DE CAMINO.

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CLARA.

Al otro día me encuentro tirada en mi cama acabando de despertar. La luz que resplandece por la ventana iluminando la habitación me molesta tanto que me pongo de pie y me encamino a la ventana y cierro las cortinas haciendo que mi dormitorio se suma en oscuridad. Pero a pesar de eso, si puedo observar lo que se encuentra en ella.

Todo está en silencio. Algo me dice que baje a ver, no se que esperarme con estos chicos acá.

Me pongo un suéter enorme por el terrible frío que hace y me acerco al marco. Saliendo de mi habitación, dobló a la derecha por el pasillo para luego doblar nuevamente pero a la izquierda, donde se encuentra la escalera.

Escucho murmullos y decido asomarme para verlos a todos. Charli está tirado en la cómoda, mientras que Carlos venía saliendo de la cocina con un vaso de jugo en la mano con el pantalón de pijama, Thomas no paraba de mover la boca, al parecer estaba contando algo bastante desesperado.

Pero lo raro es -Como siempre hay algo raro- que esta hablando bajito como para que nadie lo escuchase más que ellos mismos. ¿No querrán qué yo me entere? ¿Qué me sorprende? Siempre ocultan todo.

Bajo las escaleras un poco más y ninguno se percata de que los estoy viendo, o tan siquiera escuchan mis pisadas.

–Si, como sea, callarse y mejor comamos algo. Porque aseguro que moriré si no como algo antes de salir donde la vieja esa.

–Carlos, por dios, te estas tomando un jugo. –Refutó charli mirando su vaso de jugo.

–¡No mires mi vaso, no te daré!

–¡Yo no quiero de tu puto vaso!

–¡¿Entonces porqué lo miras?!

–¡Pues porque quiero!

–¡¿No que no querías?!

–¡No lo digo en ese sentido idiota!

–¡No soy idiota!

–¡Si, eres un completo idiota!

Y cuando pensé que dejarían de pelear....

–¡Deja de gritarme!

–¡Tú empezaste!

No podía evitar reír aunque sea por lo bajo, se están comportando como unos niños, ¡por dios! ¿En serio se están gritando así por un vaso de jugo?... Y pensar que ya no me sorprendería más.

–¡Claro que no!

–¡Si, si lo hiciste!

–¡No no lo hice y cierra la boca!

–¡Cierra la tú primero!

–¡Tú no me mandas!–Protestó Carlos cruzándose de brazos como un niño pequeño cuando le quitaban su dulce favorito.

–¡Aver ya cállense! ¡Parecen niños pequeños, Joder!

–¡Thomas, él empezó!–Chilló carlos– quiere que obligatoriamente le de de mi jugo.

–¡Por supuesto que no! ¡Tú jugo sabe a mierda! 

–¡Oh vamos, no de nuevo! –Se queja Thomas también observando los.

–¡Eh! –Carlos se pone una mano en el pecho– haré como que no escuche nada.

Carlos se pone de pie caminando con su jugo en mano hacía la otra cómoda, que queda al otro lado pero frente a frente, solo separado por una mesita de cristal.

–iré por cla....

Thomas no terminó la palabra al darse la vuelta y verme justo ahí parada, donde yo observaba el tremendo espectáculo.

ESA NOCHEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora