Capítulo 26: Eres tú, cariño.

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Holden.

Creo que la única vez que estuve más nervioso que en este momento, fue hace un mes cuando le pedí a Phoebe ser mi novia.

Lo he aplazado lo más que he podido, tampoco me he quedado con los brazos cruzados porque necesito agilizarme y hacer las cosas que me corresponden, pero esto lo he dejado hasta el final.

Ya lo hablé con mi mamá y le pareció una idea maravillosa. Se lo conté a Malcom y aceptó sin problema a pesar de que involucra más trabajo de su parte. Contrate con los ahorros de mi sueldo —que es casi nada y terminaré de pagarle cuando todo esté hecho— a un agente de bienes raíces para que viniera a ver el terreno, lo analizo y consulto con quien sabe qué personas para darme el precio mínimo y máximo por el que podría venderlo.

Ayer me dijo que ya tenía un par de interesados que quieren verlo en persona.

Y el dinero alcanza para pagarme más de una carrera, si así lo quiero.

Sin embargo, aún no se lo digo a Tayler y debo hacerlo porque la mitad del mi terreno se la estaba prestando para que cosechara, aunque no lo ha hecho por al menos dos años.

—Willy.—dice Sophie y volteo a verle de pie detrás de mí.

No diré que no me duele ver a mi hermana de esta manera. Ha perdido algo de peso, sus pestañas y cejas se han ido por completo, está sorprendentemente pálida y luce muy cansada, como si el simple hecho de respirar le costara un gran esfuerzo.

La quimioterapia ha hecho parte de su trabajo. Los doctores están analizándola para determinar el avance que ha tenido y buscan que entre a remisión.

Yo entiendo casi todo. Mi madre se la ha vivido enterrada en información e intenta explicarnos a nosotros.

—¿Qué pasó?

Me trago la pregunta de si necesita o le duele algo. La última vez que lo hice me lanzo un zapato.

Exagerada, solo era la quinta vez que preguntaba.

—Yo lamento que tu dinero se esté yendo en mí —levanta la mano a modo de silencio apenas abro la boca—, vendí galletas que la abuela me ayudó a preparar; en el colegio y la calle nadie le dice que no a una chica con cáncer... Solo junte 1000 dólares, pero espero que eso te ayude a comprar una linda planta para tu habitación en Georgia.

—Sophie, sabes que ya conseguiré el dinero. No tenías que hacer nada de eso.—aclaro atrayéndola a una abrazo.

—Si no lo hice por ti —bufa contra mi pecho—. Lo hice para ya no sentirme como una carga para tu bolsillo... Pero prométeme que no dejaras morir la planta que te compres con eso, por favor. 

Se aparta y me tiende una bolsa de tela atada con un listón.

—¿Qué te parece si con esto mejor compramos algo para ti o para ambos?

—Nah, yo no necesito absolutamente nada... Solo salud.—bromea y se va directo a la sala donde mis abuelos ven una telenovela.

Observo la bolsita en mis manos. No me gastaré ni un centavo en mí. Le compraré el disco que quería. Quizá le doy el dinero a Malcom o Phoebe para que ellos le compren cosas que sepan que le gustan con esto.

Guardo la bolsa en mi pantalón y tomo aire antes de tocar la puerta del estudio.

Se tarda un momento, pero finalmente paso encontrandome con Tayler acomodado en el escritorio con la vista en unos documentos.

—¿Podemos hablar?

—Claro, siéntate.

Suspiro y ocupo la silla enfrente de mí. Espero pacientemente que guarde todo lo que se encontraba encima de la mesa porque sé que es un obsesivo con que todo esté en su lugar y no me prestara real atención hasta que todo quede limpio.

¿Y nuestro final feliz?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora