Volviendo a mi.

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CLARA.

—Y pues si necesitas algo o escuchas algo extraño puedes avísame —Le digo a mayra quien se estiró en la cama con una cara de que muere de sueño— Mi habitación está arriba hacia la derecha, la última, por si necesitas algo y tienes vergüenza a pedírselo a los chicos. —Le explico— Mañana te los presento bien, aunque pensándolo bien —Miro el reloj: 8:45Am— ya es de mañana, pero no hemos dormido nada.

Y bueno, estoy hablando sola ¿Les digo porqué? Pues porque mayra ya está con los ojos cerrados bien dormida, hasta parece que está muerta. Escalofríos recorren todo mi cuerpo reaccionando al recuerdo de lo que había dicho Thomas en la cocina. Tengo que ignorar eso, él no le haría daño... O al menos eso quiero creer.

Bostezando me pongo de pie para ir hacia el interruptor y apagar la luz de aquella habitación para visitas. Me dirijo hacia la puerta y con tan solo unos pasos ya me encuentro fuera, y cierro la puerta tras de mi.

Empiezo a caminar por el pasillo hasta cruzar por debajo de los escalones los cuales llevan a las habitaciones de arriba. Me estoy muriendo del sueño, necesito descansar.

Me dirijo hacia la sala donde hay una silueta de alguien sentado sobre la cómoda.

—¿Me vas a pedir perdón o vas a seguir haciendo como que no pasó nada? —Se escucha realmente enojado— ¿Sabes todo lo que me dijo Thomas por haberte perdido? —Y con tan solo escuchar el tono de voz y lo que dijo, fue suficiente para saber qué se trata de Carlos.

—Pero no estoy perdida, sigo acá con vida —intente bromear, pero, él no está de humor para aquello— Carlos lo siento, de verdad.

—Si, ahora vete y déjame en paz. —Su voz suelta ese aire seco, y me incomoda porque él no suele estar serio, ni en el momento más peligroso. Y eso me hizo llegar a la conclusión de que cualquier cosa que le halla dicho Thomas, fue fuerte como para que esté así.

Se que debo de haber respetado lo que había dicho e irme, y digo " haber respetado" porque me encuentro sentada a su lado. Apenas la luz de el sol se cuela por algunas ventanas abiertas, puedo ver su pecho desnudo.

No está tan mal...

—Clara, ya te disculpas te, ya te puedes ir si es todo lo que tenías que decir.—Se hizo aun lado para evitar el acercamiento y crear un gran espacio entre ambos.

—Carlos, si, se que fue muy cruel de mi parte haberme ido con una desconocida sin avisar. Pero estaba nerviosa, ibas a encerrarme con la persona que quiere matarme. —Explique— y tal vez sí debí de haberme quedado....

—"Debí" claro... Ya, ¿para que te arrepientes si ya lo hiciste? Eso es una tontería.

—Carlos, de verdad lo siento, si puedo convencerte de alguna manera que me perdones, lo haré. Pídeme cualquier cosa.

Él fija su vista en la mesita de cristal con detalles plateados. En el momento en que dije aquello él volteó a mirarme con una sonrisa en sus labios, que, apenas se puede ver bajo la luz del sol. Ya que todo se encuentra cerrado.

—¿Lo que yo quiera? —asentí— ¿Lo que sea?

No sé porque esas preguntas me han hecho temblar, no creo que abuse de esto para mandarme a hacer algo indebido.

—Si...—Sonreí para evitar que él se de cuenta de mis nervios— lo que tú quieras...

—De acuerdo. Lo pensaré y luego te diré, ya que no tengo algo en mi mente tan macabro —Soltó una risa, que, a pesar de que no pasó mucho desde que lo escuché reír, la había extrañado— como para vengarme de lo que hiciste jovencita.

ESA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora