Beny, no te duermas, cuidado con la linterna.

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Beny

Entré el primero a la casa, se veía que era lujosa, ayudé a mis amigos a entrar y encendimos las linternas.

- Beny, tú vete al cuarto que yo ahora voy, coge las figuritas y busca las joyas - susurró Omar.

Miré la habitación y vi a un American Staffordshire gruñéndome. Lentamente retrocedí hacia atrás, pero el perro comenzó a ladrarme, así que le di un golpe seco en el cuello con mi puño.

- El puto perro, hermano, joder, ladrando - entró El Coleta.

- Ya está, tú mira las decoraciones y los cajones, yo me encargo del armario.

Apoyé la linterna en un mueble para que apuntara directamente a donde iba a buscar, abrí las puertas y comencé a tirar la ropa en la cama con cuidado, ya que guardaba las cosas de valor entre su vestimenta. Revisé todos los cajones hasta dejarlos vacíos.

- Todo hecho por aquí - avisé a mi amigo - voy a ver si necesitan ayuda.

Fui hasta la cocina y debajo de la mesa me encontré a tres cachorros asustados.

- No vayas a empezar, Mohamed - dijo Ayub serio - entiendo que te den pena los pobres perritos, pero no.

- Vale, vale.

- Quédate aquí, revisa si me dejé algo, voy a ayudar a El Papa.

- Vale, hermano.

Cuando se fue abrí mi mochila y metí a los cachorros, revisé por encima, y no quedaba nada.

- Vámonos - avisó Morad.

Salimos por la ventana con muchísimo cuidado de no caernos ya que estábamos en un quinto piso.

- Pasa por un veinticuatro horas un momento, Koa.

- ¿Para qué, Beny?

Abrí mi mochila y dejé ver a los cachorros.

- Lo sabía - rodó los ojos Ayub.

- Los pobrecitos, cabrón, dejé a su madre en el piso.

- ¿Y qué? Te dije que no - levantó la voz mi amigo.

- No me grites - lo miré de reojo.

- Ya está - se metió Ojos Claros en la discusión - a Beny se le encapricharon los cachorros y no ha pasado nada, pasamos por un súper ahora, compra lo que sea que vaya a comprar y ya, estais todo el día discutiendo entre vosotros, pareceis niños chicos.

Nos paramos en una tienda, bajé con PimPam.

- ¿Qué piensas hacer con los perritos?

- Para mis hermanas.

- Sí, son tres justamente.

- Bueno, a La Rudy que le den, estoy enfadado con ella, para Leila.

- ¿Por qué, hermano?

- Me la follé en el baño y - me interrumpió.

- ¿A tu novia?

- No, espérate, a mi hermana - dije con ironía - pues eso, que La Rudy nos pilló - abrió la boca sorprendido - a ver, nos vió salir del baño juntos, y se notaba que acabábamos de follar.

- ¿Y qué pasó?

- Buenas noches - saludé a la cajera - me dijo que le dijera a donde iba a ir y qué iba a hacer, porque sino se chivaba a la mama - pagué - le mentí, aunque seguramente no me habrá creido - cogí lo que había comprado - no sé, pero bueno, no le dirá nada.

- Seguro que no, eso era para asustarte.

- Esperemos.

Volvimos al coche y fuimos a comprarnos un kebab.

- Nosotros con todas las cosas robadas ahí, con tres perros en el coche, y nos sentamos tranquilamente a las cuatro y media de la madrugada a comernos un kebab - habló Ojos Claros - impresionante...

- Ismael, quien tenga miedo a morir que no nazca - rió el dominicano.

- ¿Te llamas Ismael? - el de los ojos azules asintió - ¿y por qué yo pensé que te llamabas Israel? - preguntó Omar.

- Porque eres tonto, hermano - reímos.

Comimos tranquilamemte ya que el coche estaba en nuestro campo de visión.

(...)

- ¿Qué haces despierta, Mariam? - le pregunté a mi hermana.

- Me dió sed, Leila se fue.

- Sí, entra hoy a trabajar, de seis a una.

- Ya, ya, me lo dijo - dejó el vaso en el fregadero - ¿qué tienes ahí? - señaló mi mochila.

- Nada, por el día les digo.

Dejé a los cachorros encerrados en mi cuarto y fui a bañame.

Negociación {Beny Jr}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora