Relato #18: Sector 18.

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—Necesitamos un equipo de limpieza y borrado en el Sector 18... otra vez... —decía el científico mientras se levantaba de la silla y se alejaba de la pantalla de vigilancia. Se acercó al pasillo y se topó con Fred, uno de sus colegas—. Oye, ¿vas a ir a la fiesta de Gin? —preguntó mientras caminaba hacia algún sitio.

—Ah, no, no. El experimento AH0982 tendría sus crías hoy y es algo que no voy a perderme, créeme —respondió mientras sacaba su tarjeta de identificación y la colocaba en el escáner de una puerta—. Nos vemos.

—Hasta luego —se despidió. Caminó unos metros más hasta dar con una especie de gigantesco almacén lleno de todo tipo de artefactos extraños—. ¿Dónde está...? ¡Ah, Necraylhotep, ven un momento! —dijo al ver al encargado del sitio, una especie de masa amorfa con una voluminosa cabeza y varios brazos largos y tentáculos que salían hacia todas las direcciones—. De nuevo necesito El Estabilizador, si no es molestia —aquella cosa rugió y el científico lo tomó con naturalidad, después de todo era algo que veía todos los días—. Sí, lo sé, ese pueblo es un dolor en el culo, de verdad espero que algún día lo borren del mapa, como hicimos con Doveland, ¿recuerdas? Ja, ja, ja, ah, qué tiempos en los que a La Organización no le importaba la vida de las personas... estúpido nuevo CEO.

Necraylhotep volvió a soltar un rugido, para después moverse a una velocidad brutal por el gigantesco almacén y luego regresar con un enorme contenedor entre sus innumerables brazos. El científico agradeció y salió del almacén llevando el contenedor consigo. Si bien era algo pesado, no era nada con lo que no pudiera. Caminó de nuevo hacia la habitación de vigilancia en la que había estado y observó las múltiples cámaras del Sector 18. Soltó un suspiro al ver cómo incontables duendecillos hacían un desastre en aquél pueblo en el noroeste del país.

—Maldición... —tomó el walkie-talkie de nuevo, esta vez más enojado que antes—. ¡¿Dónde mierda está el equipo de limpieza y borrado?! La situación está escalando y si sigue así no podremos contenerla.

—Cálmate, Ulysses —dijo una mujer entrando en la habitación. Era Bedsive, una de sus colegas más cercanas—. Todo está bajo control, siempre tenemos El Estabilizador y el poder espacio-temporal de la sección -3 de la montaña.

—Lo sé, lo sé, es sólo que... Dios, los gritos de esas personas son tan jodidamente estresantes. Pensar que cada mes o algo así a alguien se le ocurre abrir cualquier mierda maldita y liberar a una entidad sobrenatural en ese pueblo. Joder...

—Ni lo menciones, ¿recuerdas lo de hace unos meses, cuando todos estaban dormidos bajo La Pesadilla? Menudo problema... —dijo mientras mordía la dona que tenía entre sus manos—. Cómo sea, será mejor que comencemos a viajar a la montaña para realizar la limpieza.

—Sí, lo sé... —murmuró mirando el contenedor.

Los dos salieron y caminaron hacia el punto de salida, una especie de gigantesco elevador donde los esperaba el equipo de limpieza y borrado. Ulysses y Bedsive dieron algunas indicaciones y después se subieron al helicóptero, donde luego de intercambiar algunas palabras, comenzaron el viaje hacia el Sector 18.

No tardaron mucho en llegar, su base estaba en un sitio estratégico que les permitía el fácil y rápido acceso a cualquier parte del mundo para solucionar cualquier problema rápidamente. Al sobrevolar la ciudad observaron el caos que se desataba bajo sus pies, sintiendo un poco de pena por los pobres estúpidos que habían ocasionado tal desastre.

Ulysses observó la montaña de Autrain, misma a la que había dedicado incontables investigaciones y documentos intentando explicar su tan incomprensible funcionamiento ajeno a todo lo existente en esa zona. Cuando el equipo de limpieza y borrado estuvo listo, comenzaron a saltar de los helicópteros hacia el pueblo, preparados para, como su nombre indicaba, hacer una limpieza y borrado de todo lo ocurrido en esas horas y capturar al origen del problema. Ulysses, Bedsive y otros agentes armados aterrizaron en la base secreta del sector 0 de la montaña para luego bajar los tres niveles necesarios. Mientras bajaban hablaban sobre la futura fiesta de Gin, que siempre eran un rotundo éxito y donde se la pasaban increíble, incluso llegando a apostar por los próximos desastres sobrenaturales que ocurrirían el mundo; Ulysses había llegado a ganar varios cientos de dólares al apostar ahí.

—Bueno, aquí estamos —dijo Ulysses mientras salía del elevador hacia la zona -3 de la montaña: un sitio que muy pocos habían visto, altamente secreto y clasificado. En el fondo del sitio permanecía un hombre durmiente con una apariencia extraña y desconcertante, pero sin dejar de parecer humano.

—¿Quién es él? —preguntó uno de los agentes (que nunca había estado en ese sector antes, claramente) mientras le apuntaba con el arma—. ¡Identifíquese!

—¡Oye-oye-oye, cálmate! —habló Ulysses interponiéndose entre el arma y el anciano, quien no se movió a pesar de los fuertes gritos—. Es El Protector, ¿de acuerdo? No nos hará daño, juró mantenerlo a raya para que no saliera de su prisión y así proteger nuestra realidad y otras, ¿entiendes? Así que baja la jodida arma y piensa un poco —explicó con cierta soberbia para después dejar el contenedor en el suelo y sacar El Estabilizador.

—Bedsive, ¿me harías los honores? —dijo Ulysses mientras encendía el artefacto y comenzaba a configurarlo.

Ella asintió y se acercó a la pared detrás de El Protector y tomó una de las miles de rocas que yacían incrustadas. Las demás comenzaron a brillar como sólo ellas podían y una sensación indescriptible invadió a los presentes.

—¿Qué está...? —preguntó el agente comenzando a tambalearse—. Voy a vomitar...

—Tranquilo, relájate. Verás, esta montaña, este sitio, posee una cualidad que me gusta llamar «pequeño buen error», no sé por qué, tal vez el arcano del tiempo y del espacio estaba ebrio cuando hizo esto —bromeó—, pero... este sitio posee un error espacio-temporal que permite alterarlo a nuestro antojo —decía mientras El Estabilizador comenzaba a funcionar—. Eso que sientes ahora es porque tu cuerpo no está acostumbrado a estar en un sitio donde la tela de la realidad es frágil y manipulable. Básicamente jugamos con el espacio-tiempo a favor de la humanidad... o bueno, de los habitantes de este pueblucho. Aunque no todo es bueno. Debido a esa «grieta» espacio-temporal este estúpido pueblo es más susceptible a ser víctima de seres de otras dimensiones... La cerraríamos, pero es imposible, al menos para nosotros los humanos.

—Incluso una vez ese «error» se descontroló y afectó a todo el país, volviendo el espacio-tiempo un ridículo desastre.

—Ah, sí —murmuró Ulysses admirando como El Estabilizador comenzaba a trabajar—. Fue en el infame año de 1996, también fue cuando me divorcié por sexta vez y cuando desapareció el Dr. Palmer. Tú y él eran muy cercanos, ¿no?

Bedsive no respondió y sólo se alejó unos metros de El Estabilizador, mirando cómo trabaja. La montaña... no, la realidad comenzó a estremecerse cuando aquél tan misterioso artefacto inició. Emitía de su interior un brillo asombroso de colores únicos e inexplicables, del mismo tono que aquellas piedras y las paredes de la montaña.

Minutos después, el artefacto se apagó y todo volvió a la normalidad... si es que alguna vez había existido.

—Trabajo terminado —dijo Ulysses tomando El Estabilizador y metiéndolo de nuevo en el contenedor. Estaba ardiendo, pero poco le importó. Después de un experimento fallido, había perdido la capacidad de sentir dolor en casi todo su cuerpo.

Se despidió de El Protector, a pesar de que este ni despierto estaba y salieron de la montaña. Al llegar a la zona de aterrizaje observaron como el pueblo había vuelto a como estuvo alguna vez, sin criaturas diabólicas por las calles, sin desastres, sin gritos...

—Esto es...

—Lo sé, pero créeme, después de un tiempo se volverá normal para ti —habló Ulysses palmeando al agente, quien seguía sin creer que lo habían realizado—. ¿Por qué crees que nadie en este pueblucho se ha mudado aún con todo lo que ha pasado? Ja, ja, ja.

Y mientras carcajeaba al mirar a los ignorantes habitantes de Autrain, regresaron a la base de La Organización.

Welcome to Autrain | Colección de Historias Cortas | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora