Relato #17: Termina de Leer.

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Todo esto comenzó cuando recibí ese libro en la feria anual de Autrain, hace unos pocos días. Al principio fue algo pequeño: mis llaves cambiaban de lugar, el perro ladraba hacia algún lugar vacío o salía de noche y regresaba justo antes de que saliera el sol... pero pronto escaló a algo mucho más grande que de verdad me aterró.

Pero... debo empezar desde el principio.

Kelly y yo habíamos decidido ir a la feria a pasarla bien. Después de todo, lo merecíamos: ambos habíamos recibido un ascenso en nuestros respectivos trabajos, por lo que se acercaban grandes cosas. Bebimos, jugamos en los juegos (¡obtuve dos peluches para Kelly!) y luego... ella quiso regalarme algo a mí. Sabía que me gustaba leer, así que insistió en que nos acercáramos al puesto de libros (al que, claramente, muy poca gente iba, vamos, que eso era una feria).

—Entonces... ¿cuál quieres? Yo te lo compraré —dijo ella, bastante emocionada.

—Sabes que no es necesario...

—Sí, lo es. Vamos, obtuviste dos peluches superadorables para mí, déjame regalarte algo.

—Vale, vale, eh... ¿qué me recomienda usted? —le pregunté al vendedor.

Era un hombre bastante alto, algo sombrío, si me lo preguntaban. Aunque quizá era efecto de la mala iluminación y el alcohol en mi cuerpo.

—Este, sin duda. No lo leí más de una vez, por lo que está como nuevo. Es una colección de relatos de suspenso y terror, entonces...

—¡Lo compro! —exclamó Kelly entregándole cincuenta dólares (probablemente, valía menos). El hombre los aceptó con mucho gusto, y guardó el dinero—. ¡Ta-chán! ¡Es tuyo! Un libro de terror, te gustaba leer esas cosas, ¿no? Stephanie Queen, Ángela D. Revilla...

—Sí... aunque...

—Oh, una cosa más... una vez que comiences a leerlo, tienes que terminarlo —dijo el vendedor con un tono bastante serio—. Es muy importante que lo hagas...

—Je, je, sí, sí, por supuesto que lo haré...

Kelly y yo regresamos a nuestro departamento después de eso. La cerveza la había mareado más de lo que debía, por lo que era mejor estar en nuestro hogar. Al llegar colocamos todo en la mesa y nos acostamos.

—¿No vas a leer el libro...? —preguntó Kelly mientras se desvestía—. No me digas que...

—Vale, está bien, voy por él. ¿Lo leemos juntos?

—Sí... suena... bien... —respondió con un ligero bostezo mientras cubría su cuerpo con las sábanas.

Fui por el libro, algo cansado. Era bastante pesado y tenía muchas páginas, por lo que estaba seguro de que no sería una lectura ligera.

—¿Y el autor? —preguntó Kelly cuando notó que me metía en las sábanas junto a ella y abría el libro.

—No tiene... sólo... está el título del libro y una letra debajo... creo que se borró...

—Léelo...

—Bien, aquí voy... capítulo primero: croar nocturno...

Ahí fue cuando lo malo inició. Mientras leía el primer capítulo comenzó llover (cosa que era bastante común en este pueblo), así que eso no era lo que me preocupaba, sino que minutos después, cuando dejé de leer el primer capítulo (Kelly se había dormido y yo estaba muy cansado), pude escuchar el croar de un sapo afuera del apartamento. Normalmente no me preocuparía, pero vivimos en un séptimo piso y es difícil que un sapo llegara a estas alturas.

Traté de ignorarlo. En ese momento, pensé que sólo era una coincidencia.

Al siguiente día terminé de leer el primer capítulo, por insistencia de Kelly. Dijo que se había encontrado con uno de aquellos animales en el baño, por lo que se asustó bastante. El libro no era realmente tan bueno como había dicho el vendedor, pero vamos, él diría cualquier cosa para que Kelly lo comprara.

Uno de los capítulos que más asustó a Kelly fue, sin duda, el titulado «DESCENSO». Por alguna razón, la había afectado muchísimo y ni siquiera quiso salir de la habitación por varios días. Eso me preocupó de sobremanera. Si había entendido el relato bien, el protagonista (cuyo nombre olvidé) estaba siendo acosado por una criatura o entidad, creo. Lo leí un par de veces más, intentando entender aquél final, pero no podía. No sabía por qué la había afectado tanto aquél relato en específico, así que contacté a un psiquiatra para que me ayudara, pero cuando le dije a Kelly que la ayudarían, salió del cuarto y actuó como si nada había pasado.

Este libro estaba volviéndome loco.

Al parecer, a Kelly también.

Pero nuestros nuevos trabajos nos impedían continuar con la lectura, lo que complicaba todo muchísimo más. Cuando uno de los dos estaba trabajando, el otro estaba leyendo. No importaba quién lo leyera, siempre y cuando fuera uno de nosotros dos. Kelly era quien se llevaba la peor parte: ella se asustaba con mucha facilidad, por lo que cuando los fenómenos del libro se volvían... ¿reales? Era ella quién sufría. Por suerte, algunos no nos afectaban... tanto. Como por ejemplo el capítulo llamado «Viridian Lake», cuando comenzamos a leerlo hicimos todo lo posible para evitar pasar por el lago, aún si eso significara cambiar nuestra ruta y llegar tarde a ciertos compromisos.

Al terminar de leer un capítulo, al parecer, los fenómenos se «calmaban», pero no desaparecían, así que teníamos que evitar muchos lugares conforme íbamos leyendo... Por lo menos la visita de los sapos ya no era tan frecuente y habíamos logrado mantener a las plantas Brillo de Luna a raya. Esto sin duda era una pesadilla. Nuestro departamento no iba a poder soportar todo y cuando pensamos en comprar una casa, llegamos al capítulo «Casa en Venta». Eso claramente nos quitó las ganas y ahora sólo podía preguntarme quién carajo había escrito este libro y por qué.

Kelly intentó hablar de nuevo con el vendedor, pero no volvió a aparecer por la feria. Supongo que ya había vendido lo que le interesaba... De todas formas, sus instrucciones eran claras: debíamos terminar de leer el libro, pero había un problema...

No estaba completo.

No estaba completo

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1. Pensaba hacer que este fuera el capítulo/relato final, pero no estaba seguro de hacerlo o no.

2. La idea de este relato viene a raíz de una breve conversación entre un usuario de esta plataforma y yo, por lo que... gracias (¿?).

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