Ella siempre está a mi lado.

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Beny • 🔞

Me volví a quedar dormido, estaba solo, aún en la casa de El Coleta. Me levanté despacio y bebí agua. Escuché como la puerta se abría.

- Voy a ver si se despertó - automáticamente reconocí la voz de mi novia.

Rápidamente fui al baño, tenía la cara destrozada ya que cuando me caí, me di un fuerte golpe con el piso.

- Amor, ¿estás bien? - tocó la puerta.

- Sí - me lavé el rostro con agua fría.

- ¿Puedo pasar?

- Bueno...

Abrió la puerta y me vió la cara.

- Madre mía - tocó mis mejillas - ¿te echaste algo para los aruñones?

- No - hice puchero.

Me encanta cuando me mima y me trata como a un bebé, me siento consentido.

- Ven - agarró mi mano para llevarme hasta la cocina.

Me senté en una silla mientras veía como habría el cajón de las pomadas.

- ¿Tú como sabes dónde guarda Omar estas cosas?

- Antes me lo dijo, ¿te sigue doliendo la cabeza? Déjame ver si tienes sangre o algo - me miró la nuca.

- ¿Sabes lo que pasó?

- Sí, y tú diciéndome que todo estaba bien - rodó los ojos.

- Era para no preocuparte, agente Santana - miré su uniforme de arriba a abajo.

- No tengo otra ropa para ponerme, Zayra me contó lo que había pasado y vine directa, la gente en la calle me mira raro - reímos.

- Normal, y que chivata tu amiga.

- No me lo quería decir, así que la tuve que chantajear.

- Manipulación.

- Y que lo digas...

Miraba su cara de concentración al curarme.

- Si te duele me avisas.

- Vale !ay! - grité para asustarla.

- ¿Tú eres gilipollas o qué? - me pegó flojo en el hombro.

- Son bromas, princesa, no te enfades.

No sé por qué la había llamado así, simplemente me salió decírselo.

- No me enfado.

Tardó menos de cinco minutos en curarme.

- Se me cayó la mierda esta - se quejó y acto seguido se agachó, poniendo el culo en pompa hacia mí.

- Me encanta que seas policía solo para que vayas así vestida - le pegué una nalgada.

- Que pesadito eres, ¿eh? - guardó todo - dame algo de ropa para cambiarme, que antes cuando vine sola para el portal, me gritaron: "pitufa" - rió - pero luego Roge se dió cuenta de que era yo, me siento discriminada.

- Ahora vamos a mi casa y te doy ropa.

- Vamos.

Llegamos a mi vivienda, estaba toda desordenada, como de costumbre.

- Yo soy doña organización y tú don desorden.

- Ya ves...

Se quedó en ropa interior delante de mí, la miré de arriba a abajo con una sonrisa.

- Tierra llamando a Beny, hola, ¿me puedes dar ropa? Gracias.

- Date un vuelta - relamí mis labios.

- Ya está mi novio de cachondo.

- Da un vuelta, coño.

Aproveché y le desabroché el sujetador, rápidamente lo cogí y me eché a correr por toda la casa. Ella se tapó el pecho avergonzada.

- Dame eso, te pego un cachetón, Moha, que te dejo en Tenerife, ¡dame eso ya! - gritó.

- Me da igual - saqué la lengua - quítate el brazo de ahí, como si nunca las hubiera visto.

- Venga, dámelo - extendió su mano.

- No, no - lo dejé en el poyo de la cocina.

Volví a mi cuarto y me la vi acostada boca abajo. Le mordí una nalga.

- Tus muertos - se dió la vuelta - me dolió, la marca me la dejaste seguro.

- Puede ser.

- Dame el sujetador.

Me apoyé en su pecho, el cual estaba calentito.

- Tengo frío.

- Y yo estoy agobiada - me quitó bruscamente de encima de ella - dame el sujetador.

- Voy, espera,  que me cambio yo también y te lo doy.

Me quité la camiseta y el pantalón, quedándome en ropa interior. Ella se puso la camiseta de policía ya que empezó a hacer un poco de frío.

- Estaba en la cocina - cogí su sujetador para dejarlo en la cama.

Me encontraba mirando el ropero para saber que ponerme, tengo muchísima ropa, sentí unas manos por mi pelvis y se me pusieron los pelos de punta. Miré hacia abajo y me vi a mi novia, bajó mi ropa interior para masturbarme hasta que se me pusiera dura.

- Siéntate en la cama.

No podía parar de mirarle la camiseta de policía, desde siempre he querido follar con ella mientras está vestida con su uniforme, pero nunca me he animado a decírselo.

Le recogí el pelo, ya que la estaba molestando. Con una mano marcaba ritmo y con la otra apoyaba mi cuerpo ya que yo estaba con los ojos cerrados y la cabeza apuntando al techo. Al minuto me corrí, ella fue al baño para lavarse los dientes y yo me vestí.

- Amor, te puse un conjunto encima de la cama - lo señalé - póntelo, a mí ya me queda pequeño.

Se vistió y bajamos a la plaza.

- ¿Qué fue? - los saludó.

- ¿Cómo estás? - me preguntaron mis amigos.

- Bien, Leila me curó y me tomé par de pastillas para estar tranquilo.

Comenzamos a hablar hasta que Morad prendió un porro de hachís, noté que ella no podía parar de mirarlo

- Pásamelo - le dijo a El Koala, yo la miré extrañado.

- ¿Fumas? - preguntó mi amigo mientras ella le daba dos catadas.

- A veces cuando me da el trabe - se lo devolvió - antes fumaba más, pero ya no tanto.

- Tú no sabes con quién estás hablando - se metió Zayra en la conversacion - la Leila antes se metía de todo, ha probado más que - la interrumpió.

- Tía... - negó con la cabeza.

- Ah, vale.

- ¿Cómo qué "de todo"? - sonrió Omar nervioso.

- Nada, Zayra que está fumada y se inventa cosas - chasqueó su lengua.

- A ver, no se metía de todo, me refiero a que antes estaba todo el día fumando y ahora solo hachís de vez en cuando - explicó su mejor amiga.

- Eso, pero coca y esas cosas no - frunció el ceño.

- Ah vale, ya había pensado mal - rió Morad y volvimos a hablar de otros temas.

Negociación {Beny Jr}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora