Parte 7. El cielo

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Saliendo de la bruma onírica, Camila sintió el calor que emanaba contra su espalda, abrió los ojos perezosamente y con el paso de los segundos fue haciéndose consciente de dónde y con quién estaba y sonrió, sintiendo la bivaque de mariposas en su panza. Tenía ganas de ir al baño, pero prefirió aguantarse con tal de seguir sintiendo el cuerpo de su abogada favorita así, tan cerca. Cerró los ojos con la intención de seguir durmiendo, cuando sintió que Lauren se movía ligeramente, a la vez que la apretaba con el brazo que pasaba por encima de su cintura dejando su mano descansar sobre su vientre, se pegó más a ella y le dio un par de besos en la cabeza.

- Qué hermoso día para estar viva. - Dijo, suavemente con la voz somnolienta.  Camila sonrió al o{irla, a la vez que le tomaba la mano que descansaba en su barriga y entrelazó los dedos.

- Buenos días, Licenciada, creí que aún dormías.

- Estoy en duerme vela desde hace un rato, disfrutando de la sensación de tenerte cerca. -comentó con la voz aún más ronca de lo acostumbrado.

- Me encanta estar así. -Dijo dejando salir un gruñido perezoso. -Pero me urge ir al baño.

Lauren la soltó de inmediato y volcándose sobre su espalda, diciendo en tono teatral

 -Te dejo libre! 

Camila rio, y rodó sobre la cama para luego ponerse de pie y dirigirse al baño.

-Si me lo permites, voy a aprovechar para tomar una ducha.

-Claro, claro. En el mueble arriba del sanitario encontrarás varias toallas y en la ducha hay jabones, champús y todo lo que puedas necesitar. - le dijo amablemente.

Camila le dio las gracias mientras le lanzaba un beso con la mano, despareciendo tras la puerta.   Lauren salió de la cama perezosamente y bostezando. Organizó la cama prolijamente, luego fue al baño de visitas y se cepilló los dientes, se devolvió caminando lentamente y entró al walk in closet, eligió una playera blanca básica y un pantalón de chándal gris ratón, luego abrió el cajón donde organizadamente tenía ropa interior de todo tipo, y sacando unas bragas nuevas, aún en su bolsa, las llevó a la habitación y los depositó sobre la cama. Consideraba que ellas eran de la misma talla y seguramente estaría cómoda así. Levantando la voz y dando dos toques en la puerta del baño, le dijo:

- Nena, te dejé algo de ropa sobre la cama.

- Gracias, ya casi salgo. -Contestó Camila desde adentro.

- No te apures, voy a bajar a la cocina a hacer café, se te antoja? -Preguntó.

-Negro y sin azúcar.  

Lauren sonrió, Camila le resultaba super mandona y ella que siempre había tenido problemas para seguir órdenes, cuando se trataba de Camila, le era imposible resistirse, e incluso le resultaba sexy que fuera así.


 Estaba en la cocina alistando las tazas, mientras la cafetera hacía ruido burbujeando, cuando vio a Camila entrar, enfundada en su ropa que le quedaba a la medida y con el cabello aún mojado cayendo sobre sus hombros. Lauren le sonrió y estiró la mano hacia ella,  la tomó y se acercó a su rostro dándole un gran beso.

- Buenos días, hermosa. -Le dijo con voz coqueta, Camila. 

- Buenos días, para ti también. -Sintiendo el corazón desbocado por la forma como la había llamado, mientras la pegaba más a su cuerpo y la besaba nuevamente.  Cuando se separaron, Camila le agradeció por la ropa y Lauren sirvió el café y le pasó una taza. Le dijo que podía sentarse en una de las sillas altas al otro lado de la encimera y le preguntó qué se le antojaba para desayunar.

Divinas leyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora