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POV Amity

Él bebé se movía dentro de Luz y sentirlo era algo mágico. No podía dejar de tocar el vientre de mi esposa que crecía cada día un poco más; me gustaba sentir la vibración del vientre por culpa de las pataditas en mi mano o en mi mejilla. También me gustaban los dedos de Luz moviéndose por mi cabello. Tal vez era sólo por la marca pero nos estábamos acercando cada vez más.

Aún no podía creer que dentro de ella existiera vida. Iba a ser un omega muy latoso.

—¿Estas bien con que sea omega? —preguntó y asentí restándole importancia.

— No importa que sea mientras esté bien.

—¿No crees que tu mamá se enoje?

—A quién le importa mamá, el bebé es nuestro no de ella — por supuesto sabía que mamá no iba a estar particularmente feliz ya que ella deseaba un alfa, pero a mí no me importaba.

Me senté en la cama y bajé la playera enroscada en el cuerpo de Luz para cubrirla. Ella  también se sentó y paso su mano por mi mejilla, me acurruque en ella.

— Duerme esta noche en mi cama, él bebe se  tranquiliza cuando te siente, creo que le agradas.

Asentí y me acosté a su lado reposando mis manos en su vientre cálido. Ella estiró su mano para apagar el foco y encender la lámpara.

—Buenas noches.

—Buenas noches Luz, buenas noches bebé latoso.

No quería sentirme feliz, pero lo estaba.

Luz camino rápido hacía una heladería, ni siquiera le importaba que estuviera embarazada de varios meses

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Luz camino rápido hacía una heladería, ni siquiera le importaba que estuviera embarazada de varios meses. Yo le seguí también rápidamente y cuando estuve a su lado, ella ya había ordenado dos helados de chocolate y menta. Los tomó y pago, así que caminamos lentamente disfrutando de nuestro helado por el  festival.

Había varios puestos y realmente se me antojaba todo, quería algodón de azúcar, pero también quería pizza y luego veía las palomitas de maíz y se me hacía agua la boca. Pero Luz quería pastel, brochetas de salchichas, crepas, helado, papás a la francesa y nachos y la  embarazada era ella  y no yo así que tenía que ceder a lo que ella quería. Tomo mi mano y me hizo caminar detrás de ella hasta un puesto de tiro al blanco.

— Quiero algo — dijo viendo los regalos — consígueme un flamenco por favor — rogó y asentí.

Estuve horas y horas intentando tirando y mal gastando mi dinero, tratando de conseguir el flamenco y me pregunte porque estaba esforzándome por conseguirlo. Y no, no era porque quería ver a Luz  sonreír. No lo gané pero el vendedor me lo termino regalando, Luz se veía feliz así que eso era todo lo que necesitaba. Volvimos a casa cansadas de tanto caminar, Luz  iba durmiendo en mi regazo y yo no podía dejar de verla.

Estaba en problemas, serios problemas. Ya había aceptado que estaba perdidamente enamorada de mi esposa.

𝑬𝒔𝒕𝒂𝒓 𝑪𝒐𝒏𝒎𝒊𝒈𝒐 𝑺𝒐𝒍𝒐 𝑻𝒆 𝑯𝒂𝒄𝒆 𝑳𝒍𝒐𝒓𝒂𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora