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Pov Amity

— ¿Qué tal tu vida de casada? Ya follaron — se burló Boscha cuando entré al salón de clases, agradecí que ella y yo éramos las primeros en llegar y realmente medite sobre el dicho: "con esas amigas para que quería enemigas"

— Deja de bromear — mencione y me senté a su lado— Nosotras no estamos dentro de ese tema.

No había amor en nuestro matrimonio. Todo era por pura conveniencia, no me podía imaginar llegando a casa y recibiendo un beso de bienvenida por parte de Luz. Después de la boda, Luz acomodo sus cosas en mi habitación, pero dormíamos en camas separadas. Por las mañanas era la misma rutina de siempre, nos levantábamos, arreglábamos para la escuela y bajabamos para desayunar. Luego el chofer nos traía a la escuela y nos recogía por la tarde, donde nos dedicábamos a hacer los deberes.

— Que aburrido — Boscha se recargó en su asiento —si fuera tú ya estaría disfrutando de ella.

— No seas asquerosa — comente, lo único que se me venia a la cabeza y de forma confusa fue la vez en la que su celo me golpeo y termine follándola —no me gusta de todos modos.

— Pues entonces eres tonta y ciega.

— Sólo estoy tratando de ayudarla Boscha la viole no es como si pudiera verla a la cara.

Boscha frunció el entrecejo, mostrando una expresión de desacuerdo — Amity, tu sabes que una vez que el olor del celo nos golpea no podemos detenerlos. Está en nuestra biología, perdemos el sentido de quienes somos es por eso que las omegas deben usar supresores. Amity Luz no es una niña de cinco años al que se le tiene que rogar para que los use.

Boscha tenia un punto, los celos de las omegas llegaban una vez al mes por lo que era natural usar los supresores para evitar inducir el celo a los alfas, lo mismo pasaba de forma contraria, la única diferencia era que los alfas tenían su celo cada tres meses; sin embargo, a ella nunca se le olvidaba usarlos. Por alguna razón Luz lo había olvidado.

— Es que, los había olvidado.

— Olvidado, ¿Quién olvida el medicamento que puede salvarle el culo?, ¿Qué omega en sus cinco sentidos olvida los supresores?

—Pues al parecer ella.

Comente irritada de la plática. No quería hablar de ella, me estresaba pensar en ella y ya la veía demasiado tiempo en casa como para tener que lidiar con el asunto, en la escuela también.

—Vamos a una fiesta el siguiente fin de semana —Skara apareció por la puerta y se dirigió rápido hacia nosotras, ella muy cabrona se sentó en la paleta de mi pupitre—. Será divertido y podrás olvidarte de tu mala suerte.

Esa sería una grandiosa idea, pero no creia que mi madre me diera permiso.
Ella es estricta y después de lo de Luz estaba muy enojada conmigo.
Sentía que me vigilaba en todo momento, cualquier paso que daba incluso en el desayuno; nunca había compartido la mesa conmigo más que
en algunos días festivos pero esta mañana sin necesidad de celebrar
nada, Odalia ya estaba ahí, mirándome juzgadoramente.

— Está bien  —dije porque era mucho mejor que quedarme en casa y lamentarme por mi mala suerte.

Regresé a casa antes que Luz porque nuestros horarios de los viernes eran muy diferentes, hice la tarea y me acosté a dormir con un terrible dolor de cabeza. Alguien pasó sus manos por mi cabello y me obligué a abrir los ojos, le sonreí a mi nana.

— De verdad no puedo verte con una cara tan triste, ¿Dónde quedo la niña sonriente?, ¿De verdad es tan malo?

— Lo es nana, siento que mi vida esta arruinada.

—¿Y eso es por?

—Estoy casada con una persona que no me ama y que no amo eso no te dice nada.

— Entonces sólo tienes que hacer que te ame y amarla, eso es mucho mejor que lamentarse porque tu vida y su vida se arruinaron, al menos intenten ser positivas.

— ella ya ama a alguien más, no creo que pueda amarme.

—¿Quién no podría amarte? —me dijo nana apretando mis mejillas — si eres guapísima  y con un corazón muy noble.

Sonreí.

— Eso lo dices sólo porque me quieres, pero te haré caso y lo intentaré — le dije sincera. Pero con pocas esperanzas.

 Pero con pocas esperanzas

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𝑬𝒔𝒕𝒂𝒓 𝑪𝒐𝒏𝒎𝒊𝒈𝒐 𝑺𝒐𝒍𝒐 𝑻𝒆 𝑯𝒂𝒄𝒆 𝑳𝒍𝒐𝒓𝒂𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora