Capítulo 44

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El silencio entre ambos no podía romperse. Aiger seguía trabajando como si no hubiera dicho nada, hasta Suoh comenzaba a pensar que lo que había dicho había sido mera imaginación suya.

—¿Cómo dijiste?

—Ya se...Es raro. Yo no lo podía comprender hasta tiempo después. —Admitió aun trabajando. —Y no es algo de lo que puedas hablar tan libremente para que te ayuden a entenderlo, así que... —Alargó mirándolo. 

—¿Cómo...? O sea... —Obviamente no sabía que decir. —Quiero decir...

—Debes pensar que soy una persona horrible ¿No?. —Dijo genuinamente desanimado. —Esta bien, puedes decirme lo que pienses. No será peor de lo que ya he pensado. 

En lugar de lo que el joven esperaba, Suoh se quedó callado.

—Es algo serio lo que dices. —Terminó por responder. —¿No será negación?

—No. —Sentenció el chico a secas. —Es que a ver, al principio si me preocupaba...Claro que si. Pero ahora, no más. Me siento muy relajado de echo, creo que no estaba verdaderamente consiente del estrés que suponía estar con ella.

—Entiendo... —Respondió Suoh algo contrariado. —Bueno, trato. —Soltó un suspiro que no pudo contener por más tiempo, Aiger se removió incómodo. —No le diré a nadie si es lo que te preocupa. 

—Sé que no. —Dijo el chico, siguiendo con su trabajo. —Y si lo haces te mataré. —Amenazó con una risita nerviosa. 

Suoh negó. No lo haría ni de chiste.

—Si soy mala persona ¿No?

—No eres mala persona. —Le tranquilizó el albino. —Cada quien recibe las cosas diferente, yo tampoco estoy del todo preocupado por Lya...Solo algo sorprendido por lo que pasó. 

—Pero no eres tan cercano a ella como yo... —Argumentó el castaño. —Bueno, la verdad ni cercanos eramos en realidad.

—No tienes la obligación de sentir nada por nadie. —Le tranquilizó el albino. Aunque Aiger no se sentía más relajado. —Creo que era relativamente obvio.

—No me digas eso.

—No me refiero a que ya lo sabía. —Explicó el chico. —Me refiero a que es evidente que te sientas así. Digo, era dificil verlo...Pero ahora creo que tiene algo de sentido tu actitud. 

—Bueno...

—¿Y qué vas a hacer? 

El método Aiger (Aiger Akabane)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora