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Amity Pov

Luz  miro el vestido de novia dentro de la caja platinada, con los ojos tristes.

— Es bonito — dijo poniendo en su rostro una sonrisa plena — Tiene bordados muy hermosos y detallados, me gusta, gracias por comprarmelo pero ¿No se supone que no deberías  ver el vestido de la novia antes de la boda? Es de mala suerte.

Menciono, pero no parecía preocupada. Nosotras tuvimos mala suerte desde el comienzo, nuestro futuro no sería feliz, ni próspero ¿Que más daba si veía el vestido antes?

— No creo en esas cosas — dije restándole importancia — Puedes cambiarlo si quieres y si necesitas más dinero solo tienes que decírmelo, mi número ya esta registrado en tu teléfono.

Desde hace algunos días pero ella no me había llamado. Tampoco la llame, a pesar de que íbamos a casarnos, no teníamos muchos temas de que hablar, ni ganas de escuchar nuestras voces.

— Este está bien ¿Tu ya tienes tu traje? 

Asentí  a su pregunta sentándome a su lado  en la cama, la habitación de Luz era pequeña, insípida, sin embargo tenía un toque hogareño en las macetas que se asomaban por el balcón y las fotografías infantiles.

— Se que no es fácil, pero quiero que esto funcione. No necesito que me ames, ni esas cosas cursis que hacen las parejas, pero como mínimo espero que llevemos una buena compañía; como amigas.

Quería ser clara desde un principio. No había amor, pero creía que la comunicación sería lo más importante en esta situación.

— Tienes razón, podemos empezar como buenas amigas, no podemos casarnos si ni siquiera nos hablamos.

Sonreí un poco más tranquila.

— Podemos ir a dar una vuelta después — propuse de buena gana. Las palabras sinceras y honestas, serían la clave para que esta locura funcionara.

— Claro, al parque o a comer simplemente.

— ¿Quieres ir a dar una vuelta ahora?

— Si, por supuesto.

Su teléfono empezó a sonar y mirándome apenada lo tomo, se alejo hacia la ventana para hablar discretamente.

— Voy para allá — dijo y colgó — No creo que sea posible nuestro paseo hoy, pero podemos hacerlo después.

Estuve de acuerdo, no me enojaría porque me dejara plantada en nuestra primera cita. Era una chica paciente después de todo.

— Bueno entonces supongo que me voy, me despediré de tus padres.

Le dije adiós con mi mano y salí de su habitación. La señora Noceda estaba viendo televisión, con dos niños menores a su lado. Ella no parecía enojada conmigo así que al menos eso funciono.

— Me retiro por hoy, gracias por dejarme venir.

Ella sonrió, parecía que adivinaba que  mi futuro sería lamentable.

— No hay de que, creo que eres una buena chica, Luz estará bien contigo pero tendrás que tenerle paciencia. No voy a culparte  de todo, era responsabilidad de mi hija usar los  supresores, pero tampoco esperes que te felicite.

— Yo no sé si pueda hacerla feliz algún día — le dije mientras pasaba mi mano por mi cabello, claramente preocupada.

— ¿Y tú?

— Yo ... — medite una buena respuesta, pero finalmente termine por decir lo que de verdad sentía — nunca tuve planes para hacer nada, ni objetivos, asi que no me  importa.

— ¿Alguna novia?

Negué, nunca había estado con alguien, ni amado a nadie, eso no era problema.

— Está bien te creo chica. Ya hablé con Luz y ella sabe que una vez que hay marca, no hay muchas posibilidades.

Asentí de acuerdo. Las posibilidades eran resignación y tolerancia.

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𝑬𝒔𝒕𝒂𝒓 𝑪𝒐𝒏𝒎𝒊𝒈𝒐 𝑺𝒐𝒍𝒐 𝑻𝒆 𝑯𝒂𝒄𝒆 𝑳𝒍𝒐𝒓𝒂𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora