Capítulo 31

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Y ahí estaba el...A un lado de Lya, apoyando la espalda contra uno de los libreros de la biblioteca de la escuela, en lo que ella buscaba algo que leer tranquilamente.

—Y... —Alargó Aiger. —¿Qué cuentas?

—... —Lya detuvo su búsqueda para mirarlo. —¿A qué te refieres exactamente? —Le preguntó con su tono monótono. 

—¿Qué ha pasado en tu vida? —Reformuló Aiger, a lo que Lya asintió. 

—Ayer me llegó un paquete desconocido. Resulta que era el encargo que pedí y olvidé recoger. —Aiger no pudo evitar sentir curiosidad, aunque no era eso lo que buscaba saber. —Todo estaba bien, hasta que mencionaron que cobrarían envío.

—¿En serio? —Preguntó con tono incrédulo. Lya pareció no entender porqué lo preguntaba de esa forma, porque respondió con otra pregunta. 

—¿Qué? 

—Nada. —Rió ligeramente, ante lo extraña de esa experiencia. —Oye...¿Qué estabas haciendo con Suki? —Preguntó directamente, ya sabía como funcionaba Lya...O se lo preguntabas directamente o nunca tendrías una respuesta a lo que sea que quisieras saber; Lya sin embargo lo miró y siguió con lo siyo, contra todo pronóstico. —¿Estás ignorándome? —Preguntó ofendido.

—Solo evito responder esa pregunta en particular. —Dijo mirando la portada de un libro cualquiera, luego de un largo silencio, que lo hizo incorporarse de donde estaba apoyado.

—Es lo mismo. —Dijo entre dientes. Lya le regresó la mirada y dijo sin una entonación en particular.

—No lo había notado. —Aiger hizo una expresión molesta.

—Grosera. —Se cruzó de brazos, notando que la chica no le quitaba la mirada de encima. —¿Qué? Es grosero ignorar a la gente.

—Respondí que evitaba responder esa pregunta. Teóricamente, no te ignoré. —Aiger bufó cansado. Lo peor es que tenía razón desde un punto de vista general. 

Reformularé... —Lya guardó el libro para sacar otro distraídamente. —¿No que te sentías incómoda con Suki? —La albina detuvo su acción para mirar a un punto muerto del librero.

—¿A qué te refieres con que Suki me hacía sentir incómoda? —Aiger se extrañó ante la pregunta, pero no iba a ponerse a discutir más de la cuenta, así que respodió a secas. 

—Que no te agradaba.

—¿Qué significa que no me agradaba?

—Pues... —Soltó aire en lo que aclaraba y ponía en orden sus ideas; y en lo que se calmaba, pues ya se estaba estresando. —¿Disgusto? ¿Molestia?

—... —Lya observo callada los libros que tenía enfrente. —Creo que nadie me disgusta. 

—Juraba que Suki si te... —Dijo, para luego ser interrumpido por la albina; que parecía estar pensando en voz alta. 

—Tu si... —La cara de Aiger era un poema. —Especialmente cuando gritas mucho.

—¡Oh! Es bueno saberlo ¡Muchas gracias! —Soltó con drama. Lya solo lo miró por un par de segundos. —¡Que grosera! —Repitió ofendido. Luego sacudió la cabeza, tratando de ignorar lo que acababa de escuchar. —No pero ya en serio...Creí que te molestaba que te invitara a...

—¿Qué?

—... —Aiger se quedó callado analizando las veces en las que Lya había interactuado con Suki. —¡Ah! Entiendo, era el ambiente.

—¿Ambiente? ¿De qué hablas? —Aiger negó quitándole importancia. 

—Estoy hablando conmigo mismo. —Lya siguió mirándolo. —Deja de mirarme así, me estás poniendo nervioso. —Admitió dando un paso hacia atrás. 

—¿Así como?

—... —Apartó la mirada de inmediato. —No sé...De esa forma. —Decidió no seguir indagando en el tema. —Lo que estaba pensado era que tal vez te sentías molesta por el ambiente, o sea por... —El problema, es que seguía mirándolo. —Ya sabes...¡El punto es...!

—Aiger, te preocupas demasiado. —Dijo dándole una palmada en el hombro en lo que se alejaba de ahí con un libro en brazos, callandolo de golpe por lo extraño de ese contacto.  —A veces las cosas son más simples de lo que parecen...No todo tiene que ser complejo.

—... —Aiger se dio un golpe mental. —Quieres decir que pude haber malinterpretado todo y realmente te da igual Suki al igual que el resto de la humanidad. —Lya asintió llegando a la mesa en la cual se encontraba su mochila. Aiger frunció el ceño y comenzó a caminar en su dirección.

—No, no tiene sentido...Te conozco... —Dijo el chico bastante contrariado. —Y todos jurabamos y perjurabamos que tú y Suki no...No tiene sentido.

—Sigues haciendo un escándalo.

—¡Claro que no! Tu haces cosas ilegales ¿Me vas a decir que no debería preocuparme sabiendo tu historial? ¿Qué tal que la metes a la cárcel como lo hiciste conmigo? —Dijo rápidamente. 

—... —Lya lo miró como siempre lo miraba. —No creo que ocurra eso. —Concluyó. —Últimamente tengo otras actividades que no incluyen nada ilegal, hasta donde sé.

—Eso no es muy alentador... —Soltó aire. —Solo cuídate ¿Si? Y no metas a nadie en problemas... —Lya guardó su libro nuevo en la mochila. —Iré a entrenar ¿Quieres algo?

—No. —Asintió dispuesto a irse, pero no estaba nada tranquilo. 

—Oye...Estoy preocupado, las dos son mis amigas ¿Si? —Dijo con tono suave. —No te sientas mal porque crea que eres muy...Me vale la ley ¿Si?

—No pensé nada... —Le aclaró la chica.

Por supuesto...Es Lya ¿Qué pensaba? Para ofender a Lya necesitabas mucho tiempo libre y ganas de descubrir el quinto misterio de la humanidad. 

—Bueno... —Dijo ago incómodo. —Nos vemos después ¿Si? —Asintió cerrando su mochila y viendo de reojo como se iba de la biblioteca. 

El método Aiger (Aiger Akabane)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora