El método Aiger (Aiger Akabane)

Capítulo 23

Experimento
Parte 3

—Nos comunicaremos contigo. —Le dijo Wakiya para darse la vuelta e irse con Lui, el árbitro y Eiki siguiéndole detrás. Suki se acercó con una sonrisa amable.

—Lo hiciste bien... —Le felicitó la pelinegra. Lya sacó su celular en ese momento. —¿Disfrutaste el encuentro Lya?

—No. —Respondió a secas.

—Está bien... —Tranquilizó Suki, con una sonrisa. —¿Qué quieres hacer ahora? ¿Puedo acompañarlos?

—Quiero ir a casa. No hace falta que vengas. —Respondió la albina de vuelta, parándose para caminar a la puerta. —No tienes que venir Aiger, puedo ir sola.

—Eh...Suki, nos vemos. —La nombrada asintió con una sonrisa tranquilizadora. —Lya, Lya. ¿Qué pasa? ¿Estás enojada conmigo? Ya se que no te gusta el Beyblade y eso, y que que estuvo mal venir si

—No estoy molesta ¿Por qué lo estaría? —Le cortó la chica aun con la mirada fija en el celular. 

—Te noto molesta. —Respondió Aiger a secas, haciendo que ella se detuviera de la nada. —Puedes decirme ¿No te agrada Suki? Queda entre nosotros, te lo prometo.

—... —Lya se quedó en silencio un buen rato. —¿Me notas molesta?

—¿Si? ¿No lo estás?

—No...Pero me duele el estómago... —Dicho eso reanudó la caminata. Aiger la siguió inseguro; Estaba convencido de que estaba molesta. Aunque ahora que lo pensaba nunca había visto una expresión de enojo en su rostro. —¿Por qué piensas que estoy molesta?

—Uhm... —No tenía respuesta. Solo lo intuía. No podía responder por su expresión, porque era la misma de siempre. Su tono de voz era igual, su postura...Todo era igual, pero había algo que no cuadraba. Si es que eso tenía sentido. —No lo sé. Solo lo pienso.

—Ah. —Siguieron caminando en silencio, hasta que Aiger la detuvo poniéndose en frente. —¿Qué?

—Lo siento. —Se inclinó ante ella, haciendo que la chica hiciera un mínimo cambio en su expresión. —No volveré a traerte al estadio de Beyblade.

—¿Qué haces?

—No volveré a ponerte en una situación incómoda ni a hacer nada que no quieras. —Estaban solos, así que no había problema. 

—Aiger...No hagas eso. —El chico se incorporó confundido. —Yo no dije que no quería venir...Y no estoy molesta. No tienes que disculparte, es un sin sentido.

—Es que... —Aiger definitivamente no entendía. —¿Qué te pasa entonces?

—Te dije...Me duele el estómago. —Respondió la chica a secas, aún y cuando el seguía pensando que no era lo único.

Pero ¿Cómo refutar? No había signos de lo contrario...