Capítulo 27

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Bueno lo primero que tuvo que hacer, fue conseguir un Bey y un lanzador. Para lo cual, fue con la persona menos interesada en ella y que seguramente no le diría nada a su hermano. 

—¿Para qué quieres un Bey? —Preguntó Daigo confundido. —¿Qué no odiabas el Beyblade?

—Quiero entender porqué les gusta tanto...A su vez, aprender algunas cosas para poder apoyar a mi cuestionable amigo Aiger. —Daigo la miró de arriba a abajo. —Al menos esa es la mentira que he estado practicando. La verdad es mucho más extensa y no me apetece para nada explicar, por eso vine contigo y no acudí a mi hermano o a Wakiya o a cualquier otro; tu no harías muchas preguntas. 

—¿Te sientes bien? —Preguntó el chico confundido, yendo directo a una caja en donde guardaba versiones anteriores de su equipo y unos cuantos Bey de entrenamiento.

Eso le bastará.

—Francamente no... —Se escuchaba como el pelinegro esculcaba sus cosas, hasta que encontró el lanzador que se usaba para los primerizos. Ahora faltaba el Bey. —Me duele la cabeza y creo que me dará indigestión otra vez.

—Me refiero a...No importa. —Respondió, no tenía muchas ganas de lidiar con el entendimiento literal de Lya. —¿Indigestión otra vez? ¿Ya fuiste al médico?

—Iré pronto, cuando papá regrese de su viaje. —Daigo asintió, acercándose con el pedido. 

—Okey. Lanzador y un Bey de entrenamiento. —La albina extendió las manos, pero antes de que Daigo se lo entregara, este le aclaró. —No será lo mismo que un Bey, pero servirá para aprender lo básico, si es lo que quieres. 

—Gracias Daigo.

—No es nada...Aunque, debo decirte. No le diré a tu hermano pero, si veo que hay algo que no me cuadra le avisaré a tu madre.

—Demonios.

—Te aviso para que pienses bien lo que vas a hacer.

—Solo es un Bey ¿Qué cosas podría hacer con un Bey?

—Lya...Eso me dijiste de las latas de refresco y terminaste haciendo un reactor. No te voy a cubrir siempre que tengas miedo de decirle a tu familia, y Wakiya tampoco va a estar siempre sacándote de prisión. Así que, portate bien ¿Si? —Lya asintió y se retiró del gimnasio del rubio, que le prestaba a Ken o a Daigo cuando lo necesitaran. 

El pelinegro, al verla salir sacó su celular, para comunicarse con el hermano de la misma. 

¿Qué creía? ¿Qué no le avisaría de un comportamiento sospechoso luego de hacer un reactor? 

Lya, por otra parte, ya estaba de camino a casa. Observó por unos segundos el lanzador y luego el Bey de entrenamiento. Para empezar, podía notar que este Bey no era tan elaborado como el de Aiger.

Y tampoco tenía un tipo definido, fácilmente podía pasar por un equilibrio. De no ser por el diseño que era rídiculamente simple. La distribución tampoco era muy buena, las piezas en si solo eran dos. Lo cual tampoco tenía mucho sentido.

—Me han estafado. —Dijo en voz alta, deteniéndose en seco. Había visto muchos Bey y, para el nivel que tenía Suoh o Suki...Y Aiger, esto no le sería para nada útil. 

Tal vez al principio, pero tenía que encontrar uno que, para empezar, tuviera las tres piezas. Procedió a sacar su celular para envíar un mensaje por el grupo que Suki y Suoh habían formado, para hacer esta cosa rara.

"Sin nombre" así se llamaba el grupo.

Escribió que ya tenía el Bey, pero que era uno de entrenamiento. A lo cual, ambos jóvenes insistieron en uno funcional.

Lya, regresó sobre sus pasos.

—¿Olvidaste algo? —Preguntó Daigo al verla de nuevo.

—Mis maestros dicen que necesito un Bey de verdad. —Daigo cruzó sus brazos. —No lo digo yo. Yo no sé de estas cosas. 

—Aja. —Dijo el chico sin poder creer la situación. A Lya le creía, por supuesto que si...Después de todo, nunca mentía. —Ryota, ve con ella.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué yo?! —Daigo le insistió en mudo, a lo que su hermano se quejó sin molestarse en que Lya pudiera verlo. Después de todo, a ella no le importaba en absoluto. 

—Porque voy a estar ocupado con Wakiya, va a venir ahora.

—Ugh. —Miró a Lya de arriba a abajo. —Está bien. Regresaré pronto. Vamos. —La albina miró a Daigo, el cual, le indicó que siguiera a su hermano menor. Ella, dio un paso hacia Daigo, para luego darse la vuelta y seguir a Ryota, quién ya estaba esperando en la entrada.

—¿Dónde se consigue un bey? —Preguntó Lya sin obtener respuesta. Ryota estaba más concentrado en llevarla. 

—Aquí. —Le indicó que entrara con la mano. —Adelante.

—¡Buenas tar...! Des... —Completó el chico al final, algo intimidado por la expresión neutral de la albina. Ryota entro justo después, con una sonrisa que le dio un poco más de confianza al joven que estaba en el mostrador. —¿En qué puedo ayudarte amigo?

—Yo no...Ella busca...Dile Lya.

—Un Bey que sirva para aprender Beyblade. —El joven sonrió confundido.

—Bueno...Con todos puedes aprender, pero ¿Qué cosas en específico buscas? ¿O no tienes ninguna idea?

—Me es igual...Solo dame uno económico y fácil de usar. —El joven miró a Ryota, buscando más información, sin obtener respuesta.

—Okey...Pareces una chica a la que le va bien el blanco. —Pero al no obtener el efecto deseado, una sonrisa al menos, miró a un lado incómodo. —¿O tienes alguna preferencia en color?

—Negro.

—Okey...Negro entonces. —Pasó la vista por los Bey buscando uno en su mayoría negro, había algunos pero buscaba uno económico. —¿Algún otro requisito?

—Que gire. —Respondió Lya sin pensarlo.

Aunque tenía sentido lo que decía, digo...Después de todo el de Suoh rebotaba.

—Graciosa. —Soltó Ryota con sarcasmo. Lya ni se imutó.

Sáquenme de aquí, pensaba el vendedor.

—¡Este! —Soltó emocionado. —Quiero decir...Este. Tipo equilibrio se llama Kyubi. Ya sabes cómo los Zorros de nueve colas, si diseño se basa en...

—¿Cuánto es? —Ryota y el vendedor compartieron una mirada.

El método Aiger (Aiger Akabane)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora