Capítulo 38

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—Hola... —Saludó el recién llegado con amabilidad. —¿Lya Kurenai de casualidad...?

—¿Buscas a Lya? —Dijo una muchacha viéndolo de arriba a abajo. —¿Lya? ¿Lya Kurenai?

—¿Si? —Respondió confundido. —Soy un amigo suyo...

—¿Amigo de Lya? —Nuevamente lo miró de arriba a abajo, antes de soltar una carcajada. Suoh se cruzó de brazos ya algo molesto. —Que buen chiste...No, Lya no tiene amigos; ve a otro lado a gastar tus bromas.

—¿Quién es? —Dijo una adulta detrás de la joven.

—Tía, dice que es amigo de Lya. —Soltó la chica aún riendo. La adulta, por otro lado, se acercó a la puerta. 

—¿Aiger? ¿Suoh?

—Si, soy Suoh. —Saludó el albino, la mujer de ojos rojos lo miro con una sonrisa. —Usted debe ser Alya Kurenai ¿No es así? —La mayor asintió.

—Un gusto Suoh; pasa por favor. Y Jin, no seas grosera por favor. —Pidió la adulta al notar que no dejaba de escanearlo con la mirada. —¡Lya! Llegó Suoh. —Dicho esto dirigió su atención al menor frente a ella. —Shu está con Lya, no hay una arena por aquí cerca pero hay un parque a unas cuantas calles. Por si quieren jugar Beyblade. —Lya ya estaba bajando por las escaleras con tranquilidad.

—Muchas gracias. —Dijo el chico. —Hola Lya.

—Hola... —Miró detrás de Suoh, el cual al notar que no quitaba la mirada de ahí se dió la vuelta, solo para asegurarse que no era a el al que estaba viendo.

Dos chicas estaban ahí paradas. Una de ellas era la que había abierto la puerta.

—¿Es tu novio Lya? —Preguntó una de ellas, la otra solo hizo un gesto parecido a una mueca de asco. —¿Suoh te llamas?

—Si... —Respondió el albino, con simpleza.

—Parece que son tal para cual. —Susurró la otra, a lo cual la que recibía el mensaje asintió. 

—Lastima, es lindo.

—Niñas, dejen a Lya en paz. —Pidió otra mujer adulta. —Son solo amigos. Dejenlos y vayan a ayudar ¿Okey?

—¿Y por qué Shu ni Lya ayudan?

—Vayan y no se quejen. —La señora se disculpó con una sonrisa en el rostro. Suoh se giró a Lya con una expresión incrédula; no sabía quiénes eran esas dos chicas pero no le había agradado nada la actitud de ninguna.

—Shu está arriba. —Y Lya seguía impasible, como si nada hubiera ocurrido.

—¿Estás bien?

—Si. —Respondió Lya a secas, con su tono de siempre.

—Okey... —Alargó el albino, subiendo detrás de ella.

—Hola Suoh, creí que llegarías más tarde. —Saludó Shu, con una pequeña sonrisa.

—Ese era el plan, pero tenía miedo de llegar tarde así que salí con mucho tiempo de sobra. —Shu hizo un ademán quitándole importancia al asunto. —¿Y a qué hora empieza la fiesta?

—No tardará. A la abuela le gusta tener todo perfecto, por eso hay tanta gente organizando allá abajo. —Suoh iba a preguntar si debía bajar a ayudar. —No te preocupes, nosotros estamos betados.

—¿Betados?

—Larga historia. —Murmuró Shu por lo bajo. —Mejor que no la sepas ¿Cómo van las cosas? ¿Lya está aprendiendo a lanzar?

—¿Y tu como sabes eso? —Preguntó la joven tomando asiento. 

—Daigo me lo dijo.

—Traidor. 

—Va...Bien. —Respondió Suoh. Shu alzó una ceja.

—Se honesto por favor. —Pidió el mayor, a lo que el invitado intercambió miradas de Shu a Lya y visceversa.

—Mal, muy mal. —Terminó por responder.

—Pero dijiste que estaba mejorando. —Dijo Lya con tranquilidad.

—Era mentira, nada de nada. Muy mal. —Shu soltó una carcajada. —Pésimo.

—Apreciaria más honestidad en delante. —Pidió la albina. Suoh asintió, lo cumpliría de ahora en más. 

—Claro, solo no quería hacerte sentir mal.

—¿Por Beyblade? 

—Buen punto. —Murmuró Suoh ante la respuesta de la chica, con la risa del hermano mayor de Lya de fondo. En eso, alguien abrió la puerta de la habitación, haciendo callar a Shu de inmediato.

—Hola...¿Están ocupados? —Preguntó la mayor, la abuela de los Kurenai.

—No como tal. —Respondió Shu, confundido.

—Excelente, en ese caso. Lya ¿Puedes hacernos el favor de ir por más vasos?

—¿Vasos? ¿En dónde los consigo exactamente?

—Puede ser en el supermercado... —Respondió la mayor. —En la tienda no hay, ya fuimos en la mañana.

—¿En el supermercado? —Preguntó Shu confundido mirando a Lya. —Pero...

—Esta bien. —Respondió la menor levantándose de su lugar. —¿Solo vasos? —Preguntó en su tono de siempre. Suoh miró a Shu, el cual también se estaba poniendo de pie.

—Si, solo vasos. Aunque de paso, trae tenedores también ¿Si? —Asintió con simpleza, para que luego la señora saliera de la vista de todos.

Suoh se levantó también.

—No tienen que venir. —Dijo Lya. Shu sin embargo la ignoró y se dirigió a la puerta (No sin antes tomar su celular).

—Deja tu abrigo Suoh, esta algo retirado. —Le dijo Shu, el invitado se vio confundido pero obedeció sin preguntar nada.

Se sentía incómodo por el ambiente extraño que se había formado a raíz de eso. 

Salieron de la habitación y bajaron las escaleras en silencio, con Shu liderando la caminata. Al final de las escaleras se encontraron con un hombre recargado en la pared viendo a un punto muerto con una expresión nula...A Suoh le intimidó en primera instancia. 

—Ahora venimos papá. —Dijo Lya; el invitado asintió con obviedad ¿De dónde había sacado Lya esa expresión si no era de su madre? Obviamente del padre. 

—¿A dónde van? —Preguntó en tono pacífico, casi como el de Lya solo que en masculino y mucho mayor. 

—A comprar vasos. —Respondió Shu, con notable molestia. 

—¿Vasos? ¿Ahora?

—Si, no tardamos. —Lya ya estaba casi abriendo la puerta cuando dijo eso.

Lo último que escuchó Suoh antes de salir por completo de la casa era como el padre de Lya se quejaba al respecto diciendo algo como "Pudieron haberlo dicho antes de que llegaramos" y a alguna de las mujeres presentes diciendo "En algo tenía que ayudar tu hija". 

¿Qué rayos pasaba con esa familia?

Algo preocupado por los Kurenai, se apresuró a llegar al lado del mayor...El cual estaba completamente serio y caminaba, aparentemente tranquilo, detrás de Lya. La cual no se veía afectada en lo más mínimo. 

Estuvieron un par de minutos caminando hasta que Shu recibió una llamada. 

—¿Si? —Respondió. —Si, estamos cerca de la floreria. —Tomó una pausa. —Okey...¿En dónde dices? —Asintió. —Okey. —Dijo y colgó. —Lya, ya no necesitan los vasos; la fiesta terminó. 

—Pero si acaba de empezar. 

—Uhm...Si, pero ya terminó. —Empezó a escribir un mensaje a sus padres en lo que continuaba la explicación. —Dice mamá que iremos a un lugar el siguiente fin de semana solo... —No pudo terminar su frase, pues un golpe seco interrumpió su idea. 

El método Aiger (Aiger Akabane)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora