CONOCIENDO A LAS ESPOSAS

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Realmente había aprendido algo nuevo de los dragones, algo que muy en el fondo ahora envidiaba demasiado. Y es que ellos al ser seres de sangre caliente, aún con bajas temperaturas, con el calor que guardaban en su interior, jamás sufrían frío y mucho menos se enfermaban.

Pero eh aquí a él, viendo que su piel está tan fría que los vellos de todo su cuerpo están erizados y no bastando con eso, no dejaba de temblar. Hace ya varios minutos que salió del agua cuando está termino de sanarle las heridas y aunque estaba seco gracias a una toalla que tiró al suelo al haber cumplido su trabajo, aún así no dejaba de temblar.

Incluso soltó uno que otro estornudo, y aunque los minutos seguían pasando y con eso su próxima clase estaba por empezar, aún no dejaba de verse en aquel pedazo de espejo, uno que mostraba una maraña de cabellos verdes.

Aunque nadie en el clan elfico lo sabía, solo su servidumbre personal, es que él sufría mucho para acomodar sus risos verdes y más que nada rebeldes y al tener el cabello largo, era incluso una tarea titánica y mas aún si no contaba con sus estractos de bayas o aceites especiales para poder desenredarlo.

Así que rendido y con más frío que nada, empezó a vestirse, con aquello que sería su vestimenta en todo lo que durará ahí en ese lugar. Una camisa blanca de mangas largas, un chaleco verde pasto y un pantalón azul marino.

Pero el problema era el cabello, y aunque le pasó un peine de madera que tenía adornando su pequeño tocador, aún así los tirones eran difícil de evitar eh incluso llegó a pensar que solo se los estaba arrancando al ver que su cabello se veía igual o peor que antes.

Por lo que frustrado a más no poder y al ver que pronto empezaría su clase, busco unas tijeras en algún cajón, al tenerla en su mano, sujeto un mechón de cabello y con un gran suspiro y lástima por lo que iba a hacer, cerro los ojos con fuerza y el primer tijerazo se escuchó en el lugar.

Cuando se animó a abrir los ojos para ver cómo quedó, se sorprendió de ver qué su mechón cortado en vez de quedar liso, este se alzó. Inhaló hondo antes de seguir con aquello que seguro se arrepentiría después, pero según él era más fácil peinar cabellos cortos con agua solamente que intentar desenredar unos largos sin ayuda de nada.

5 minutos bastaron y varios cortes con tijera para que al fin todo el cabello que por años dejo crecer y cuido con cariño y esmero se fuera al suelo, ahora su cabello verde que hace poco logro llegarle hermosamente hasta la cintura, ahora lo tenía al nivel de la nuca.

Por inercia se pasó los dedos por su melena verde y al sentirlo más liviano y escaso lo entristeció, pero era mejor así, intento convencerse para no llorar.

Así que se agachó y empezó a recoger todo su cabello del suelo para no dejar nada sucio en la habitación. Busco un pedazo de hoja de papel y al tenerla a su alcance, coloco sus largos rizos ahí y lo dejo sobre su buró. Cuando regresará de su clase, iría a enterrar su cabello bajo un árbol.

Cerro su habitación y bajo las escaleras corriendo, sabía que eso era peligroso pero el tiempo estaba avanzando y él todavía no salía de la casa. Así que al ver la mochila tono mostaza que Katsuki le regaló, sobre el sillón de la sala y que tenía todo lo necesario para ese día, se la puso en el hombro y salió por fin de su hogar.

Pero antes de correr como loco, busco en el bolsillo de su pantalón un pequeño mapa que su madrina le hizo el favor de darle para evitar que fuera a una zona peligrosa o prohibida. Así que al ver que tenía que caminar a la izquierda al salir de su casa, no dudo en seguir el camino de hormigón y hierba que se mostraba.

Percatandose por primera vez que la zona donde vivía estaba sin ningún vecino y con varios árboles y maleza por doquier.

— Quizás intentaron hacer un panorama de lo que es el bosque elfico antes de adentrarse al palacio — susurro al ver que incluso varias aves volaban por ahí y una que otra liebre que corría lejos al verlo pasar. Pero todo lejos de lo que realmente era aquello, porque ese lugar estaba solo y desolado, carente de algo digno para vivir.

Un viento fuerte lo tomo desprevenido, por lo que solo pudo cubrir sus ojos con su antebrazo antes de ser cubierto por varios pétalos de flores y hojas de árboles, la mayoría habían posado sobre su cabello y hombros, algo que le provocó risa. Pero que aún así sacudió y retiro sólo los que pudo encontrarse, sin darse cuenta que su cabello se estaba secando y con eso sus orejas elficas estaban siendo cubiertas por risos esponjosos.

Al ver que a unos metros un poco al frente de dónde estaba los árboles dejaban de verse, entendió que había llegado. Así que apresuró su caminar y lo primero que vio fue una casa de madera con grandes ventanales de vidrio y varias flores hermosas alrededor.

De pronto se sintió nervioso, ya que era la primera vez que conocería a otras razas, bueno aparte de las ninfas y las abejas, pero ellos vivían en el clan, así que quizás no contaban como alguien extraño a los elfos.

Intento juntar un poco de valor antes de seguir caminando a esa hermosa y acogedora casa, pero ni bien llegó a la enorme puerta de madera cuando una mujer de piel morena y orejas largas y blancas se puso frente a él, logrando sacarle un susto por la impresión.

— Vaya con que tú faltabas, adelante ya las demás esposas están dentro, pasa — Izuku solo pudo caminar de forma  robótica al sentirse muy nervioso en ese nuevo ambiente y más porque tenía la mano de esa mujer conejo empujándolo desde la espalda. —¡Buenas tardes y bienvenidas a todas las esposas a esta su primer clase para convertirse en futuras y excelentes reinas! —.

Izuku vio que solo había otras dos personas en ese lugar, algo que realmente lo sorprendió ya que él esperaba por lo menos a unas 30 o 40 personas, pero quizás en ese lugar no se acostumbraba reunir a tantas como en el clan de los elfos cuando se daba una clase, vaya algo nuevo que recordar.

— Me presento ante ustedes, mi nombre es Mirko y seré su maestra de las artes naturales, conmigo aprenderán cómo preparar pociones de todo tipo, desde píldoras sanadoras hasta encantamientos de creación —. Cuando Izuku escucho todo eso, sintió como la emoción le recorrió todo el cuerpo, ya que él amaba esos temas, además de ser un maestro en ellos al poderlos efectuar al derecho y al revés, pero feliz de saber que quizás podría aprender trucos o magia nueva de otros clanes. — Pero antes de que empecemos, por favor presentense para conocernos un poco mejor —. Mirko al ver que ninguno de los tres presentes lo quiso hacer por iniciativa propia, reviró los ojos para después señalar al único rubio del lugar — inicia tú —.

De inmediato Izuku y la otra persona miraron al señalado, quien carraspeó un poco en un intento de aclarar su voz.

— Mucho gusto, yo soy Kirishima Denki — el rubio al saber que no podía decir nada ni de su marido o de qué clan venían, solo hizo una leve reverencia a los otros dos.

El elfo al ver que la maestra lo vio directamente a él, dió un paso enfrente y con una exagerada reverencia, grito.

— ¡Yo soy Bakugou Izuku, encantado de conocerlos! — Mirko al ver al pobre joven todo ruborizado quizás por la vergüenza, soltó una pequeña risa, una que intento disimular.

El pecoso al ver su exagera presentación, se sonrojo aún más, antes de regresar a su antiguo lugar. Ahora solo faltaba una persona, aquella que portaba un hermoso kimono de seda pura de un bello tono rojo con bordados dorados y un obi tono plata y varios accesorios desde pulseras, anillos, collares y peinetas con gemas preciosas, dónde todo era elegante y fino a la vista.

— Mucho gusto, mi nombre es Todoroki Momo —. La joven hizo una reverencia, dándole tiempo a Izuku y a Denki ver lo hermosa que se veía en ese kimono que le quedaba y favorecía como anillo al dedo.

" Esto será divertido" pensó la mujer al ver que en su clase había variedad. Un señor del bosque, un jodido y promiscuo Incubo y una ricachona mujer vampiro.
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ENCUENTRO FORZADO....FUTURO INESPERADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora