Parte 10. De la familia y el trabajo

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Lauren que sin saber a lo que se exponía esa tarde, se había puesto un pantalón acampanado, con cintura ancha, talle alto y de color negro, una blusa amarilla de hombros descubiertos y ribete fruncido, unos tenis negros sencillos, había dejado el cabello suelto haciendo ondas naturales por su espalda y no se había puesto maquillaje. Le había pedido algunos minutos para cambiarse, quería arreglarse, pero ella le dijo que así estaba perfecta y la convenció de salir así. Ya en el coche, le preguntó si había alguna recomendación especial, antes de estar frente a sus padres, Camila la había mirado con una seguridad rotunda diciéndole:

-No estés nerviosa, Lauren, te van a amar.

Antes de que Camila abriera la puerta de su casa, nuevamente le había pedido un minuto, esta vez para reacomodarse el cabello, luego la blusa, pasarse la mano por las caderas.

-Tranquila, son solo mis padres. -Le sonrió reconfortándola, y le dio la mano. Luego puso la huella y la puerta se abrió, cediéndole el paso.

-Hay alguien en casa? -Casi gritó Camila, al no oír ningún ruido.

-En la cocina! -Lauren escuchó esa voz de mujer y sus nervios aumentaron, la hora había llegado.

Camila la tomó de la mano, porque creía que si no lo hacía, la otra no la iba a seguir, cuando entraron a la cocina, cuatro cabezas se levantaron hacia ellas.

-Familia, les presento a Lauren. Les dijo sonriente, caminando hacia su abuela, mientras que Richard se ponía de pie. Al instante les soltó la bomba: -Mi novia! 

Por todo Manhattan pudo oírse el sonido que produjeron esas cuatro mandíbulas cuando cayeron al piso, Richard casi se tuerce la nuca de la velocidad que giró la cabeza para mirar interrogante, a Grace y de nuevo a su hija mayor.

La sonrisa en los rostros de Grace y Sasha eran enormes, mientras que la abuela permanecía circunspecta, mirándola.

-Mucho gusto, soy Richard. -Le dijo tendiéndole la mano, que inmediatamente tomó Lauren, dedicándole esa sonrisa con la que sabía de sobra que conquistaba cualquier simpatía en cualquier ser, humano o no.

-El gusto es mío, señor Cabello. Al instante tuvo unos brazos envolviéndola a la vez que le decían:

-Encantada de conocerte y de tenerte en esta casa. -Era Grace.

-Señora Cabello, muchas gracias.

-Es Grace, nada de señora. -La reprendió como a una cría y Lauren dejó salir una risita, de esas de bebé, mientras la miraba con simpatía, excusándose. Camila que había llegado a darle un beso a su abue, miraba la interacción, con una sonrisa. Sasha le hizo una seña para que se agachara y cuando la tuvo cerca le dijo bajito, solo para ella:

-Es un diez, hermana. Esta vez sí que elegiste bien. 

Camila sonrió aún más y le guiñó un ojo a la vez que veía a su madre modularle sin emitir sonido: 

- Es más bonita en persona! -Lo decía porque la había stalkeado en instagram. 

 La abuela que se había mantenido al margen hasta el momento, finalmente le hizo un gesto con la mano para que se sentara junto a ella y cuando lo hizo, le dijo:

-Soy la abuela, si tienes a mi nieta en tu corazón, yo ya te voy a meter en el mío. Lauren la miró sonriente  con calidez, asintiendo con la cabeza.

-Tengo en el horno, un ratatouille. -Siguió diciéndole. -Estará en unos quince minutos, espero que tengas hambre porque estás invitada a comer.

-Muchas gracias, señora.... -No sabía su nombre así que dudosa miró a Camila, pero fue interrumpida.

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