Cap. 7

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Desde que recuperaron el celular y volvieron a su ciudad no habían vuelto a reunirse. Yoongi de verdad se había emputado, Jimin en cambio era un opa, entonces no ubicaba dónde la había cagado. Hasta que decidió hablarlo con su primis el Wooyoung.

– Tipo, yo no hice nada malo, o sea, fuí honesto.

– Jimin, no jodas. Fuiste un pelotudo.

– ¡Oye! No digas malas palabras.

– Ni diguis milis pili- ¡Cállate mierda! Mira, maricón, no es porque hayas reclamado tu celular, fue lo que dijiste lo que fue una porquería.

– Repito, fuí honesto.

– Corrijo, hijueputa. Tienes que aprender a cerrar el pico. Fuiste un k'encha.

– ¿Un qué?

– Un puto. No era necesario ser tan malo, deberías haber dejado hablar al Yoon. El también debe haberse emputado.

Jimin mandó a cagar a su primo, era cosa de dejar pasar su jeta al Yoongi. Pero casualmente pasaron los días y nada, ni un chicharrón. Entonces sospechó algo raro, tal vez sí había dicho algo de más, y su pepito grillo lo estaba atormentando muchito, así que hizo un plan.

Buscar al hijo de su re putísima madre, el Hobi.

Buscar al hijo de su re putísima madre, el Hobi

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No tenía ni puta idea de dónde encontrarlo.

Así que fue hacia la tienda de recargas donde lo timó la última vez, entró y seguía el mismo niño, ahora con el cabello más largo en un ridículo chongo que parecía una cebolla seca.

Entró como perro por su casa y se paró frente al susodicho.

– Hola.

– Hola, ¿de cuanto quieres tu recarga? Hey, eres el chico marihuano, veo que ahora esta sobrio. ¡Felicidades! Debe haber sido duro dejar tus adicciones atrás.

– ¡Yo nunca...! Déjalo, a lo que vine, ¿conoces a un tal Hoseok

– Sí... ¿Para qué le buscas?

– Necesito hablar con él.

En ese momento un señor treintón entró chillando al local.

– ¡Kai! No vas a creer lo que pas-... ¡VOS!

– Ay... Esto está mucho mejor que encontrar a ese.

– ¿De qué hablas? No tienes suficiente con joder en mi casa, ahora vienes a joder a mi cuñado. ¡Kai, pásame la escoba!

– Jin, no, este chico tiene adicciones, no podemos tratarlo así.

Jimin estaba fuera de foco escuchando la charla de esos dos, nadie lo entendía y él no entendía nada, así que hizo lo más lógico posible, decir:

– Disculpen...

– ¡Te pones de su lado!

– Claro, es un pobre adicto.

JailitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora