KARLIS.

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CLARA.

Ya hacían más de las 5 de la tarde. Charli paraba de conducir cada ves que Thomas y Carlos se peleaban por cualquier estúpida cosa que se les cruzara por la mente.

Porque lo des concentraban.

Yo me quedaba sigilosamente callada mirando como entre ellos discutían. Cada segundo se podía ver como el pote de jugo ya vacío, viajaba de un lado a otro en el auto hasta llegar a pegarle a charli quien los miro con cara de querer matarlos, y creanme que si llegaba a hacerlo yo le ayudaría.

Y así fue como dejan de pelear aunque se daban miradas por el retrovisor y se sacaban el dedo como dos niños pequeños.

Era gracioso porque ellos se trataban como hermanos. Por más que pelearan, al rato ya andaban hablando como si no se hubieran dicho hasta como se moriría él otro segundos atrás.

Son lo contrario a mi y Thomas, nosotros nos peleamos y seguimos haci, hasta que uno de los dos -Thomas- vuelva a hablar. Bueno, no toda relación con hermanos se tienen que llevar bien, además, entiendo el porque... no soy su hermana verdadera y tal vez no tengamos esa conexión de hermanos aun. O quizás nunca la tengamos.

No es que él me trate mal por serlo, ni siquiera en todas las peleas que hemos tenido me ha dicho algo ofensivo por serlo y se lo agradezco. Y créanme que cuando digo que se lo agradezco lo digo en serio.

Porque se sentiría horrible que te dijeran que no formas parte de la familia solo por venir de otro lugar o por no compartir la misma sangre. Y ninguno de los dos me ha ofendido por lo que me ah pasado ni mucho menos hasta ahora han hecho broma sobre lo que le pasó a mi familia.

-¿Por qué tan callada?

Escuche la voz de Thomas y salí rápidamente de mi burbuja de pensamientos. ¿Cuánto tiempo había tardado pensando?

–Nada, solo quiero llegar rápido.

–Ella me entiende. –interviene Carlos mirándome con una sonrisa en sus labios y con el pulgar arriba–pero ya hablando en serio... ¿Cuánto fa...?

–No te atrevas a terminar la última maldita puta palabra, Carlos -Le amenaza Thomas poniéndose de lado para observarle.

Y desde ahí, puede ver su hermoso e impecable perfil. No puedo negar que tiene una cara de dios griego, su cara estaba libre de arrugas o granitos, parece tallada por los mismos Ángeles. Se ve su piel tan cremosa eh brillante a la luz del sol, y que es inevitables no poder observarle. 

Como sus cejas están hermosamente despeinadas igual que su cabello tan negro como la oscuridad de la noche. Esos ojos que penetran mi alma y hacen que se me remueva hasta los intestinos. Esa nariz tan fina como su paciencia con las personas. Esos labios tan rojos como la sangre que corre dentro de mi. Esas pestañas tan largas como la eternidad.

Están lindo...

Luego de percatarme que lo estoy mirando sin pena alguna, me doy cuenta que me mira con una de sus estúpidas sonrisas arrogantes, egocéntricas y más que nada de burla. ¿Cómo tantas cosas que odio pueden estar en una sola persona? ¿Realmente eso es posible? Pues si, con Thomas aquí me doy cuenta que nada es imposible.

–Ya se que soy hermoso, pero no te puedes quedar mirando me tan fijamente porque luego reacciono de una manera que no debería de reaccionar contigo. –Soltó.

¿A qué se refiere con eso?
¿Qué reacciones les causaría yo?

–¿Recuerdas que son hermanos no? –Cuestionó Carlos, con una de sus sonrisitas.

–Lastimosamente, ¿no es así Thomas? –Bromea charli.

Vi como Thomas movió la cabeza haciendo un asentimiento.

ESA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora