Relato #09: Viridian Lake.

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Los chicos habían llegado finalmente a Autrain. Venía de Browntown Hills, por lo que el viaje había sido un poco cansado, a pesar de no ser largo. Sara y Greg estaban algo emocionados, más que nada por visitar Viridian Lake y tomar fotografías de aquél hermoso lugar para aumentar sus seguidores en las redes sociales. Henry, en cambio, se sentía un poco nervioso. Hacía algún tiempo que no visitaba el pueblo y no se sentía muy cómodo.

—Entonces, ¿vas a visitar a tus abuelos, Henry? —preguntó Greg mientras miraba por la ventana y observaba el río bajo el puente de Autrain. Notó como la niebla comenzaba a cubrir las lejanías del paisaje, algo que le dio una extraña sensación.

El chico asintió con la cabeza y le dijo la dirección. No tardaron mucho en llegar, por lo que Henry se alegró al ver la fachada de la casa y ese viejo árbol en el que él y su hermano solían jugar cuando eran niños, eso lo hizo sentir todavía más triste. Greg estacionó el auto y se dirigieron a la puerta principal. Al abrir los recibió el abuelo de Henry, mientras su abuela terminaba de cocinar su mundialmente conocida tarta de frambuesa, por lo que habían llegado en el momento justo.

—¿Cómo sigue tu madre por lo de Billy? —preguntó su abuela mientras servía el delicioso postre—. Hace mucho tiempo que no los vemos...

—No es fácil —dijo—. Y bueno, aproveché las vacaciones para venir y...

—Viniiimos al lagooo —interrumpió Sara, un poco harta de las palabras de Henry que no llegaban a ningún lado—. Escuchaaamos que es maravillosooo y bueno, creo que nos hacen falta unos cuantos miles de seguidoreees en nuestro Instagraaam.

Sus abuelos intercambiaron miradas un tanto... extrañas, como de preocupación.

—¿Al lago, dices? —preguntó la abuela mientras comía—. No creo...

—No es buena idea ir al lago en esta época. Es hermoso, sí, pero eso lo hace todavía más peligroso. Es justo ahora cuando los Marinos salen de las cavernas del fondo del lago y hacen una cacería para...

—Ah, genial, cuentos de viejooos —interrumpió Sara, sin alguna intención de ocultar lo que había dicho.

—¡Sara! —reclamó Greg—. Más respeto, ¿no te parece?

—No hay cuidado, lo mismo decía yo cuando tenía su edad —habló el abuelo de Henry, levantándose de la mesa—. Irán de todas formas, son adolescentes, ni siquiera voy a intentar convencerlos, pero, eso sí, tengan cuidado, por favor.

—Lo tendremos, abuelo.

Algunos minutos después, cuando Henry y sus abuelos terminaron de ponerse al corriente, decidieron irse para continuar con lo planeado. Greg, quien había estado investigando el lugar, alquiló una cabaña muy cerca del lago por dos días. A pesar de que el lugar era increíblemente hermoso, no había más turistas. Sólo unos pocos pescadores que comenzaban a retirarse del lugar.

Al llegar al lago se deslumbraron con la vista. Henry comenzó a recordar los momentos de su niñez y lo bien que se la había pasado, eso lo hizo sentir un poco triste.

—Mierda, mira este lugaaar, ¡es estupendo! —decía Sara mientras salía del auto y comenzaba a caminar hacia la orilla, emocionada—. ¡Greg, amor, mira estooo! —gritó mientras él llevaba las cosas a la cabaña.

Henry se acercó y miró el agua, tan cristalina y pura que parecía de ensueño. Ninguno realmente podía esperar a meterse y disfrutar el verano. Sara incluso ya comenzaba a quitarse la ropa para nadar, pero un grave grito proveniente de las cabañas la detuvo de manera abrupta.

—¡Alto, alto, alto! —vociferaba un hombre con cara de pocos amigos—. ¿Qué no has visto la hora? Es casi de noche, no les recomiendo nadar a altas horas.

Welcome to Autrain | Colección de Historias Cortas | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora