Me pedía siempre besitos, y le regalé hasta un perrito.

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Leila

- Sí, tía - reí - y nos pilló la hermana.

- ¡Qué vergüenza!

- Yo se lo dije, que no era buena idea

Tocaron el timbre.

- Abre, Zay.

Escuché que hablaban de algo, pero no llegué a entender nada ya que lo hacían en un tono bajo.

- Está en la habitación - habló mi amiga.

- Lei, cierra los ojos - dijo mi novio.

- Ya los cerré.

Sentí como me ponían algo pequeñito y caliente en la barriga.

- Ábrelos.

Miré hacia mi panza y me encontré un cachorro, me tapé la boca de sorpresa.

- Cállate, esto es mentira - acaricié al animal mientras veía como Nelly lo olía.

- Es para tí, amor - se sentó a mi lado.

No podía para de sonreir.

- ¿Qué nombre le vas a poner? Es macho - habló mi mejor amiga.

- No sé, ¿qué nombre te gusta a tí? - miré a mi novio.

- Es tuyo, a mí no me mires - subió una bolsa grande a la cama - aquí tienes una camita - la puso en el piso - también dos cuencos de estos para la comida y pienso para perros de meses, este tiene un mes, más o menos.

- No me lo creo - reí - es subrrealista.

- Lo que tiene ser mi novia - me besó.

- Ahora no va a parar de estar con el puto perro, hazme caso - se acercó Zayra.

- Cállate, envidiosa.

- Búscate un novio, Zay. - la molestó mi pareja.

- Novia, dirás.

- ¿Una novia te va a dar un perro? - le preguntó mirándola de arriba a abajo.

- Mira este tío, Leila, tu noviecito me acaba de echar un mal de ojo.

- ¿Qué tal te fue hoy en el trabajo?

- Tranquila, con los perros - alcé las cejas - le voy a decir a mi general si cuando este sea grandito lo puedo llevar con los demás, así tiene amiguitos.

- Ni de coña, perro policía no va a ser - negó Beny con la cabeza.

- Es mi perro - saqué mi lengua - cógelo, amor, y te saco una foto.

- ¡Que cosita más bonita! - besé al animal - ¿dónde lo conseguiste?

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- ¡Que cosita más bonita! - besé al animal - ¿dónde lo conseguiste?

- Es una pregunta que no me tienes que hacer - me quitó la mirada.

- ¡Ay, mi madre!

- ¡Qué bonita la naricita! Así con manchas negras - sonrió mi amiga.

- Pequeñosa - hablé como un bebé - ¿sabe caminar, verdad?

Mis dos invitados se miraron y comenzaron a reirse a carcajadas.

- No... a ver... yo que sé. - sonreí avergonzada.

- No, mi vida, no sabe caminar, gatea, como los bebes - habló irónico.

- Este es tonto - rodé mis ojos.

- Tonta tú, ¿cómo vas a hacer esa pregunta?

- Por preguntar - me encogí de hombros - ¿qué hiciste anoche?

- ¿Esta es chivata? - señaló a Zayra.

- Sí, por eso mismo es mi mejor amiga - dije con ironía.

- Vale - cogió su bandolera y sacó unos fajos de billetes muy grandes - veinte mil euros.

- "Solo quiero los fajos, fajos de colores" - cantó.

- Y que lo digas - chocaron los cinco - me caes mejor tú que mi novia.

- Y tú que mi amiga - contesté.

- Vámonos a mi casa ya - entrelazaron sus manos y se fueron de mi cuarto.

- Estos dos son gilipollas. - susurré.

- Cállate, que te voy a poner los cuernos - gritó mi novio.

"Si supiera que él es que tiene cuernos" pensé.

A los diez segundos volvieron a mi habitación, Beny no tenía camiseta y Zayra se estaba poniendo el cinturón.

- Oh, dios mío - me levanté de la cama - me acaban de poner los cuernos con mi mejor amiga en mi propia casa - actué exageradamente.

- Yo te amo, pero... tú para actriz no vas - dijo mi novio causando la risa de nosotras.

- Estás fuerte, Beny - le tocó el biceps.

- Quita la mano de ahí, que me pongo celosa de verdad - relamí mis labios.

- No, mi amor, yo soy tuyo - se acostó a mi lado.

Rodé los ojos y reí.

Negociación {Beny Jr}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora