil encontrar una terapeuta aquí para cada uno de nosotros, pues yo sentía raro el hablar con la misma persona que lo hace ella y los abuelos, por lo que mi psicólogo es uno diferente.
La admiro por tomar las rindas de su vida y rancho. Ni siquiera contrató un capataz o algo después de que encarcelaran a mi papá, ella lo hace sola.
Nos dijo entre lágrimas que aún tenía el departamento que un día compartió con el padre de Holden. Tenía planeado dárselo a mi hermano al irse a la universidad, pero al final él decidió estudiar en Florida y no a Georgia, por lo que sé, esa es la ciudad a la que Phoebe ir, así que supongo que lo hizo sentirse un poco más cercano a ella.
Mi mamá y Holden fueron a Georgia un día, juntos. Mi hermano me contó que era la primera vez en años que ambos visitaban como tal la tumba de su papá. Lograron encontrar muchas cosas en ese departamento y mamá se trajo varias fotos de su primer amor que ahora se encuentran colgadas en la casa.
Lo único malo es que tuvimos que vender una gran parte del rancho, pues no había mucha gente que quisiera estar cerca o comprarnos ganado ni cosecha.
Al menos esto ya está pasando de a poco y mi mamá ha logrado hacerlo crecer otra vez.
—Vamos.—me saca Malcom de mis pensamientos al tomar mi mano.
Suspiro al llegar a la recepción, algo resignada a que esto pase de nuevo.
—Buenos días, tengo cita con el doctor Torres.
Asiente con una sonrisa consultando la computadora.
—¿A nombre de quién está la cita?
—Sophie Fisher.—murmullo.
Su vista se levanta con lentitud para verme con reproche.
—¿Qué no eres de la familia de locos que mataron a la chica de VIH?
Malcom también se tensa.
Pensé en cambiar mi apellido por Gates, pero en realidad era la misma cosa. Aquí somos la familia del asesino loco.
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¿Y nuestro final feliz?
Novela JuvenilPhoebe es nueva en la ciudad y todos sabemos lo que eso significa, conocer personas nuevas, nueva escuela, amistades, amores, experiencias... Nueva vida básicamente. Holden es uno de los jugadores del equipo de hockey de su preparatoria. Tras vivir...