Cap. 10

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Era jueves, a las siete y media de la noche, hacía un frío de perros y Jimin tenía una suerte de mierda. Al salir de su colegio había quedado de ir a cenar con su abuela, entonces tenía que subir desde la plaza. Sin embargo, se había encontrado con cuatro personas que habían ido a su colegio esa vez para actuar, su súper plan era hacerse al loco y fingir que no los ubicaba.

Para dolor de su orgullo estos cuatro boludos fueron quienes ni lo voltearon a ver, y se sintió herido; pero todo cambió cuando sintió un brazo rodearle el cuello e intentar cometer un homicidio. Eso sí le dolió hasta la puta madre.

– ¡Tú!

– ¡Yoongi, casi me da un algo!

– Deja el patatús. Vení, estoy con mis amig- amigos para ir a la fiesta de los-...

– ¡Estás ebrio!

Mientras Jimin intentaba soltarse de la llave profesional que el Yoongi estaba ejerciendo sobre él como un profesional, escuchó y olió un pedito, pero además escuchó como esos cuatro boludos volvían.

– ¡Yunki, carajo, de sullu vas a terminar!

– Noo, el Hoseok me cuida, ¡miren!

Las cinco personas giraron sus cabezas hacia donde Yoongi había apuntado con su mandíbula. El choro Hobi estaba tirado en la acera del frente, con una caja de alcohol caimán y 7 sobres de yupi sabor frutilla vacios a su lado.

Hoseok estaba "consciente" ya que murmuraba respuestas, incoherentes, a la monja que lo puteaba por estar borracho frente a la casa de Dios. Pero no era su culpa que una iglesia se hubiese metido en su camino de alcohólico anónimo.

– Ñiorda que están duros, ¿y si vienen con nosotros? Vamos a ir a tomar café, de paso se les baja el trago.

– Y-ya... Yo jalo ¡Hoseok, vení carajo! Luego vuelves a hacer amigos celestiales.

Hoseok había empezado a coquetear con la monja y el cura, quien había salido para ayudar a la mojigata, por alguna razón, el cura iba cayendo.

– Tiene unos ojos muy lindos, padre.

– Gra-gracias... ¿Us-usted suele estar aquí, hijo mío? Podría venir por mi iglesia de vez en cuando, yo mismo lo ayudaría a-...

– ¡Hoseok, que vengas!

– Claro, claro ¡Voy!, padre amaré poder venir a verlo uno de estos días. Nos vemos, chaito.

Y así Hoseok consiguió contactos con diosito.

– Ya estamos, nos vamos, vengan changos. Tú igual Jimin.

– Ah... ¿Ahora sí me ubican?

– Yo quiero un croissant y un capuchino

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– Yo quiero un croissant y un capuchino.

La camarera se fue una vez que tomó sus pedidos.

Se habían encontrado con las otras dos que eran amigas de Yoongi, la del mandil olvidado y la trans que huía de su "novia".

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