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— Maldita sea — Boscha paso ambas manos por su cabello, obviamente enojada y desconcertada— malditas omegas hijas de puta.

Miré a Luz  de reojo. No quería que tuviera un enfrentamiento con Boscha por expresarse así de su subgénero.

—No estés tan alterada, no paso nada.

— ¡No paso nada porque llegaste!, si no hubiera sido así ahora tendría que cargar con ella porque seguramente la hubiera marcado.

— Pero no paso nada.

—Siempre están haciéndose las víctimas — dijo sin hacerme caso, yo no podía detener sus maldiciones— nos llaman violadores cuando sólo usan su celo para atrapar alfas, saben perfectamente que perdemos la razón cuando entramos en celo y... —miró a Luz — Perdón hable de más, sé que tú no eres así Luz. Es que aun no entiendo por qué no usan supresores si los regalan en cualquier clínica y seguro social.

—A veces simplemente se nos olvida — le regalo una sonrisa plana y me acerque para abrazarla, ella tembló entre mis brazos.

—No dejes que te afecte —le susurre al oído—tienes tus razones.

— Gracias — dijo con un puchero.

—¿Ya estas mejor? —le pregunté a Boscha y asintió.

— Ella me llamo... tú la viste.

Asentí —No te preocupes si te denuncia declararé lo que vi, que ella ni siquiera quería tomar el supresor que le dimos y Luz también es testigo.

— Gracias, iré a lavarme la cara.

La vi salir y al mismo tiempo sentí a Luz removerse contra mi cuerpo.

Seguía con una mirada apagada.

—No le tomes importancia a lo que dijo Boscha, estaba enojada.

—Pero tiene razón al menos conmigo, yo use mi celo para que Hunter me marcará sólo que no logre que fuera Hunter y terminaste siendo tu quien me marco.

—Lo lamentó —volví a disculparme por milésima vez.

—Bueno, no eres una mal alfa y estoy segura de que muchas me envidian por tenerte.

Sonreí y acaricié de nuevo su cabello.

—¿Entonces irás con tus amigos?

Asintió — Quiero salir con ellos.
—Voy a extrañarte.

Estaba leyendo en la biblioteca y tome un libro al mismo tiempo que alguien más

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Estaba leyendo en la biblioteca y tome un libro al mismo tiempo que alguien más. Lo reconocí de inmediato, aunque nunca había cruzado palabra con él.

Por supuesto él me miro de arriba abajo, yo era más alta, pero el otro alfa tenía un porte más amenazador, como un alfa normal. Y no es que yo no fuera una alfa normal pero no me gustaba verme como alguien prepotente.

—¿Amity verdad? — asentí a su pregunta—Soy Hunter. 

—Gusto en conocerte —dije pasando de largo, pero el alfa mayor me había tomado por la playera.

— No encuentro el gusto, no después de que te follaste a mi omega.

Me solté de su agarre molesta;

—Ya no es tu omega.

Él sonrió ladinamente.

—Aunque ella este contigo, piensa en mí, la marque tanto que es imposible que otro entre en su vida, podrás hacerlo en su cuerpo, pero nunca en su corazón.

Me aparté molesta y me di la vuelta sin hablarle: se equivocaba, yo no tenía nada; no tenía su corazón, tampoco su cuerpo.

𝑬𝒔𝒕𝒂𝒓 𝑪𝒐𝒏𝒎𝒊𝒈𝒐 𝑺𝒐𝒍𝒐 𝑻𝒆 𝑯𝒂𝒄𝒆 𝑳𝒍𝒐𝒓𝒂𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora