Relato #11: Autrain's High School (Night).

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Lo sé, lo sé... probablemente te estés preguntando qué rayos hace una estudiante de 17 años escabulléndose en la escuela a mitad de la noche, pero juro que tengo una buena explicación... o algo así. Quiero decir, la gente de mi edad es estúpida (aunque no nos guste admitirlo), y esto no es más que un reto de iniciación o algo así, no entendí muy bien porque mi mente sólo podía pensar en que Max se veía muy bien con el uniforme deportivo... Aparentemente a los nuevos les hacían venir a la secundaria en la noche y debían vivir hasta el amanecer. Como dije, la gente de nuestra edad puede llegar a ser muy estúpida en ocasiones.

La secundaria de noche era bastante... extraña. Se sentía como una de esas imágenes de espacios liminales que puedes ver en internet, sí, eso era. Claro que no me aterraba, para nada, ja, ja, ja, sólo me hacía sentir incómoda... eh... sí... eso era...

Ya que estaba en la secundaria, decidí pasear por el lugar y conocerlo mejor, quiero decir, después de todo era mi nueva escuela y el lugar donde haría recuerdos que llevaría conmigo por siempre, ¿no? Los pasillos eran estrechos, cosa que no me sorprendía al ser una escuela pública, pero se sentían tan vacíos sin nadie en ellos... sin el típico ruido de las conversaciones entremezcladas, las risas, burlas, etc. Era... deprimente.

Mi linterna comenzó a fallar, cosa que tampoco me sorprendió. Se la había quitado a papá y él siempre la usaba en el trabajo... y entonces escuché algo en los baños. Sí, algo en los putos baños. Fue algo así como un golpe, como cuando abres la puerta con fuerza y se estrella en la pared. Obviamente no iba a ir a ver, es más, cambié mi ruta y me dirigí a las escaleras, pero...

Podía escuchar algo detrás de mí, algo como... como cuando pisas un charco repetidamente, ese sonido de...

—Tú... —escuché a alguien gorgotear—. Ayuda... Ayúdame...

Por instinto me di la vuelta, cosa de la que me arrepentí rápidamente: a tan sólo unos metros de mí yacía una chica arrastrándose por el suelo: su espeso y mojado cabello negro le cubría la cara y un rastro de sangre que salía del baño la acompañaba. Sentí que se me bajó la presión y mis piernas en cualquier momento me harían caer al suelo y, sin embargo, pude correr hacia las escaleras hacia el piso superior dejando a esa chica atrás.

Me tumbé en el suelo cuando llegué arriba, cansada. Había un ligero olor a azufre en el aire y eso me hizo sentir un poco de náuseas. Volví al piso inferior con cuidado, preparada para correr de nuevo si esa... ¿chica? Seguía ahí, pero... no había nada. Ni chica misteriosa, ni rastro de sangre, ni gorgoteos. Eso me hizo sentir aliviada y supuse que sólo había sido mi imaginación.

De cualquier forma, me quedé en el piso superior (no es que haya tenido miedo, no, era sólo... para prevenir...); y comencé a husmear un poco en los salones. La verdad no había nada interesante, pero con algo tenía que distraerme, ¿no? La cosa es que, al llegar al salón de la esquina (que tenía entendido era el laboratorio de química) el olor a azufre se hizo más intenso y por un segundo dudé sobre si abrir la puerta o no, pero lo hice... no debí haberlo hecho.

Un hombre alto y encorvado, con una larga bata de laboratorio estaba dentro; escribía una fórmula en la pizarra y cuando volteó a verme, me percaté de que la otra mitad de su cuerpo estaba completamente derretida. Comenzó a reír con aquella torcida boca cuando regurgitó unas palabras:

—¿Quiedes sed padte de mi expedimento? No va a doled, lo pdometo —y luego comenzó a reír más fuerte. Uno de los tubos de ensayo cayó al suelo liberando alguna sustancia tóxica que creó una especie de nube de humo y rápidamente cerré la puerta y corrí hacia el otro lado del pasillo.

Las luces comenzaron a parpadear y un extraño sonido se hizo presente, no sabría describirlo ni compararlo a algo parecido, así que intenten imaginarse algo que jamás hayan escuchado... Fue entonces cuando una gran cabeza de color negro se asomó por las escaleras, siendo acompañada por unas gigantescas manos del mismo color.

No lo pensé más y corrí al cuarto del conserje, encerrándome con el seguro y metiéndome detrás de unas cajas.

Mientras escribo estas líneas intento calmar mi respiración y pensar que sólo debo durar cuatro horas más en este sitio. Me quedaría aquí, ya que la cosa de allá afuera intentaba entrar, podía escuchar como movía la perilla de la puerta con vehemencia cuando... recibí un mensaje de una de las chicas que me había impuesto el reto...

«HEY NOOB, hagas lo que hagas NO despiertes ni molestes al conserje, sí? suerte, la vas a necesitar ;) xoxo»

Mi corazón dio un vuelco al sentir una pesada respiración en mi nuca y unas frías manos sujetándome.

Welcome to Autrain | Colección de Historias Cortas | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora